Don Carlos y su hijo Mario perdieron más de ¢50 millones de los casi ¢110 millones en ahorros que depositaron en Coopeservidores, entidad que fue declarada inviable y que ahora está a las puertas de su liquidación en un proceso concursal.
Ellos tenían más de 20 años de ser clientes de la cooperativa, pero nunca se imaginaron que atravesarían una pesadilla que les haría perder la mitad de su dinero. Ambos usaban los rendimientos de sus inversiones para cubrir sus gastos, pero el flujo se interrumpió durante meses tras la intervención de la cooperativa, el 13 de mayo del año pasado.
Ahora, antes de que la cooperativa se declare en quiebra, tras poco más de un año entre el proceso de intervención y resolución, estos ahorrantes reflexionan sobre la debacle de Coopeservidores, que describen como un “caos completo”.
“Teníamos seguridad de que mes a mes recibíamos dinero, pero de un día para otro ya no recibimos nada. Fue un caos completo. Tuve que salir a generar la plata como fuera. Fue una afectación anímica terrible e incertidumbre total”, afirmó Mario.
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En los primeros meses del proceso, Mario tuvo que ingeniárselas para generar ingresos para él y su padre, ya fuera mediante la venta de bienes del hogar o realizando trabajos ocasionales.
“Yo decía: ‘¿Qué hago? ¿Quién me va a dar un trabajo? ¿Cómo vamos a sostener la casa?’ Tuvimos que vender muebles, cosas que no usábamos, cuadros… aquí no quedó nada. Lo poco que había, hubo que venderlo. Hicimos lo que fuera posible para sostener la casa”, narró uno de los afectados.
Luego de recuperar una parte de sus inversiones en la entidad, la situación económica de ambos se estabilizó, aunque lamentan la pérdida de una buena parte de su patrimonio. “No éramos millonarios ni nos sobraba el dinero. No se solventó la crisis, pero estamos estables. (En los primeros meses) no teníamos ni para comer”, afirmó Mario.
Sus pérdidas superan los ¢50 millones, pues tenían invertidos cerca de ¢110 millones en la cooperativa. Esto se debe a que el acuerdo de resolución solo les garantizó recuperar ¢6 millones a cada uno y, por encima de ese monto, un porcentaje apenas superior al 50% de sus recursos.
“Quisiéramos tener esperanza de recuperar todo lo que se pueda, pero no sabemos qué esperar. Y del proceso concursal menos, eso son años de años y al final todo eso se va a terminar perdiendo“, dijo Mario.
Un total de 5.111 ahorrantes —entre los que se incluye a personas físicas y asociaciones solidaristas— resultaron los principales perjudicados por la debacle de la entidad, ya que solo recuperaron la mitad de sus inversiones o ahorros.
La cifra de cantidad de personas afectadas es mucho mayor porque se calcula que de las 200 solidaristas que invirtieron en Coopeservidores, hay alrededor de 140.000 personas afiliadas.
Una tragedia
Luis Marín, líder de un grupo de inversionistas de la cooperativa, calificó esta situación como “trágica” y agregó que algunas personas han enfrentado problemas de salud a raíz de la pérdida de sus ahorros.
“Es terrible, es un drama humano tremendo (...) Son demasiadas personas las que han perdido dinero con esto”, comentó Marín. El inversionista indicó, según cálculos del grupo al que representa, que esperan una devolución adicional del 23% de su dinero antes de que la cooperativa solicite la quiebra.
Sin embargo, Marín reconoció que no tienen certeza de que eso suceda y enfatizó que lucharán hasta el final para recuperar sus inversiones en Coopeservidores. Hasta hoy, las pérdidas de los ahorrantes no garantizados rondan el 50% del monto depositado.
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De cara al proceso concursal en el que se declarará la quiebra de Coopeservidores, que se solicitará el 21 de junio, la Confederación Nacional de Asociaciones Solidaristas (Conasol) aseguró que será difícil recuperar un porcentaje significativo en esta nueva etapa.
“Tratar de vender y recuperar lo antes posible lo que se pueda de este porcentaje, somos conscientes que la posibilidad de lograr un porcentaje importante no es real, pero entre más dure el proceso más gastos y más deterioro de los activos”, afirmó la organización.
Al 31 de marzo pasado, las obligaciones con el público de la cooperativa, es decir, lo que adeuda a sus clientes, ascendían a ¢237.418 millones. De momento, no se ha informado de una distribución adicional de fondos.
