El martes 21 de junio del 2022, el precio del dólar alcanzó un máximo histórico de ¢696,76 en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), mientras que en las ventanillas de los bancos la moneda estadounidense superaba los ¢700.
A partir de ese momento, la divisa inició una tendencia a la baja que la llevó incluso a situarse ligeramente por debajo de los ¢500 en algunas sesiones de marzo del 2025. Específicamente, los días 13, 17, 19 y 25 de ese mes, el valor se ubicó entre ¢499,72 y ¢499,9.
Entre el 21 de junio del 2022 y el 6 de junio del 2025, el promedio ponderado del tipo de cambio en el Monex cayó un 27%; es decir, ¢188,37 menos. La intervención del Banco Central de Costa Rica (BCCR), mediante compras de dólares en el mercado, ha evitado una apreciación mayor del colón.
En las ventanillas de 27 intermediarios cambiarios ―bancos, cooperativas de ahorro y crédito, financieras y mutuales―, el precio de venta del dólar pasó de ubicarse entre ¢698 y ¢701 el 21 de junio del 2022, a un rango de entre ¢509,50 y ¢519 a las 6:20 p. m. del pasado 6 de junio.
Es decir, comprar un dólar en una entidad financiera hoy es entre ¢182 y ¢188,5 más barato que hace casi tres años.
¿Cómo llegamos aquí? ¿Quiénes ganan o pierden con la apreciación? ¿Cuáles son los efectos macroeconómicos de la baja en el tipo de cambio? A continuación, lo repasamos.
¿Cómo llegamos aquí?
José Luis Arce, director de la firma de asesoría FCS Capital, consideró que hay dos factores que explican el comportamiento del tipo de cambio durante este periodo de apreciación del colón.
El primero es una “tendencia estructural de apreciación real” de la moneda local que, según Arce, se inició hace casi 10 años y está asociada con mejoras en los balances externos y menores vulnerabilidades financieras y macroeconómicas.
“Es decir, superávit en la balanza de bienes y servicios, ingresos sostenidos de inversión extranjera directa, bajos déficits de cuenta corriente y el crecimiento de las exportaciones y del valor agregado local en bienes y servicios. Además, en ese mismo lapso, la inflación local fue mucho menor que la internacional”, agregó Arce.
Según su criterio, todos estos factores “de alguna manera anticipan un proceso más secular (más prolongado) de apreciación real del colón”.
El segundo factor tiene que ver con choques externos e internos negativos que se dieron entre el 2018 y el 2022: la crisis fiscal en el 2018, la pandemia de la covid-19 y el alza en los precios de materias primas.
“Estos factores llevaron a un aumento en el tipo de cambio, como pasa en toda economía con cierta flexibilidad cambiaria. Pero, desde 2022, estos shocks se moderaron o revirtieron, lo que, unido a lo estructural, condujo a la caída del tipo de cambio en términos nominales y reales”, explicó el experto.
Por su parte, Marco Otoya, director del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe), de la Universidad Nacional (UNA), señaló que tras la pandemia se generó un superávit de dólares en el mercado cambiario. Esto se debió a un repunte de las exportaciones, la recuperación del turismo y un aumento moderado en la inversión extranjera directa.
Además, la política monetaria restrictiva aplicada por el BCCR entre el 2021 y el 2023, para controlar la inflación, también incidió.
“Esto incentivó el ahorro en colones, lo que aumentó la demanda por moneda local, contribuyendo a la apreciación”, explicó Otoya.
“Uno podría decir que, de alguna manera, la política monetaria seguida por el Banco Central estimuló esa atracción de capitales de nacionales o extranjeros, quienes tenían recursos en dólares fuera del país, los trajeron y los cambiaron por colones en busca de unos rendimientos mayores”, explicó.
Otoya añadió que, en su momento, esos recursos fueron denominados como especulativos, y condujeron a una fuerte apreciación del colón respecto al dólar.
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Ganadores y perdedores de la apreciación
La fuerte devaluación del tipo de cambio creó, inevitablemente, dos bandos: el de ganadores y el de perdedores.
En el grupo de ganadores empresariales destacan los importadores, pues compran productos en dólares y los venden en Costa Rica en moneda nacional. De esta forma, destinan menos colones para adquirir la mercadería en el exterior.
También se benefician las empresas que tienen deudas en dólares pero perciben sus ingresos en moneda costarricense, ya que necesitan menos colones para atender sus obligaciones crediticias en la divisa extranjera.
El movimiento también favoreció a las familias con la compra de bienes, como vehículos, y en las salidas fuera del país por turismo. En ambos segmentos se dieron récords en los últimos tres años.
En el caso de los automóviles, se importaron 105.877 el año pasado, tanto nuevos como usados, superando en un 32% los 79.931 del 2023, según el Ministerio de Hacienda.
En el caso de los viajes al exterior, 1,38 millones de costarricenses salieron el año pasado del país y realizaron gastos por $1.900 millones. En el 2023 fueron 1,25 millones de ticos que salieron en viajes turísticos fuera del país, con gastos de $1.676 millones.
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Por su parte, del lado de los perdedores empresariales, se puede citar el sector exportador, debido a que recibe dólares, pero una parte importante de sus gastos está en moneda nacional. Ante esto, se ven obligados a destinar más divisas para cumplir con sus compromisos.
El sector del turismo también ha sido uno de los más afectados por la apreciación de la moneda nacional. El director del Cinpe UNA recordó que la industria pasó a recibir menos colones por cada dólar que percibe tras brindar sus servicios.
“Esto resta competitividad. Además, hay que recordar que los costos para estos sectores (exportador y turismo) se han incrementado y reciben menos dinero a través de sus servicios”, agregó.

Efectos en inflación, ahorro y crédito
El tipo de cambio bajo también ha tenido efectos relevantes en la inflación, el ahorro y el crédito.
El Informe Estado de la Nación 2024 menciona que las variaciones en el precio de la divisa inciden en la inflación. A criterio de Daniel Ortiz, director de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), el precio del dólar ha sido uno de los instrumentos utilizados para mantener la inflación baja.
La inflación general e interanual llegó a un máximo de 12,13% en agosto del 2022, y después de ese momento se desaceleró. Desde mayo del 2023, el indicador se ubica por debajo del 2%, el límite inferior del rango de tolerancia establecido por el Banco Central.
En mayo anterior, el índice de precios al consumidor de los últimos 12 meses fue de -0,12%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
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El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su reciente informe sobre el Artículo IV para Costa Rica, mencionó que la baja en el indicador se debió, entre otras razones, a un “tipo de cambio más fuerte”; es decir, a una apreciación del colón.
Por otro lado, el tipo de cambio bajo puede fomentar el ahorro en moneda extranjera, ya que muchas personas aprovechan el precio para adquirir dólares y cumplir metas futuras. A la vez, puede incentivar la toma de créditos en dólares.
Marco Otoya comentó que, en los últimos dos años, se vio un interés de los hogares por endeudarse en dólares a pesar de no ser generadores, “porque la tasa de interés es muchísimo más atractiva en dólares, con respecto a los colones”.
Sin embargo, esto genera el riesgo de que si estos hogares no toman en cuenta su capacidad de pago a futuro o no hacen un análisis de sensibilidad, cuando el tipo de cambio eventualmente aumente, podría ocasionar dificultades para hacer frente al pago de sus obligaciones.
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