La reversión de la caída de la producción agropecuaria costarricense durante los meses de agosto y setiembre pasados se debe, especialmente, a los denominados productos agrícolas o destinados a consumo interno, entre ellos, y con especial énfasis, las raíces y tubérculos y las hortalizas.
La producción del sector, medida por el índice mensual de actividad agropecuaria (Imagro), que calcula el Banco Central de Costa Rica, subió 0,16% interanual (comparada con el mismo mes del año anterior) en agosto, y repitió con 0,82%, en setiembre pasado, (último dato disponible).
Aunque no llega ni a 1%, este comportamiento se estima relevante por parte del sector, porque revierte 10 meses consecutivo de baja en el Imagro. La caída en el índice general se inició desde octubre del 2018 y se mantuvo hasta julio de este año, de acuerdo con este indicador del Banco Central.
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Juan Rafael Lizano, presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), resltó este comportamiento pero advirtió que solo “son signos de recuperación, que se llegó desde negativo a apenas el 0,8% en setiembre”.
El dirigente y exministro de Agricultura y Ganadería (MAG) agregó que sectores como raíces y tubérculos (yuca, papa, tiquizque) y el grupo de hortalizas (cebolla, lechugas, repollo, entre otros) son los responsables de estos signos de recuperación. La producción de estos grupos de productos, con mayor volumen destinado al mercado local, se favoreció con mejores condiciones de clima, explicó Lizano.
Reconoció que hay algunos pequeños signos de reactivación en actividades para exportar, como banano y piña, y que ese aumento podría sentirse más a partir de enero con la ventana de mayores ventas (invierno en los mercados meta) que se avecina. Otras actividades, entre ellas las exportaciones de melón, mango y sandía, también tendrían una recuperación que se sentiría a partir de este enero, consideró Lizano.
Necesidades
Según Laura Bonilla, presidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), la recuperación real de los grupos agrícolas exportadores pasa por la necesidad de aplicar medidas urgentes a lo interno del país.
Cadexco, detalló Bonilla, ha dicho varias veces de la necesidad de aplicar medidas estructurales en el país, como la urgencia de aprobar registros de nuevas moléculas de agroquímicos para atender las plagas de las plantaciones. También, la creación de un centro de valor agregado que brinde mayores oportunidades de innovación a los productos tradicionales.
A esto se une, según esa cámara, el desarrollo y puesta en marcha de tecnologías de riego y fuentes de agua superficiales, la reproducción y liberación de semillas con mayor potencial productivo, disminuir las trabas en materia de créditos nuevos para los agricultores, generando nuevas formas de garantías para el crédito, y brindar mayor agilidad y menos restricciones en el Sistema de Banca para el Desarrollo.
Esa combinación de factores permitiría no solo una reversión de la caída que presentaba la producción agropecuaria para exportación, sino que sostendría en el tiempo un incremento, consideró Bonilla.
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A partir de setiembre del 2018, la producción agropecuaria para exportación comenzó una etapa de caída que fue la más fuerte del sector, comparada con los denominados productos agrícolas (bienes destinados en particular al consumo interno), y los productos pecuarios que, a diferencia de los otros subsectores, se mantuvieron siempre con crecimiento positivo.
El grupo de productos agrícolas exportables llegó a presentar caídas interanuales del 4%, golpeado por situaciones internas, como el clima, y externas, como la baja en la demanda.
El presidente de la Cámara Nacional de Productores de Papa, Fabián Segura, explicó que los productores de ese tubérculo, así como de cebolla, tomate, repollo, brócoli y coliflor, entre otras hortalizas, sintieron una ligera recuperación a partir de junio pasado. También se mejoraron los precios, agregó, aunque ahora volvieron a caer y solo se sostiene bien el de la cebolla.
El productor y dirigente consideró que al no declararse ninguno de los fenómenos (El Niño o La Niña) que alteran el clima y las lluvias en las zonas productoras, los agricultores de hortalizas sienten confianza para volver a sus prácticas tradicionales. Por eso, es de esperar que la producción se mantenga en términos medios, es decir, ni en puntos altos ni en bajos.