Toma aérea de la cámara de secado que se encuentra en Katira de Guatuso. En la imagen se observan los colectores solares para aire (negros), los colectores solares para agua (celestes) y los tubos negros por los cuales circula el aire para calentarse y pasar al secador. Foto: Cortesía de Javier Obando
Las cámaras de secado que obtienen energía del sistema solar o en algunos casos de sistemas auxiliares como agua caliente o gas LP, evitan que los agricultores de la zona norte, principalmente de cacao, pierdan sus productos a causa de las adversas condiciones climáticas o de la humedad.
Con el secador tradicional, el productor no tiene control de la temperatura o de la humedad, variables importantes para obtener un producto final con un sabor y una calidad aceptable para la exportación o la venta del chocolate gourmet.
Así lo mencionó Marcela Fernández, coordinadora del Programa de Regionalización Interuniversitaria del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), Campus Local San Carlos, quien agregó que en el 2018 se instaló la primera de estas cámaras.
Con esta nueva tecnología, el porcentaje de pérdida de producto es nulo, pues el aparato está sellado −evitando que la producción se moje− y las variables de temperatura y humedad sí pueden ser controladas, ya sea manualmente o en algunos casos de forma automática.
Además, aceleran el proceso de secado debido a que un productor con un secador tradicional puede durar hasta 22 días en secar el cacao, con el uso de la cámara tardará seis días como máximo; explicó Fernández.
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Un ejemplo de ello es la microempresa Chocolates Sibaeli, una compañía familiar que nació en 2007, tiene plantación de cacao y como valor agregado hacen chocolates; el negocio se ubica en Katira de Guatuso, en Alajuela.
Desde hace casi tres años utilizan la cámara de secado, debido a que les fue donado por la Fundación para el Fomento y Promoción de la Investigación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria de Costa Rica (Fittacori) y el TEC puso la parte de tecnología para el diseño, mencionó la microempresaria María Elizondo.
“Eso fue como una donación 80-20, nosotros como dueños de Sibaeli pusimos el 20% de inversión. Eso se hizo a través de la Asociación de Productores Agroambientalistas de Cacao de Guatuso (Asopac) para instalarlo ahí en la casa, que éramos los productores que estábamos procesando y comercializando”, agregó.
Con el uso de la cámara, las condiciones adversas del clima dejan de ser una preocupación para los agricultores, pues ya no corren el riesgo de que se les vaya a perder los productos y tienen control de la humedad en el grano.
“Para nosotros ha sido un éxito este gran beneficio, porque nosotros antes de tener este secador teníamos grandes pérdidas de cacao por humedad, en ocasiones teníamos pérdidas de hasta 500 kilos de cacao que nosotros cosechábamos y queríamos secar pero no se podía porque no paraba de llover, se nos humedecía el cacao y había que botarlo”, dijo Elizondo.
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Por lo que en resumen, según Fernández, los beneficios para los productores que usan la cámara de secado son: menos horas de trabajo, reducción en un 100% de las pérdidas, mejora la calidad del producto final, hay más inocuidad y mayores ganancias económicas.
La instalación de estas cámaras en la zona norte forma parte del proyecto llamado Diseño, Construcción y Evaluaciones de Sistemas Solares para Procesos Productivos, liderado por el TEC, indica el sitio web de la universidad.
Esta iniciativa de extensión forma parte del programa de Regionalización de la Vicerrectoría de Investigación y Extensión, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Programa Universitario de Regionalización (PUR) y la Fittacori.
También, en el proceso se ha vinculado con varias asociaciones de productores como la Asopac y otras como la Asociación de Productores de Pimienta de Sarapiquí (Apropisa) y la Asociación de Mujeres Emprendedoras de Sarapiquí (AMES), expresó una noticia del TEC.
¿Cómo funcionan las cámaras de secado?
De acuerdo con Javier Obando, profesor e investigador de la escuela de Ingeniería en Agronomía del TEC, hay dos tipos de sistemas de secado: el térmico solar híbrido forzado y el térmico solar pasivo.
El primero posee colectores solares en los que se tiene un conjunto de tubos por los cuales circula el aire para calentarse y pasar al secador. Una vez dentro, el aire caliente circula por los productos que están en las bandejas y les extrae la humedad.
Se le llama “híbrido forzado” porque una turbina se encarga de incorporar el aire, sacarlo y volverlo a introducir al sistema para que sea calentado otra vez. Además, se le denomina “híbrido” porque en ocasiones la energía solar no permite que la cámara alcance la temperatura necesaria para secar el producto, requiriendo de un sistema auxiliar.
En la imagen se aprecia la cámara de secado (blanca) que se encuentra en Katira de Guatuso, además se observan los colectores solares para aire (negros), los colectores solares para agua (en el techo), los tubos negros por los cuales circula el aire para calentarse y pasar al secador, y el tanque (blanco y al lado derecho) para almacenar el agua caliente e incorporarla a la cámara. Foto: Cortesía de Javier Obando
Entonces, si el aire tiene la temperatura suficiente para secar, se utiliza solamente el aire con el sol, sino entra en juego el sistema termosifónico. Las cámaras también cuentan con colectores solares para calentar agua, esa agua se almacena en un tanque, pasa por unos radiadores, irradian el calor a la sala de secado, alcanza la temperatura y ahí se da el proceso.
¿Qué pasa en la noche? Para no paralizar el proceso de secado, se utiliza el agua. Si la temperatura del agua no alcanza la requerida, entonces entra a funcionar el gas LP para mantener el agua caliente, explicó el investigador del TEC.
Por su parte, el secador pasivo se caracteriza por no utiliza turbinas y el aire caliente entra por su propia fuerza, pasa por un colector y sube hacia la cámara. También contiene termómetros que indican la temperatura del aire que ingresa a la cámara, dentro de la cámara y la temperatura con la que sale. Asimismo, tiene bandejas donde se colocan los productos en el interior.
En la foto se observa el secador pasivo en las fincas experimentales de la escuela de Ingeniería en Agronomía de la sede del TEC en San Carlos. Foto: Cortesía de Javier Obando
Generalidades de las cámaras de secado
Las cámaras de secado se diseñan de acuerdo a las necesidades del beneficiario, por lo que las dimensiones, la capacidad y el precio del aparato varía según el caso.
Aunque Obando mencionó que un sistema de secado térmico solar híbrido forzado como el que está en el TEC de San Carlos tiene una capacidad para secar hasta 700 kilos de producto y puede costar alrededor de ¢25 millones.
Otros sistemas que están funcionando se localizan en Katira de Guatuso y en El Tanque de la Fortuna de San Carlos; también se diseñó una cámara de secado para unas artesanas que manejan fibras de plátano, pero esta fue dada en condición de préstamo.
Además, cuando se crea un sistema, el siguiente en diseñarse tendrá una mejora. Por ejemplo: el sistema de secado que se instaló en Katira es manual, posteriormente se colocó el del TEC, el cual es más avanzado porque todo lo hace automáticamente, indicó Obando.
Adicionalmente, para mantener la eficiencia del sistema se debe mantener los colectores solares limpios -sin polvo o impurezas- y el cuidado implica “agarrar una escoba, jabón y agua para lavarlos”.
Por su parte, pese a que el proyecto se hizo para cacao, se puede utilizar con cualquier otro producto, pues ya se ha secado maíz, frijoles, café y cúrcuma.