Aulas que pueden armarse y desarmarse, con mobiliarios adaptables a distintos usos, amigables con el ambiente y que toman en cuenta las características y valores culturales de la población indígena Ngöbe-Buglé. Estas son las características de los nuevos espacios educativos que utilizarán algunas personas de la comunidad indígena transfronteriza con Panamá.
Los módulos fueron diseñados como parte de la tesis de licenciatura de Ana Lizano y José Barrantes, estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica (UCR). La iniciativa surge debido a un convenio entre esta casa de estudios y el Ministerio de Educación Pública (MEP).
El proyecto de tesis comprende el diseño de los módulos educativos, adecuados al proceso de aprendizaje. Sin embargo, también incluye cómo debe de ser el proceso de almacenamiento para que los materiales se conserven bien, cómo se pueden transportar de un lugar a otro mediante un contenedor o un camión, cómo tiene que ser el desembalaje y el armado en el sitio.
"Es un espacio dividido en dos tipologías, una para preescolar y otra para primaria. El MEP planteó el proyecto de esta manera por didácticas lectivas, necesidades específicas de las diferentes edades de 0-6 años y de 7-12. Se quiere implementar una estimulación temprana para los menores y para los más grandes otros temas diferentes”, explicó Lizano en un comunicado de la UCR.
Hubo muchas cosas que los estudiantes de arquitectura tomaron en cuenta para diseñar estas aulas móviles. Por ejemplo, en los distritos que visitaron (Sabalito, San Vito y Pittier) la altitud a nivel del mar varía entre los 862 y los 1.500 metros.
Por este motivo, los módulos fueron diseñados a partir de pautas de arquitectura bioclimática, es decir, son estructuras capaces de adecuarse a los distintos factores que las rodean, tales como los cambios de temperatura.
Además, se buscó que fueran lo más amigables con el ambiente y que tuvieran una capacidad para unas 30 personas.
“Una de las cosas que se persiguió y logró con el diseño es que tuviera una huella ambiental mínima. Después de que se arma y tras varios meses, cuando se desarma, el impacto que deja en el terreno es prácticamente nulo. Los módulos están hechos para que se posen sobre el sitio sin interrumpir las correntías o que haya que hacer movimiento de suelo. Los estudiantes que las diseñaron aspiraron a altos estándares de calidad y seguridad”, explicó Manuel Morales, arquitecto y profesor de la UCR.
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Educación con alegría
Las aulas móviles estarán ubicadas en las llamadas Casas de la Alegría, un proyecto desarrollado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Área de Salud de Coto Brus, las empresas cafetaleras, cooperativas, municipalidades, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), entre otras instituciones.
Estas Casas de la Alegría surgieron en el 2015 porque anualmente, cientos de indígenas de la etnia gnöbe cruzan la frontera desde Panamá y se unen a otros indígenas de Coto Brus para trabajar durante unos meses en las cosechas de café en territorio costarricense.
Al no tener dónde o con quién dejar a sus hijos, los llevaban consigo a los cafetales. Allí, menores con incluso días de nacidos se exponían al viento, al sol, al frío, a la lluvia, a largas horas sin comer y a posibles accidentes. Sus padres, angustiados, no podían concentrarse en sus labores.
Hoy funcionan 17 Casas de Alegría en 16 fincas cafetaleras de Coto Brus. En ellas se brinda –a menores entre los 0 y 12 años– cuido, alimentación, recreación y atención en salud durante el tiempo que dura la cosecha (aproximadamente cinco meses, de setiembre a enero).
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Casas de la Alegría El OrigenPosted by Casas de la Alegría on Saturday, October 29, 2016
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El MEP vio la necesidad de crear opciones de estudio para esta población. Por las características de ser una población migrante por épocas, no se les puede dar el esquema educativo que se ve en el país. Entonces se creó un modelo de educación no formal que tomara en cuenta los rasgos culturales y tradiciones de la etnia.
Sin embargo, no se contaba con un lugar adecuado para recibir lecciones. Las Casas de la Alegría se albergan en bodegas que fueron adaptadas para tal fin.
“Actualmente, las Casas de la Alegría no son aptas desde el punto de vista arquitectónico y desde nuestros criterios para una habitabilidad correcta, porque anteriormente eran utilizadas para barracas, bodegas y distintas construcciones en la finca. El dueño lo que hizo fue adaptarlas con sus recursos”, comentó Barrantes en un comunicado de la UCR.
De acuerdo con Morales, este tipo de diseños pueden ser utilizados para otro tipo de iniciativas en zonas indígenas, rurales o montañosas.
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