
Fátima Carvajal se sienta en un banco a conversar desde que tiene 4 años; frente a ella no se encuentra otra persona y sus diálogos salen de sus dedos y no de su boca. Allí, sentada, encuentra diariamente desde hace 13 años al piano, instrumento que se ha vuelto el compañero de horas y horas de disfrute, sufrimiento y expresión a través de la música.
La formación artística de la joven, de 17 años, ha estado ligada siempre a la Escuela Superior de Música de Costa Rica. Ha sido parte de esta institución desde que se fundó y ahora, de la mano de esta, cumplirá un sueño al participar en el Summer Camp World 2024, organizado por la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid, España.
Carvajal participará en la categoría de jóvenes solistas, del 30 de junio al 7 de julio. Tuvo una preparación intensa para su audición, en la que concursó enviando un video de tres minutos interpretando un segmento de una suite de Bach.
Este proceso fue exitoso y quedó en el puesto 17 entre más de 4 mil jóvenes que audicionaron a nivel internacional. “Pasé esperando como un mes entero, como una loca, viendo el correo a cada rato y por fin me dijeron que había sido aceptada”, relató.
Actualmente, ya tiene un técnico profesional en Piano y si todo sale como espera, en octubre estará finalizando su bachiller.
“Me gustaría mucho componer bandas sonoras, pero tocando me veo más como en ballets y orquestas; todo lo que se pueda. La verdad, yo sueño con ser pianista de Broadway y que me den trabajo en muchos musicales”, comentó la artista.

De acuerdo con la intérprete, su pasión estuvo muy influenciada por su tío, quien es director y cantante. Además, afirma haber quedado maravillada desde que presenció su primer musical (El Rey León, en México), o cuando estando en el kinder asistió a su primer concierto de piano.
Pero esta vocación que la sigue desde niña también representa tener una vida distinta a la de la mayoría de personas de su edad. Dependiendo de la disponibilidad, Carvajal practica diariamente entre 4 o 5 horas; lo cual debe compaginar con sus estudios de secundaria.
“No lo veo tanto como un sacrificio, que en parte lo es, pero lo veo más como una disciplina que es importante mantener y hacer cada vez más grande. Los procesos no son lineales, no todo sale bien siempre, claro que me cansaba y decía ‘ya no puedo más’. Cuando me pasa eso pienso en las inspiraciones que tengo y que después de tantos años ya no es un hobbie, sino que es parte de mí”, explicó con gran convencimiento la pianista vecina de Alajuela.
Aunque actualmente se dedica por completo a la música clásica, hubo un periodo en su formación en el que se decantó por el piano popular; otra rama que le encanta. No se cierra a ningún género y escucha reggaeton al igual que sus compañeros de colegio; pero se decidió por este género pues es el que más le ayuda a expresarse.
“Fue un camino muy difícil, porque en la vida común de las personas no se pone una suite de Beethoven, no se pone una sonata en la radio. Entonces mi oído no estaba acostumbrado porque en mi casa suena salsa o rock, mis compañeros reggaeton, pero es algo que tengo que escuchar porque es a lo que me dedico”, concluyó.