
Sally Kirkland, actriz estadounidense nominada al Óscar y ganadora de un Globo de Oro por su papel en Anna (1987), falleció este martes a los 84 años en Palm Springs, California, según confirmaron medios locales y su representante, Michael Greene.
La intérprete estuvo hospitalizada la semana pasada tras sufrir una caída en su hogar, lo que agravó su delicado estado de salud. Padecía demencia y una infección ósea severa que se extendió a su torrente sanguíneo, según la prensa estadounidense.
Kirkland debutó en la década de 1960 y desarrolló una extensa carrera en cine, televisión y teatro. Participó en películas como The Sting (1973, como Crystal), A Star is Born (1976, como reportera), Private Benjamin (1980, como la Dra. Jill Boyle), Revenge (1990, como Helen) y JFK (1991, como Rose Cheramie). Su interpretación en Anna (como Anna) le valió un Globo de Oro a Mejor Actriz de Drama y una nominación al Premio de la Academia.
En televisión destacó con apariciones en series populares como Kojak (papeles invitados), Charlie’s Angels (Los ángeles de Charlie, actriz invitada en dos episodios), Lou Grant (personaje invitado), Falcon Crest (como Leilana Boudreaux), Roseanne (madre de la novia de Arnie) y Felicity (como la señora Sherman). Su versatilidad y compromiso artístico la consolidaron como una figura influyente del entretenimiento.

Nació en Nueva York el 31 de octubre de 1941. Hija de Sally Kirkland Sr., editora de modas en Vogue, y de Frederic McMichael Kirkland, creció rodeada de un ambiente cultural inspirado por el arte y la creatividad.
En los años sesenta se unió al circuito alternativo del teatro off-Broadway, colaborando con Andy Warhol e incursionando en las vanguardias escénicas.
Durante esa época enfrentó problemas personales y adicciones, pero encontró equilibrio en el yoga y la espiritualidad, convirtiéndose en maestra certificada y defensora del bienestar. Fue una voz activa en favor de los derechos de las mujeres, la inclusión artística y la asistencia a pacientes con cáncer.
Kirkland nunca se casó, no tuvo hijos y mantuvo su vida privada con discreción. Con una personalidad intensa y libre, dejó una huella duradera como artista comprometida y fiel a su autenticidad, tanto dentro como fuera de la pantalla.
