
Jalé Berahimi fue el mayor estandarte de una época en la que la televisión costarricense jugó con fuego como nunca.
Casi una década después del fin del programa, su nombre sigue inevitablemente ligado a Intrusos de la farándula; espacio que expuso en vivo vidas íntimas y ofrecía como pan de cada día filosas e impertinentes entrevistas a famosos, sobre los temas más incómodos que se puedan pensar.
Todo, por supuesto, ante una masiva audiencia que —aunque hoy quiera sacudirse por el pudor y ese fingido semblante de gente culta— estuvo consumida hasta el cuello en el fango picante y rojo de aquel show nocturno.
Pero hoy las cosas son distintas; Jalé asegura ser otra persona. Así como la tevé criolla aprendió del pasado, la expresentadora terminó más comedida tras esa etapa. A sus 40 años vive en paz en Inglaterra, compartiendo su vida junto a su esposo y su hija Julia, quien recién cumplió tres años.
Desde Bomboré, su salón de belleza en Escazú, Berahimi conversó con La Nación para dar los pormenores de su nueva vida y hacer un repaso por su icónico y escandaloso paso por la pantalla chica. Lo hizo mientras en su cabello empapado hacía efecto la química de un tinte y una de las trabajadoras del local le pintaba las uñas; porque si hay algo que no le han arrebatado los años, es su glamour.
Un ‘inmaduro’ y escandaloso paso por la TV
Los cambios personales tampoco han lastrado su peculiar forma de ser. Por eso, escucharla hablar de su renovada versión, genera cierto shock.
Su característico tono de voz nasal, algo raspado, hace imposible que la mente no se dirija a aquel “muerta de hambre” que, desde 2016, quedó inmortalizado en el inconsciente colectivo, como el quizá más espontáneo y saboreado insulto que se haya soltado en vivo en Costa Rica.
Sin embargo, la actualidad de sus palabras ya no encuentra resonancia en las controversias. La prueba más sólida de que Jalé dejó atrás esos tiempos es su total apertura para mirar atrás y reconocer con serenidad sus errores.
No se necesitó del hostigante micrófono perseguidor de Intrusos. Es más, ni siquiera hubo que mencionarle ninguno de los episodios bochornosos que protagonizó. Ella misma, dejando saber la introspección que ha hecho sobre su pasado, confiesa sin miramientos que su paso por la televisión estuvo marcado por la inmadurez.

Tampoco se flagela. Sabe que ella jugó con las cartas que le repartió el contexto y que, en esa línea, fue una pieza más de una escena televisiva cuyas características probablemente no vuelvan a repetirse.
“No podemos compararnos con un país, como, digamos, México, que ya tiene más costumbre a eso. El tico es un poco más sensible y, sinceramente, pensándolo bien, la Jalé de ahora, con sus 40 años, no hubiera dicho muchas de las cosas que dije anteriormente“, explicó la expresentadora.
“Creo que fue por inmadurez, el formato del programa, el papel que uno tenía y que yo lo veía como trabajo. Pero si vos me preguntás, hubiera evitado varias cositas”, añadió.
Esas “cositas” representan una larga lista que puede variar según el recuerdo de cada quién. De lo que no hay dudas es que hay dos momentos icónicos que no pueden faltar.
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En orden cronológico: el “¿A usted qué le importa?”, que le espetó con dureza el locutor Jair Cruz en 2010, y el “Muerta de hambre” que ella le propinó a Mariana Loranca, su compañera en Intrusos, en 2016.
“Me río porque que han pasado tantos años, que más bien me hace gracia que todavía la gente haga chota de cualquier cosa que yo haya dicho o haya hecho en el pasado. Y no me pasa solo a mí, le pasa a un montón de personas. Al tico le fascina chotear”, apuntó Berahimi.
“Yo digo que Costa Rica es una finca. Pero ¿qué pasa? Hay algo que llama la atención y a los tres días pasa de moda, porque sale algo nuevo”, añadió.
Esta última aseveración no aplica para todo. Hay más de un burumbún condenado a hacer eco por siempre... y eso lo sabe Jalé mejor que nadie.
‘¿A usted qué le importa?’

No hay mes en el que algún mensaje, posteo o entrevista no la haga recordar su rifirrafe con Cruz. Y no es para menos: fue uno de los intercambios más tensos de nuestra televisión y uno de los primeros videos con sello tico en ganarse el título de “viral”.
En esta famosa cápsula del programa farandulero, Berahimi abordó de total imprevisto al entonces locutor de Los 40 principales, en un receso de un evento. La pregunta fue una daga que entró sin la más mínima anticipación: “¿Cómo le fue con la vasectomía?“.
Jair apenas acató a responder que no se había realizado la operación y con visible incomodidad pedió que, por favor, no lo interrumpieran.
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Pero Intrusos, fundado tan solo un año atrás, había irrumpido en el país con la promesa de sacudir la programación habitual; Jalé tenía esa visión clara y poco miedo para transgredir los límites.
Fue así que persistió, incisiva, en su cuestionamiento sobre cuándo el locutor pasaría por el quirófano, hasta conseguir la anhelada escena. Jair Cruz picó el anzuelo y, rebasado por la situación, soltó al recordada frase: “¿A usted qué le importa?”, sumado a otros comentarios pasados de tono.

La entrevista, que actualmente provoca risas, llegó a reunir a más de 40.000 usuarios de Facebook en una página que pedía con fervor el cierre del programa, de lo cual llegó a hacer eco la plataforma iReport de la prestigiosa cadena CNN.
Años después, la vida cruzó a ambos comunicadores en Teletica, donde Jair fue “un caballero”, según afirma la exconductora y se acercó a ella para ofrecerle sus disculpas. Desde entonces, decidieron “llevar la fiesta de paz”.
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‘No conoce ni Europa, me dice esta muerta de hambre’
Curiosamente, esa limada de asperezas ocurrió unas semanas después de que Jalé protagonizara un encontronazo al aire con Mariana Loranca, que refleja a la perfección lo volátil que era el ambiente del set de Intrusos.
Loranca estaba defendiendo, con tranquilidad, que viajar sin compañía es una experiencia grata y aseveró que años atrás había visitado Europa sola. Berahimi lanzó el primer dardo, diciéndole que para ese momento “nadie le quería hablar”.

Mariana se desencajó y de revés, golpeó el orgullo de Jalé al afirmar que esta seguramente no conocía el Viejo Continente. “Nací en Europa, mi amor”, contestó con tono soberbio Berahimi, quien, en efecto, vino al mundo en España.
Todo escaló de 0 a 100 en cuestión de segundos, y en lugar de apaciguar las aguas, la presentadora terminó de incendiar la conversación exclamando: “No conoce ni Europa, me dice esta muerta de hambre”.
Recordando ese sonado episodio Jalé comentó: “Fue un momento de no controlar la ira. Pero Mari y yo, ese mismo día, terminó el programa y hablamos. Le dije: ‘Creo que me pasé diciéndote eso’, y ella: ‘Sí, yo tampoco tuve que decir lo que le dije. La gente nunca nunca lo va a olvidar. Ahora todo el mundo se ríe... es que yo no tengo filtro”.
“No estuvo bien. Vamos a lo mismo, son inmadureces. Ahora uno más bien se mide; puedo tener mucha cólera, pero me controlo”, puntualizó.
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Para ese punto, la conductora televisiva ya se había hecho una coraza y a pesar de que nuevamente se volvió el centro de conversación en suelo tico, no le dio mayor importancia.
Sin embargo, esta no era la misma realidad de su familia. Confiesa que quien más sufrió fue su padre, Mahmood Berahimi, quien es de origen iraní y llegó a Costa Rica, junto a ella, en 1994, proveniente de Dubái.
“Mami estaba más relajada, como ella es más latina. Pero mi papá, que es musulmán, le afectaba mucho. A pesar de ser todo serio, me preguntaba si estaba bien. Cuando pasaban esas cosas y comentarios de la gente, lo que a mí más me preocupaba era mi familia”, relató la empresaria.
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“Yo soy la que estoy en televisión, la que tengo mi vida expuesta, la que estoy acostumbrada a que me tiren; mi familia no. Entonces, eso sí es lo que más duele. Y ahora con mi hija, me duele aún más; pero esperemos que no pase nada así”, concluyó.
La nueva Jalé: las controversias sucumben ante el amor
Jalé no engavetó los escándalos porque sí y tampoco de la noche a la mañana. Más bien, esto fue la consecuencia de una cadena de variantes inesperadas, que inició, irónicamente, con un cambio de aires que sacudió la opinión pública.
En julio de 2016 presentó su renuncia a Repretel, entre las especulaciones de que se iba debido a su roce con Loranca; aunque siempre negó esta versión. Días después, llegó a Teletica para participar de Dancing with the Stars, lo que despertó malicias; aunque siempre sostuvo que la televisora de La Sabana la contactó solo hasta después de su renuncia.
Aquella transición fue su último gran baile con las controversias y ya como figura de Canal 7 su perfil comenzó a bajar el tono. Además, como compañía fúnebre a la Jalé que iba quedando enterrada en el pasado, tres meses después Intrusos dijo adiós para siempre a la televisión.
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Para aquel entonces, las redes sociales, que hoy son una de sus mayores fuentes de ingreso, ya le daban un rédito económico importante. Sin embargo, Berahimi estaba más que entusiasmada por consagrarse como conductora de Teletica.
“Gracias a mi trabajo tanto en Repretel como en Teletica, crecí en redes sociales. Esa es la pura verdad y siempre voy a estar agradecida. No te miento, me gusta más la Jalé de ahora. En la televisión y el modelaje una pasa por un montón de cosas; me llevé un montón de chascos que creo que eran necesarios para llegar a la madurez que tengo ahorita”, declaró.

Compró su apartamento en Costa Rica y todo pintaba a que se quedaría en los estudios de televisión tal vez tantos años como Inés Sánchez. Pero el amor llegó de pronto, tan inesperada e intempestivamente como ella apareció para interrogar a Jair Cruz. Aunque, claramente, conocer a Robert Atkinson, el galán empresario inglés con quien cumplirá seis años de matrimonio, fue mucho menos tenso que su encontronazo con Cruz.
Lo que sí existió fueron dudas y miedos durante los primeros meses de noviazgo, que se disiparon cuando Atkinson, a la antigua, se presentó ante los padres de Berahimi para pedir su mano.
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Debido a que el trabajo de su esposo requiere la presencialidad en Inglaterra, en 2018 Jalé tomó la dura decisión de despedirse de su familia y enrumbarse con destino a su nueva vida en “Europa, mi amor”.
“Me sentí muy sola muchas veces. De hecho, todavía me siento sola porque -amo a mi esposo y mi hija, ellos me complementan-, pero cuando él se va a trabajar, gracias a Dios tengo a Julia, pero me siento muy sola. Acá en Costa Rica, como es un país más pequeño, todo es más cerca, la vida es más social. Allá todo tiene que tener un plan porque son distancias de horas”, confesó con sinceridad.
Ya en el continente europeo llegó de imprevisto su embarazo; un acontecimiento que terminó por definir su presente y futuro, cuando el 24 de setiembre de 2022 se convirtió en madre.
“Tenemos la bendición de tener esta hija que nos saca las canas, pero que nos tienen muy felices. Eso ha sido de lo que más me ha ayudado a seguir llevando los inviernos”, expresó.
Desde ese momento, no solo cambió su rutina, sino que la sensibilidad dejó de ser un intruso mal recibido en su vida. Ahora, llora en cada momento emotivo y le duelen las injusticias a los niños como si fueran contra su hija.

Jalé viaja varias veces al año a Costa Rica y, religiosamente, visita a sus padres y hermanos. Su llegada ya no carga preocupaciones ni controversias, sino la alegría que la pequeña Julia contagia a sus papás, quienes ahora son unos felices “abuelos alcahuetas”.
Los conflictos son personajes de otro cuento. Ya no lucha más que con el quehacer de sus negocios y con ganar la compleja batalla porque su hija hable español tan fluido como el inglés; todo, mientras ve en el lejano horizonte una soñada jubilación en la playa.
Y claro, todavía la visitan los fantasmas de sus viejas polémicas, pero ya no la perturban, ni mucho menos la asustan. Ahora, sentada en la mansedumbre de sus días, más bien los ve con gracia y hasta ternura, cuando botan cuadros, arrastran sillas y hacen cualquier intento desesperado por zarandear su realidad.
“Cuando uno se convierte en mamá, nada es prioridad, sino solo tus hijos. Desde que Julia está conmigo soy 1.000% sensible. Estoy en un lugar y ya estoy deseando terminar para estar con ella. Paso preocupada 24/7, pero es hermoso; es hermoso saber que hay un ser humano tan chiquitito y tan puro que no puede vivir si no estás vos”, finalizó Jalé Berahimi, a quien la vida le enseñó que no hay pasado tan bullicioso ni fuerte, como para no sucumbir ante los suaves pasos y las tiernas risas de un bebé.
