
Cada diciembre, cuando los vientos alisios anuncian el fin de año y el aire huele a pólvora y a tamales, Costa Rica vuelve a escuchar su propia banda sonora navideña. No hace falta una lista oficial ni un decreto cultural: basta con abrir las plataformas de música para notar cómo los ticos, fieles a su espíritu festivo y nostálgico, sintonizan una mezcla única de canciones que unen generaciones, recuerdos y acentos.
Aunque no exista un ranking único de “los villancicos más escuchados por los costarricenses”, las playlists locales y los picos de reproducción en diciembre dibujan una constante: el país celebra entre el calor del trópico y las notas de melodías que hablan de nieve, de reencuentros, de ausencias y de esperanzas.
Es un cruce amoroso entre clásicos latinoamericanos, himnos tradicionales y esas piezas en inglés que ya se sienten tan propias como las luces que adornan las comunidades costarricenses.
He aquí los infaltables en español
Entre los villancicos que suenan en hogares, comercios y fiestas escolares, hay uno que brilla como la estrella del portal: Feliz Navidad, de José Feliciano. Ese puente de inglés y español, que canta al amor universal se repite en playlists familiares, en estaciones de radio y en altavoces de los centros comerciales.
Es el villancico latino por excelencia, una melodía que une a abuelos y nietos frente al árbol o pasito.
A su lado, Navidad sin ti, de Los Bukis, aparece como un suspiro colectivo. No es un villancico clásico, pero su tono nostálgico y su letra sobre la ausencia tocan fibras muy ticas: familias partidas por la migración, hijos que celebran lejos, abrazos que se posponen y, por supuesto, amores rotos.
En las listas de “Navidad y fin de año”, suena junto a baladas románticas y canciones de despedida, como si el corazón del país quisiera llorar un rato antes de brindar.
El Niño del tambor sigue siendo eterno. Con sus redobles humildes y su mensaje de generosidad, este villancico tradicional se coloca, año tras año, entre los más reproducidos en Spotify Costa Rica.
Las versiones de Raphael y otros clásicos acompañan los portales y las reuniones familiares, donde los niños aprenden a cantar esa historia que nos recuerda el verdadero sentido de la Navidad: dar, aunque solo tengamos un tambor.
La lista de esenciales en español también incluye Blanca Navidad, esa melodía que evoca una navidad soñada bajo copos de nieve, que en el país se transforman en bolas de lana sobre los pesebres. Aunque en Costa Rica la Navidad es verde, dorada y roja, no falta el deseo de una “navidad blanca” simbólica.
Y como si no bastara, El burrito sabanero trota, alegre y fiel, por playlists y altavoces escolares. Su ritmo juguetón y su espíritu infantil lo convierten en un clásico de toda fiesta navideña tica.
Finalmente, no puede faltar Ven a mi casa esta Navidad, de Luis Aguilé. Su llamado a compartir, a abrir las puertas pese a la distancia o a la soledad, toca corazones y se mantiene entre las más reproducidas. Es un himno a la reunión familiar, al abrazo esperado y a la calidez humana que define las fiestas en el istmo.
Ecos del norte que también laten aquí
Pero la Navidad en Costa Rica también baila con ritmos llegados de lejos. En el corazón de diciembre, cuando las luces titilan en los árboles de los parques, Spotify revela que los ticos reciben con entusiasmo a los gigantes del cancionero anglosajón.
La reina indiscutible del streaming, All I Want for Christmas Is You, de Mariah Carey, vuelve a coronarse cada año como el fondo musical de miles de hogares.
A su lado suenan Last Christmas, de Wham!, Rockin’ Around the Christmas Tree, de Brenda Lee, y Jingle Bell Rock, en la voz inconfundible de Bobby Helms. Son canciones que llegan, en muchos casos, “de rebote” desde playlists globales, pero que han echado raíces sonoras en el país.
En las casas y los comercios, los ticos alternan sin esfuerzo entre el inglés y el español, entre las notas de un villancico nortamericano o europeo y las guitarras suaves de una balada latinoamericana.
Así, la Navidad costarricense vive hoy entre lo digital y lo tradicional. Los portales conviven con los parlantes inteligentes; las visitas familiares se acompañan de playlists compartidas; y los abrazos alrededor del árbol se mezclan con conteos de reproducciones en pantalla.
Aun con toda la modernidad, la esencia es la misma: encender la música para dar la bienvenida a la época navideña, despertando los recuerdos y el ritmo del país. Porque en Costa Rica, la Navidad suena a tambor, a rompope, a posada, a risas alrededor de la mesa y a melodías que, año tras año, se convierten en el eco más tierno del alma nacional.
