
El joven que conducía un Mercedes-Benz y fue asesinado la tarde del viernes 26 de setiembre en Guachipelín de Escazú, no habría sido el objetivo del ataque.
Se trata de Yulian Antonio Montero Cárdenas, un vecino de Puente Salas en Barva de Heredia, padre de una menor de 13 años, cuya familia clama por justicia.
Yulian, quien este viernes 3 de octubre habría cumplido 33 años, fue atacado por dos motociclistas mientras circulaba frente al centro educativo Washington School.
“Era un muchacho trabajador, no le hacía daño a nadie, tenía su hija, dos hermanos, su esposita, en este pueblo todo mundo lo quería, aquí nació y aquí vivía”, expresó un familiar del fallecido, quien solicitó mantener su identidad en reserva por temor a sufrir represalias.
Montero se ganaba la vida como conductor de plataformas digitales, aunque según sus allegados, el vehículo en que se movilizaba el día del homicidio no era con el que acostumbraba trabajar.
De acuerdo con el reporte del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), dos sicarios en motocicleta alcanzaron al ofendido a quien le dispararon en múltiples ocasiones; producto de las heridas por arma de fuego Montero perdió del control del auto y se estrelló a gran velocidad contra un árbol.
El director del OIJ, Randall Zúñiga, explicó que la investigación de este caso aún es muy preliminar, pero la principal hipótesis que establecieron es que se trate de un nuevo caso de víctima colateral.
“Por lo menos no era la persona que usualmente usaba el carro, podría ser un error, pero aún falta”, dijo Zúñiga en alusión a que todavía la pesquisa está en desarrollo.
Los allegados de Yulian esperan que pronto el OIJ pueda ubicar a los responsables del crimen. “A ellos (los homicidas), los perdono en mi corazón, pero sí que se haga justicia porque este mundo está terrible, hoy somos nosotros, mañana es otra familia y pasado mañana es otra.
“Por favor, pido de corazón que hagan algo en este país, esto es como una epidemia, todos los días matan a cinco, seis personas", dijo el familiar, quien lamentó la situación de inseguridad. “Cada día se pone peor ya uno no está seguro en ningún lado, que uno sea inocente no les importa”.
El Mercedes-Benz que conducía, modelo 2014, y valorado en Hacienda en ¢21 millones, aparece registrado a nombre de otro hombre, de 60 años, quien también es vecino de Heredia.
El viernes pasado, en declaraciones a Alerta 8, de canal 8, José Rodolfo Ibarra, jefe de Comunicación de la Policía Municipal de Escazú, manifestó que el dueño registral del Mercedes-Benz se apersonó en el sitio del crimen y confirmó que no tenía ninguna relación con la persona fallecida.
Empero, Ibarra declinó brindar mayores detalles, dado que se trata de información sensible que sigue en investigación.
Otro caso de víctima colateral

Este caso guarda características similares al asesinato del mecánico Jean Carlo Mora Ortiz, de 28 años, quien fue víctima de una emboscada el lunes 11 de julio en San Diego de la Unión de Cartago, cerca del puente peatonal ubicado frente a Terramall. En ese ataque resultó herida una mujer quien iba como acompañante del Honda CRV conducido por Mora.
EL joven, quien era padre de tres menores, fue atacado por dos sicarios en motocicleta quienes lo confundieron con su objetivo que se presume era uno de los líderes de un grupo criminal de ese cantón conocido como los Gerys o también Garys; el vehículo que conducía el fallecido al parecer pertenecía a uno de los cabecillas de la organización.
Tres días después del crimen agentes judiciales detuvieron a un sujeto de apellido Quesada como presunto gatillero.
Hasta el viernes 26 de setiembre la Policía Judicial reportaba que durante este año, 25 personas fallecieron como víctimas colaterales de la violencia que se agudizó durante los últimos tres años, a esos casos se sumaría el del hombre asesinado en Escazú ese mismo día.
Del total de víctimas inocentes 17 son hombres y ocho fueron mujeres.
Días atrás, en declaraciones a La Nación, Randall Zúñiga indicó que el incremento de las víctimas colaterales en el país podría ser producto de la participación de gatilleros muy jóvenes e inexpertos que disparan indiscriminadamente.
“¿Por qué se da la víctima colateral? El OIJ se ha encargado de poner en prisión a la mayoría de gatilleros que han tenido algún tipo de prolijidad a la hora de ejecutar los asesinatos. Esos están en prisión.
“Entonces, ¿qué tienen que hacer los grupos criminales? Empiezan a reclutar jóvenes sin experiencia, que no saben utilizar una AR-15, o una AK-47, y es por eso que van a un evento a matar una persona, pero en vez de matar a una, matan a tres o cuatro, que son víctimas colaterales.
