
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos identificó el lunes pasado una fuerte disputa entre grupos criminales por el control del megapuerto de Moín, en Costa Rica, y los terrenos aledaños.
Según EE. UU., las bandas consideran un punto clave al puerto que está bajo administración de APM Terminals en Moín (Limón), y que esto ha exacerbado la violencia en la provincia.
Según la agencia, desde el inicio de operaciones del puerto en 2019, grupos criminales han mantenido una disputa por el control del muelle y el territorio circundante con el fin de traficar cocaína oculta en los contenedores que salen de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM).
La Nación remitió consultas el lunes a APM Terminals para conocer su punto de vista ante ese señalamiento.
“APM Terminals rechaza cualquier insinuación acerca de que grupos criminales han luchado por el control del puerto desde el 2019″, declaró la empresa este martes.
Como operador portuario internacional, y en este caso específico en la TCM, señaló que la compañía colabora “estrechamente con las autoridades nacionales e internacionales para combatir el narcotráfico y cumple con los más altos estándares de seguridad y transparencia”.
Según la empresa, cualquier intento criminal de utilizar el puerto es enfrentado “con protocolos estrictos y cooperación constante con las autoridades nacionales”.
La OFAC, en su informe del lunes sobre sanciones a una red de narcotráfico costarricense, señaló que el aumento de la violencia en Costa Rica es impulsado principalmente por organizaciones criminales que compiten por el control de las rutas de tráfico de drogas.
Específicamente, la provincia de Limón ha sido la más afectada, registrando la tasa de homicidios más alta del país en 2024.
Las autoridades de seguridad de Costa Rica atribuyen este incremento en la violencia a la disputa de territorio entre organizaciones dedicadas al narcotráfico.
El documento de la OFAC coincide con ese análisis, pues menciona que la lucha por el control del puerto de Moín es “un factor determinante” en la violencia en la región, ya que el puerto es una vía crucial para el envío de cocaína hacia el exterior.
Protocolos y colaboración
Sobre este punto, APM Terminals recalcó que la TCM cuenta con rigurosos procesos de selección, control y monitoreo de su personal.
Además, implementa programas de integridad, controles de acceso biométrico, vigilancia 24/7 con inteligencia artificial y auditorías internas continuas.
“La empresa colabora activamente con las autoridades cuando hay investigaciones en curso y mantiene una política de cero tolerancia ante cualquier acto de corrupción o conducta delictiva”, agregó en respuesta a las consultas de este diario.
En cuanto a protocolos de inspección de contenedores y carga para evitar el contrabando, la firma aclaró que APM Terminals no tiene autoridad legal para inspeccionar, todo lo relacionado con este tema es parte de la Operación Soberanía que está a cargo del Ministerio de Seguridad Pública.
“La compañía colabora de manera respetuosa, facilitando escáneres e infraestructura, la cual fue diseñada para facilitar inspecciones eficaces y rápidas, en línea con los estándares internacionales de seguridad portuaria”, declaró.
El señalamiento de la OFAC se dio este 18 de agosto, cuando la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) informó que el Departamento del Tesoro incluyó al exmagistrado Celso Gamboa; a Alejandro James Wilson, alias Turesky; a Alejandro Arias Monge, alias Diablo, y a Edwin López Vega, alias Pecho Rata, en la lista de la OFAC.
La acción de la OFAC es el resultado de una investigación coordinada con la Oficina de la DEA en San José, la Oficina de Campo de la DEA en Dallas y la Fiscalía General de Costa Rica.

Antecedentes
Apenas el mes anterior, la Policía Control de Drogas decomisó 810 kilos de clorhidrato de cocaína en un contenedor que transportaba banano a Reino Unido. El decomiso se dio en APM Terminals.
Fuentes policiales cercanas al caso confirmaron a La Nación que el cargamento pasó dos veces los controles electrónicos, sin que se observara con claridad que había carga ilícita. No obstante, un can adiestrado detectó la droga.
Esta no sería la única ocasión en la que la cocaína, u otras drogas, no son detectadas en las primeras inspecciones, sino que se requirió de más de una.
Un ejemplo fue el pasado 9 de junio, cuando 3.500 paquetes de cocaína, que contenían más de tres toneladas de droga, fueron descubiertos en una reinspección, también en APM Terminals.
Esa droga ya había pasado una vez por un escáner. Los contenedores habían superado la inspección y ya estaban listos para embarcar. Un agente solicitó una reinspección y fue ahí donde encontraron este cargamento oculto.
