
Lo que comenzó como una negociación inmobiliaria, terminó en uno de los crímenes más calculados del año en Costa Rica. Entre la noche del viernes 19 y la mañana del sábado 20 de setiembre, el alemán Ruediger Schickhaus, de 60 años, y su esposa, la austriaca Manuela Daxer, de 57, fueron asesinados a sangre fría en su finca en Cerros de Quepos, Puntarenas.
Este miércoles, tras varias semanas de investigación, agentes de la Subdelegación Regional de Quepos y Parrita del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) detuvieron a tres sospechosos: un hombre costarricense de 31 años, de apellido Elizondo, dedicado al negocio de bienes raíces; una mujer de 33 años, de origen colombiano y naturalizada costarricense, de apellido Rubio; y un colaborador, de 25 años, de apellido Sanabria, quien se promociona en redes sociales como barbero.
Según explicó Rándall Zúñiga, director del OIJ, los investigadores determinaron que el móvil del crimen fue el robo de la propiedad, valorada en aproximadamente $1 millón, que la pareja europea mantenía en venta.
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“Los sospechosos realizaron una opción de compra-venta con la pareja, simulando interés en la finca. Al no lograr que las víctimas firmaran la cesión del inmueble, procedieron a asesinarlas”, detalló Zúñiga en declaraciones este miércoles.
El asesinato estuvo fríamente calculado y también su ejecución: Schickhaus recibió un disparo certero en la cabeza, mientras Daxer fue impactada por tres disparos, conforme la línea investigativa del OIJ explicada por Zúñiga.
Un vehículo Audi y la logística del crimen
Los investigadores establecieron que los sospechosos salieron de la finca en un vehículo de fabricación alemana y marca Audi, el cual sufrió una leve colisión dentro de la propiedad cuando los perpetradores se retiraban del sitio.
Su carrocería quedó dañada y el vehículo luego fue decomisado, proporcionando un vínculo directo entre los sospechosos detenidos y el lugar donde ocurrió el doble homicidio.
Se presume que el día del asesinato, uno de los implicados sustrajo el automóvil de las víctimas y lo trasladó desde Quepos a San José, reforzando la hipótesis de robo como móvil principal del asesinato de la pareja extranjera.

Otro detalle clave de la investigación, detalló Zúñiga, fue la logística para enterrar sus cuerpos.
Los responsables solicitaron un servicio de vagoneta con material de construcción el sábado 20 de setiembre, con el aparente fin de sepultarlos.
Debido al horario y al cierre de ferreterías, el servicio solo fue posible hasta el lunes 22 siguiente, cuando el material llegó a la finca y se utilizó para cubrir los cuerpos.
Ese mismo día, las autoridades judiciales fueron alertadas de algo sospechoso.
Evidencias y próxima fase judicial
Durante los allanamientos, en La Unión de Cartago, las autoridades decomisaron computadoras, celulares y otros dispositivos electrónicos, con los que se busca verificar si los sospechosos accedieron a cuentas bancarias o información financiera de las víctimas.
Rubio, la mujer detenida, no habría participado directamente en los asesinatos, pero sí estuvo involucrada en la planificación y logística del crimen, según Zúñiga.
El caso, que generó repercusión internacional por la nacionalidad de las víctimas, será remitido al Juzgado Penal, que definirá en las próximas horas las medidas cautelares para los tres detenidos.
Elizondo residía en un condominio de lujo de tres pisos que no aparece a su nombre. Está casado con Rubio desde el 2023 y no tienen hijos en común.
En tanto, a Sanabria Alvarado, quien se promociona en redes como barbero de una figura política prominente, es soltero y vecino del sitio donde lo detuvieron.
En la pesquisa se sospecha que él fue quien condujo el Audi sustraído desde Quepos hasta San José.
Tras las declaraciones indagatorias, los sospechosos quedarán a las órdenes del Juzgado Penal, para la audiencia de medidas cautelares correspondiente.
Un cuarto implicado, de apellidos López Villalobos, permanece en fuga.


