El fentanilo está entre los medicamentos cuya circulación en Costa Rica solo es permitida para pacientes con receta médica, junto al diazepam, clonazepam, morfina, codeína, entre otros.
A pesar de los controles, la venta ilegal de estas drogas se incrementó considerablemente, más que todo en lo que es reconocido por las autoridades como el epicentro de esta actividad ilícita: el Parque Braulio Carrillo, conocido como Parque La Merced, en el centro de San José.
El fiscal de la Fiscalía Adjunta de San José, Jorge Meckbel, aseguró que en los dos últimos dos meses han detectado de 10 a 15 casos, cuando normalmente por mes recibían solo un caso o ninguno.
¿Cómo están llegando estos productos a las calles costarricenses? Meckbel explicó a La Nación que el origen exacto de la mayoría de estos medicamentos aún se encuentra bajo investigación.
No obstante, de forma preliminar se han detectado tres formas en que llegan a La Merced:
- Filtraciones desde los centros de salud.
- Tráfico desde el extranjero.
- Pacientes que reciben los fármacos con receta y luego los venden.
El caso más reciente de un presunto descontrol de fentanilo en el Hospital México trascendió el 11 de setiembre al detectarse aparentes discrepancias entre las recetas registradas en la plataforma correspondiente y los medicamentos psicotrópicos entregados a los pacientes.
Una inspección del Ministerio de Salud reveló que se registraron 31.500 entradas de fentanilo en el sistema ERP-SAP, mientras que únicamente se entregaron 10.500 unidades, una diferencia que ronda las 21.000 unidades de este potente opioide.
También se advirtieron anomalías con dosis de morfina, pues los inspectores encontraron una carga duplicada en ampollas que resultó en un faltante de 1.100 unidades en el inventario oficial.
Desde el 2016 se han detectado irregularidades en el manejo del fentanilo. En aquel momento, un perito en anestesiología descubrió que, solo en febrero de ese año, se registraron 21 cirugías ficticias en el Hospital Calderón Guardia para justificar recetas por cientos de ampollas del psicotrópico.
Los procedimientos quirúrgicos nunca existieron y las personas que supuestamente recibieron el tratamiento ni siquiera estuvieron hospitalizadas en las fechas indicadas.
Otros casos se revelaron en el 2021, cuando la Auditoría de la Caja inició investigaciones por una denuncia anónima recibida el 31 de marzo de ese año que alertó de aparentes usos indebidos del estupefaciente en las farmacias de los hospitales Calderón Guardia, México y San Juan de Dios.
Ese mismo año, un enfermero del Hospital México se habría hecho pasar por médico e ingresado al Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, para sacar ampollas de fentanilo.
En los últimos cinco años, la CCSS ha adquirido 5 millones de ampollas de fentanilo, siendo el 2022 el año con la mayor cifra, con 1,4 millones de ampollas, seguido por el 2021, con 1,3 millones, según datos del Sistema de Gestión de Suministros (Siges).
La CCSS expuso que el incremento en esos dos años se debió al uso del medicamento en la sedación de pacientes para cirugías y con ventilación mecánica durante la pandemia de la covid-19.
La entidad detalló, a través de su oficina de prensa, que la Coordinación Nacional de Servicios Farmacéuticos se encarga de que los medicamentos ingresen a cada farmacia según el flujo del proceso de abastecimiento, en cajas con marchamo y recibidas por un profesional que verifica cada medicamento recibido.
“Todos los medicamentos psicotrópicos y estupefacientes se encuentran resguardados y son despachados mediante las recetas prescritas en los oficiales del Ministerio de Salud”, indicó la institución.
