
El centro educativo Sonny Bilingual School, situado en Cartago, se pronunció sobre la presunta sustracción de ¢20 millones que los familiares de los alumnos de undécimo grado abonaron por meses para llevar a cabo el baile de graduación y la compra del anuario.
Los familiares de los estudiantes denunciaron este miércoles que un padre de familia que integraba el comité de padres y quien se comprometió a recibir el dinero y efectuar los pagos durante el año, sería el responsable de la desaparición de los recursos.
Se trata de un hombre de apellidos Calderón Contreras, quien fue reportado como desaparecido la noche del lunes, luego de que salió de su trabajo y se ausentó de una reunión de padres en la que se discutirían los últimos detalles antes del baile, que se llevaría a cabo este viernes.
Calderón apareció con vida y desorientado en el Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, un día después de que se le perdió el rastro.
“Nuestra prioridad es el bienestar y la confianza dentro de nuestra comunidad educativa. Los recursos económicos para esta actividad fueron recaudados y administrados exclusivamente por el Comité de Padres, cuyos miembros fueron designados por las familias de la generación y no forman parte de las finanzas ni de la administración del colegio”, afirmó la institución.
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En este momento el centro educativo está colaborando con el comité de padres para ayudarles a solventar “algunos de los inconvenientes presentados”, para que se pueda llevar a cabo el baile.
“Sonny Bilingual School comprende la importancia que esta actividad tiene para los estudiantes y sus familias, y hace un llamado a la comunidad a mantener la prudencia, el respeto y la empatía mientras las partes involucradas atienden la situación por los canales correspondientes”, finalizó el comunicado.
La tarde de este miércoles, una de las familias de los afectados narró a La Nación que Calderón era muy activo, presentaba propuestas y lideraba en las reuniones del comité de padres. Incluso, narró que lo conocían desde hace ya muchos años, pues sus hijos fueron compañeros desde la escuela.
Por medio de rifas, actividades, ventas y el pago de cuotas, los alumnos de quinto año comenzaron a recaudar el dinero, que paulatinamente entró en las cuentas de Calderón. De acuerdo con los familiares afectados, el hombre enviaba comprobantes de pago aparentemente falsos.
Luego de su desaparición, las familias se enteraron de que el hombre no había efectuado los pagos durante el año y las empresas a las que se les debía girar el dinero tenían comprobantes de pago, en apariencia alterados, porque nunca recibieron la plata.
“Lo que reporta su familia es que en las cuentas no hay ni un solo colón, no hay nada. Él no tenía el dinero, no sabemos qué pasó con el dinero, él no depositó nada. La familia inicialmente dijo que iba a responder y después dijeron que no, y no los culpamos, es una familia que debe estar pasando un trago muy amargo”, afirmó una de las familiares.
