
Dieciocho días después de que los familiares de Ligia Zulema Faerron Jiménez, una empresaria de 53 años, perdieran su rastro, las autoridades comienzan a esclarecer las circunstancias de su desaparición.
La principal línea de investigación apunta a que la mujer habría sido asesinada y que sus restos estarían enterrados en una propiedad de 61,5 hectáreas, ubicada en Javillos de Florencia, en San Carlos.
La mañana de este martes, agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) allanaron dos sitios en San Carlos y detuvieron a tres personas sospechosas de participar en el crimen.
Entre los aprehendidos se encuentra un hombre de apellidos González López, de 29 años, y dos vecinas de Faerron, una madre y su hija de apellidos Linares Rodríguez, de 70 años, y Monterrey Linares, de 44 años, respectivamente.
En apariencia, las mujeres habrían ocultado información de interés para las autoridades y, por ello, se les señala por el aparente delito de favorecimiento real. Según el Código Penal, se sanciona con penas de tres meses a cuatro años a quien ayude o logre la desaparición, ocultación o alteración de los rastros, pruebas o instrumentos del delito.
Fuentes policiales confirmaron a este medio que las mujeres y Faerron tenían una relación cercana. Linares Rodríguez es vecina de San Roque, en Ciudad Quesada, es soltera y madre de tres hijos, dos varones y la otra adulta detenida. Trascendió que una de ellas fue enfermera en un centro médico público.

La vivienda donde residen Linares y Monterrey, en Ciudad Quesada, fue uno de los inmuebles allanados este martes para dar con los sospechosos de participar en la desaparición de la empresaria y buscar prueba que permita esclarecer el caso.
Sobre González ha trascendido poca información. De acuerdo con las pesquisas de la Policía Judicial y la prueba recabada hasta este momento, él habría llegado a la casa de Faerron, en barrio San Juan de Ciudad Quesada, el 26 de setiembre.
“Se cree que este aprovechó la confianza que le tenía la mujer e ingresó a la vivienda. Luego de esa visita, se perdió el rastro de Ligia, quien días más tarde fue reportada como desaparecida”, afirmó el Ministerio Público.
Entre la casa de la señora y la finca en Javillos hay 22 kilómetros de distancia.
Restos en una finca
La segunda propiedad intervenida durante las diligencias de este martes tiene una extensión de 61,5 hectáreas y se localiza en Javillos de Florencia, en San Carlos. Allí aprehendieron a González López, quien también tenía una relación muy cercana con Faerron.
De acuerdo con las autoridades, en esta finca, propiedad de la madrastra de González y de su pareja sentimental, un ciudadano norteamericano, estarían los restos de la empresaria.
Durante la mañana y en el transcurso de la tarde, agentes realizaban excavaciones en dicha propiedad y, en las labores estuvo presente y esposado el hombre.
“En este momento, lo que se está haciendo es la búsqueda de un cuerpo; ya no creemos que pueda ser de una persona viva”, afirmó Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Durante los allanamientos de este martes, las autoridades encontraron el anillo de Faerron, el cual fue reconocido por sus familiares. Además, se encontró una maleta quemada en la zona, la cual se cree que fue utilizada para cometer el ilícito.
Una fuente relacionada con el caso confirmó a La Nación que, además de los objetos antes citados, en la finca ubicaron un collar y una diadema que pertenecían a la ofendida.
Al final de la tarde, la búsqueda se trasladó a los alrededores de unos ranchos abandonados y un galpón que, en apariencia, funcionaba como vivero, donde los peritos forenses continuaban su trabajo, con ayuda de perros especializados en rastreo.
Las excavaciones continuarán este miércoles en dicha propiedad, que también tiene vocación ganadera, pues al final del día un perro dio positivo en un punto que sigue en revisión.


Detenido fue visto con vehículo de la desaparecida
Según explicó el jerarca de la Policía Judicial, González López fue la última persona vista con el vehículo de la empresaria, un Volvo 4x2 del 2013 y con un valor de Hacienda de ¢10,5 millones.
El automóvil de la mujer fue hallado casi una semana después de que se reportara la desaparición de la empresaria. El vehículo estaba completamente despedazado, pues, en apariencia, volcó cerca de las instalaciones del hotel El Tucano, en La Marina de la Palmera de San Carlos, y poco después fue vendido en un taller de repuestos en Santa Rita de la Palmera.
Fuentes vinculadas con la investigación informaron a La Nación que el vehículo fue comprado por la repuestera en ¢400.000. En ese momento, los investigadores seguían la pista de la persona que lo llevó hasta ese negocio para venderlo.

Empresaria se había mudado recientemente a la zona
Según declaraciones de familiares, Ligia Zulema se comunicaba con una de sus hijas todos los días y no era habitual que se desapareciera. El que no contestara llamadas ni mensajes alertó a sus allegados, quienes interpusieron la denuncia por desaparición.
La señora, madre de cuatro hijos y oriunda de Liberia, en Guanacaste, se había mudado recientemente a San Carlos por razones de salud porque estaba recibiendo tratamiento para atender un cáncer de piel.
En el pasado, trascendieron en redes sociales algunos reclamos contra la empresaria, por supuestos incumplimientos en un proyecto de vivienda en Guanacaste. Sin embargo, el posible móvil del caso no se conoce.
Colaboró en esta información Vanessa Loaiza.

