En 1999, Gabriela Traña tomó una decisión que cambió su vida para siempre. Aceptó un consejo que le dieron en Guatemala y, al regresar a Costa Rica, empezó a escribir una historia que la llevó a competir en dos Juegos Olímpicos y tres mundiales de atletismo, todo gracias a su carrera en nutrición.
Traña es una nutricionista apasionada que se dedica en cuerpo y alma a su carrera sin dejar de lado su amor por el atletismo. Incluso, hay días en los que pasa hasta 18 horas ejerciendo como deportista, entrenadora y profesional que vela por el bienestar de sus pacientes.
Ella misma asegura que si en 1999 hubiera seguido su idea de cambiarse a medicina, nada de lo que ocurrió en los siguientes 25 años habría sucedido. Tenía claro que si estudiaba esa otra carrera, el atletismo quedaría atrás de inmediato.
Gabriela ve como una obra del destino ese encuentro que tuvo con una integrante del Comité Olímpico de Guatemala. Incluso, asegura que era la primera vez que la veía y aunque no recuerda sus apellidos, el nombre de María Mercedes lo atesora en su corazón, porque fue la persona que le hizo ver la vida desde otra perspectiva.
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“Cuando empecé a estudiar nutrición, tenía claro que me iba a pasar a medicina. En ese momento no conocía a nadie que fuera nutricionista deportivo, eso no existía en Costa Rica. Sin embargo, María Mercedes me hizo una pregunta clave: ¿por qué se quiere pasar a medicina?”.
“Le dije que para ayudar a la gente y ella me respondió que siendo nutricionista podía ayudar a evitar que las personas llegaran a estados de enfermedad, porque es medicina preventiva. También me dijo que yo tenía algo que casi nadie en el mundo podía tener y no salía en los libros: la vivencia que uno experimenta como atleta en cada competencia y en cada preparación para competir”.
Luego de estas palabras, la maratonista estaba clara en sus objetivos: descartó el cambio pese a tener las notas para hacerlo, se graduó como nutricionista y su entrega en el atletismo le valió para asistir a Beijing 2008, Londres 2012 y tres mundiales.
Al hacer un repaso por su vida, considera que la decisión fue la correcta y está donde más le gusta.
“Hoy en día veo a los médicos y siento que no podría estar todo el día en un hospital atendiendo personas. Cuando hice prácticas en el hospital, nos daban 15 o 20 minutos por persona y no podía. Dios sabe por qué hace las cosas y por qué no estoy ahí”, afirma.
Traña es incansable
Gabriela Traña ya no es atleta olímpica, al menos en teoría. Sin embargo, mantiene la rutina de una atleta en competencia: se levanta a las 4:15 a. m., entrena, hace sus rutinas de gimnasio, recibe terapia y entrena más. Incluso los días que duerme hasta tarde, se despierta a las 5 a. m.
Todo esto lo combina con su carrera de nutricionista, tiene su equipo de atletismo, también apoya a los jóvenes de juegos nacionales en Alajuela. Además, da charlas, genera contenido para sus redes sociales, se encarga de su casa y comparte con su familia.
Su normalidad es pasar hasta 18 horas activa. Tiene un nivel de pasión por lo que hace; asegura que disfruta al máximo ver cómo un paciente cumple metas de peso, mejora su salud o si sus atletas lo hacen bien en competencias y superan marcas.
“Mi familia y amigos me dicen que le baje un poco al ritmo, porque así no voy a aguantar mucho tiempo. Sin embargo, sí me tomo mis espacios y veo la vida desde otra perspectiva luego de la muerte de mi prima hace dos años, porque ella tenía 42″, comenta.
“De igual forma, si hago tanto, es porque me gusta mucho todo. En el momento que no me sienta cómoda con algo, lo voy a dejar, así sucedió con el gimnasio que tuve”.
Por más que se levanta cuando aún no ha salido el sol, suele dormirse entre las 10 p. m. y las 11 p. m. Para ella, todo este sacrificio vale la pena. Su lema es darlo todo siempre, el mejor ejemplo de su filosofía es que pese a quedarse fuera de los Juegos de Río por un minuto, no se reprocha nada.
Traña apasionada en todos los campos
Si hay algo que desborda Gabriela Traña es la pasión por todo lo que hace en su vida. La atleta no cambiaría jamás su decisión de convertirse en nutricionista, ya que le permitió ser todo lo que es hoy en día.
Le encanta compartir con la gente y lo logra con los equipos que dirige, incluso, transmite su experiencia a los atletas de juegos nacionales de Alajuela. Así mismo, interactúa con sus alumnos en el equipo de atletismo que van desde los 15 años, hasta los 75.
En consulta, busca mejorar la vida de quienes le piden ayuda a través de la alimentación y maneja la dieta de muchos deportistas que la buscan por sus vivencias y experiencias.
“Al final, me siento completamente realizada en mi profesión. Disfruto de cada oportunidad para conectar con la gente y ayudarlos a alcanzar sus metas deportivas y de salud. La nutrición no solo se trata de lo que comemos, sino de cómo optimizamos nuestra salud y rendimiento a través de una alimentación adecuada. Y esa es una lección que he aprendido tanto en el aula como en la calle”.
Traña es tan meticulosa que dedica todo el tiempo que puede en la pista o en el consultorio. Prefiere enfocarse en los detalles y no hacer nada de forma apresurada.
La pasión es lo que la mueve, aunque admite que a veces se siente como si un tractor le hubiera pasado por encima. Aun así, puede con todo porque vive realizada.