Luis Marín fue asistente técnico de la Selección de Costa Rica camino a Brasil 2014 y Rusia 2018; él supo lo que fue clasificar a dos mundiales seguidos, además de formar parte de la histórica participación en la que se llegó a cuartos de final.
El hoy entrenador del Inter F.A. de El Salvador habló con La Nación sobre lo que vive la Tricolor y enfatizó en una preocupación: la generación actual que comanda la Nacional. Para Marín, hay que cuestionar por qué estos jugadores no alzan la mano para liderar el proyecto. Esto fue notorio al tener que recurrir a hombres como Kendall Waston, Joel Campbell o Celso Borges en el cierre eliminatorio.
Por último, Marín señaló que no ir a la Copa del Mundo 2026 sería un golpe durísimo, pero también una forma de reinventarse para el fútbol tico.
—¿Cómo analiza lo que vive la Selección de Costa Rica?
—Claramente ha sido una eliminatoria muy extraña, porque la primera etapa fue muy sencilla, pero la segunda ha sido muy dura. Yo creo que no se entendió bien cómo era la eliminatoria, cómo se jugaba esto. Posiblemente no se hicieron las cosas como se debían; eso se ve en los resultados. En una cuadrangular el tiempo es limitado, la localía es clave y fundamental, y se perdieron juegos que no se podían perder, como el último.
“Creo que hubo una excesiva confianza de que sería fácil y hemos sido sorprendidos por las circunstancias. Además, uno percibe que hay confusión en el juego, no hay claridad sobre a qué se juega. No hay claridad táctica en la Selección de Costa Rica, y eso siempre afecta”.
—¿Se pensó entonces que la eliminatoria sería más sencilla y hubo confianza?
—La gente de fútbol sabe que Haití era un equipo peligroso, Nicaragua subió su rendimiento y Honduras era complejo. El grupo no era sencillo; eso estaba clarísimo. Cada partido era un pasito al Mundial. No sé si se creyó que sería más sencillo, porque eso era un error viniendo de gente de fútbol.
“Ahora está clarísimo que el Caribe ya juega, que Nicaragua no es lo mismo; entonces había que cuidar más los detalles y entender que cada partido era de vida o muerte. Yo creo que también los jugadores se confundieron un poco pensando que sería más sencillo. Esta eliminatoria sorprendió”.
—Celso Borges, Joel Campbell y Kendall Waston fueron convocados ya tarde… ¿Qué piensa de esa experiencia que fue desechada al inicio?
—Ellos son los menos culpables. Yo, más que hablar de ellos, creo que la otra generación, la que viene, es la que se debe cuestionar. ¿Qué pasa con ellos?... Si no se logra clasificar, esa generación vivirá una gran lección de cara a la próxima eliminatoria. Esta decepción debe fortalecerlos... Ojalá sea así.
“¿Qué pasa con la generación que viene? ¿Por qué no alzan la mano? Todos creemos que tienen calidad individual, porque vea que Alonso Martínez triunfa en su club, Manfred Ugalde también, Alcócer también, pero ¿por qué ellos no han alzado la mano?... Es que no podemos seguir dependiendo de los jugadores que vienen del proceso anterior. Yo cuestiono a los muchachos de la nueva generación, porque los de la pasada ya dieron lo que debían y fueron exitosos; ahora necesitan ayuda".
—¿Se acabó el ciclo de Miguel Herrera con Costa Rica?
—No, no, eso hay que valorarlo. Pero yo pienso que eso debe analizarse. Yo no voy a entrar en esos cuestionamientos. Esperemos a ver qué pasa...
—¿Carece el organigrama deportivo de la Selección Nacional de identidad tica?
—Yo creo que se ha perdido la identidad costarricense. Esto no se trata de nacionalidades, porque claramente hay buenos profesionales afuera, pero sí se ha perdido. No entiendo por qué no se cree en la materia prima tica si tenemos grandes entrenadores como Jeaustin Campos, Paulo Wanchope, Hernán Medford, Minor Díaz… Hay muchos nombres; más bien me estoy quedando corto.
“Los ticos nos preparamos, nosotros somos estudiosos. Nos actualizamos, todos buscamos la forma de avanzar. Yo siempre estoy llevando cursos; así me topo a todos. He visto a Rónald González, Walter Centeno, Hernán Medford... Pero hay como un cuento de que el entrenador tico es ‘vago’, que no se prepara, pero eso es falso.
“En Costa Rica tenemos capacidad, pero tenemos que dar el espacio y creer en nosotros. Somos el país del mundo que menos confía en su propio talento, pero no nos acordamos de que nuestras mayores victorias han sido con locales”.
—¿Qué significa no ir a un mundial?
—El impacto sería fuertísimo. Si se da la eliminación, la dirigencia de nuestro fútbol debe definir el norte a seguir para volver al Mundial en 2030. Cuando uno toca fondo, pues solo queda levantarse... Hay que retomar las bases del fútbol tico; la vida no se acaba. Claramente el impacto en la parte económica es muy duro, porque hay clubes que necesitan esa inyección. Esto debería ser un golpe para mejorar.
