
Con el paso de los años, aquel cabello ensortijado que lució en Italia 90, llamativo y hasta exótico, dio lugar a un look más sobrio en esta otra etapa de su vida.
Sus andanzas, su fama de pícaro y fiestero también quedaron atrás, como parte de una etapa superada por un hombre que encontró en Dios y el apoyo de su esposa un nuevo rumbo, y que dejó en el olvido un historial de mala conducta que, en su momento, le impidió mostrar todo su potencial como futbolista.
Miguel Davis García admitió que la fiesta y la noche muchas veces le ganaron la partida en el fútbol. Sin embargo, eso no le quitó su lugar en la historia como uno de los 22 jugadores costarricenses que participaron en el Mundial de Italia 90, grupo que recientemente celebró 35 años del recordado “Verano Italiano” con una gala conmemorativa.
El exvolante, quien militó en Alajuelense, el Municipal Turrialba, Carmelita, Cartaginés y Limonense, jugó durante una década en el balompié nacional. Pero sin duda, su experiencia en Italia 90 —a pesar de no haber disputado ni un solo minuto— lo marcó para siempre, al punto de que hoy en día lo llaman “Leyenda” en su lugar de trabajo.
“La gala, para mí, fue como una locura. Me llamaron como cuatro días antes del evento y me sentí contentísimo. Fue una locura porque tenía como 20 años de no ver a varios compañeros. Es lindísimo volver a verlos y compartir esos grandes momentos que vivimos juntos”, comentó Davis a La Nación.
Ya sin aquellas llamativas trenzas que, al estilo del neerlandés Ruud Gullit, causaron furor en Italia 90, Davis recordó que fue titular en el partido de fogueo ante Gales (0-1), pero que el técnico Velibor Bora Milutinovic no lo tomó en cuenta para los encuentros oficiales del Mundial.

“Es cierto que desaproveché buenas oportunidades que Dios me dio, Pienso que estuviera mucho mejor, pero así Dios lo quiso. Con los años me pasó como a Sansón, perdí la fuerza cuando me corté las trenzas”, bromeó Davis. “Ahora vivo en Guácimo con mi señora, tengo mi trabajito en una cartonera. Eso sí, nunca he dejado el fútbol, todavía juego con el equipo de veteranos”, añadió.
Miguel Davis, el mundialista que llaman ‘leyenda’
A sus 59 años, el exjugador aseguró que vive feliz y agradecido con sus compañeros de trabajo, quienes lo tratan con cariño y respeto.
“Trabajo en Corrugados Alta Vista, en el departamento de divisiones de cajas (de cartón). En la empresa hasta me llaman ‘Leyenda’ (por ser mundialista). Yo los quiero mucho porque me tratan muy bien. Siempre he vivido en Limón, porque el ambiente me gusta demasiado y es donde soy feliz”, manifestó Davis.
Miguel confesó que el Mundial de Italia 90 fue una experiencia inolvidable que lo marcó para toda la vida y que aún permanece muy viva en su memoria.
LEA MÁS: Mundialista de Italia 90 asegura ser un orgulloso exbananero que trabaja sus fincas y ganado
“Para mí fue lo más lindo. Llegar a la Selección Mayor y, a los tres años, estar disputando un Mundial fue un ‘boom’ bastante grande. Claro que lo más lindo hubiese sido jugar y vivir esa experiencia desde la cancha, pero solo once podían jugar y esas eran decisiones del técnico”, reconoció Davis.
Aunque no tuvo minutos de juego, Miguel recordó que aquel grupo fue como una familia, y quienes no vieron acción siempre apoyaron y recordaron a sus compañeros.

“Para mí, el mejor recuerdo fue la estadía en Mondoví (el pueblo de Italia donde la Sele instaló su campamento). Allí nos trataron muy bien, nos sentimos como en Costa Rica. La experiencia del Mundial, aunque fue breve, nos marcó a todos. Fue lo más grande para mí. Como persona y como jugador me sentí tan grande, que es algo inexplicable”, añadió Davis.
La vida nocturna le pasó factura. No ocultó que era “tremendillo”, al punto de tener seis hijos, pero en los últimos años, gracias a su esposa Zeidy González, logró encauzar su vida. Hoy asegura que es un hombre “bien portado” y lleva una vida estable.
LEA MÁS: Mundialista de Italia 90 dejó el fútbol en silencio tras sufrir una dura sanción de 16 partidos
LEA MÁS: El corajudo mundialista de Italia 90 que hoy labora como guardia de seguridad