El pasado 15 de mayo parecía que la temporada de Cartaginés se derrumbaba. Más allá de que el club estaba clasificado desde la fecha 21 a las semifinales del Torneo de Clausura 2022, la derrota ante el descendido Jicaral (4 a 3) provocó la furia de su presidente Leonardo Vargas y por sus explosivas declaraciones parecía que el técnico Géiner Segura estaba fuera de su cargo.
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Sin embargo, de aquel momento de turbulencias surgió la solución para ver a unos brumosos diferentes. Vargas acepta que se equivocó al cuestionar al cuerpo técnico públicamente y al demostrar su malestar con los errores defensivos, pero una reunión de cinco horas con Segura derivó en la llegada de Mauricio Wright como asistente y tras poco más de un mes de trabajo con esta mancuerna en el banquillo, los blanquiazules están en la final de la segunda fase.
“La llegada de Mauricio Wright fue porque queríamos una persona que nos aportara y nos ayudara. Cuando hablé con Géiner Segura después del partido contra Jicaral (fecha 22) tuvimos una conversación de cinco horas, estuvimos reunidos de las 8 a. m. a la 1 p. m. y le hice ver muchas cosas. Varias personas pensaron que iba a quitar a Géiner, pero hablé del cuerpo técnico y nunca de Géiner, sino que dije que con el cuerpo técnico que teníamos no íbamos a salir adelante, porque los errores eran repetitivos y algo diferente debíamos hacer. Tomamos la decisión y se nos dio”, comentó el jerarca tras vencer al Team.
El dirigente indicó también: “Lo que hicimos (reforzar el cuerpo técnico) lo veníamos pensando desde mucho tiempo atrás. El día que se dio fue por la pérdida de la posible clasificación a Concacaf, porque esto me molestó mucho y me dije que era el momento de tomar la decisión. Tal vez fui muy vehemente y me equivoqué en la forma en la que lo hice, pero había que hacerlo y creo que nos está dando resultados”.
Con Wright como auxiliar apenas recibieron un tanto de los rojiamarillos y el propio Segura destacó su papel. Es más, luego del choque en el Nacional se fundieron en un abrazo.
El conjunto de la Vieja Metrópoli tenía nueve años de no avanzar a una final (última en el Verano 2013) y aunque aún no están en la gran final, el propio Vargas reconoció que era una necesidad dar un paso más para ratificar que bajo su gestión son un club distinto.
El máximo accionista de los centenarios acabó con los problemas administrativos del club, puso en orden las deudas desde que tomó el control en el 2019 y si bien, él mismo reconoce que aún siguen cancelando pasivos de gestiones anteriores y las cargas son importantes en lo económico, la cara de Cartaginés es muy diferente en lo financiero.
Eso sí, tanto para él como para su hijo Leonardo (gerente general) era vital superar a los florenses en las semifinales o de lo contrario nada valdría, ya que mandan los resultados deportivos.
“Nos jugábamos mucho en las semifinales, no por nuestra continuidad en el club porque no hay duda con esto, pero era por un tema de ratificar que íbamos en crecimiento. De no haber clasificado era volver a lo mismo, a un equipo que fracasa de nuevo y es que un sector grande de la prensa siempre espera esto de Cartaginés, pero demostramos que hemos ido haciendo diferente a este club. Cartaginés tiene otra forma de pensar y de manejarse”, destacó el jerarca.
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Así mismo señaló: “Creo que todo lo que hemos hecho en el Cartaginés ahora se nos paga un poquito, porque lo que buscamos en el club es tratar de ganar cosas. Logramos una clasificación a una final que no habíamos conseguido en los últimos seis torneos en los que habíamos estado al mando del equipo, así que es un crecimiento. Ahora vamos a disputar la final con la convicción de que lo podemos hacer y de que tenemos equipo para lograrlo”.
Del lado de la afición la locura es total. Los fanáticos se tiraron a las calles el martes en la noche y prolongaron su fiesta hasta la madrugada. Por su parte, este mismo miércoles salieron a la venta las entradas, pese a no conocer el rival de la final (Saprissa o Alajuelense) y tampoco tener fecha confirmada.
Los centenarios reportaron muy buen movimiento de los tiquetes, al punto de que quedan pocos boletos en popular oeste, norte y en sombra. Filas de hasta 300 metros en el Fello Meza fueron la constante desde que se habilitó la venta, que por ahora es únicamente presencial.