
Eliécer Feinzaig, diputado y candidato presidencial del Partido Liberal Progresista (PLP), propuso en su plan de gobierno restablecer relaciones diplomáticas con Taiwán sin romper los vínculos con China.
“Nadie está proponiendo romper las relaciones diplomáticas ni mucho menos romper las relaciones económicas con China”, indicó el aspirante liberal ante una consulta de La Nación. “Simple y sencillamente estableceríamos relaciones con la República de China en Taiwán y haríamos el intercambio de misiones diplomáticas como cuando se establecen relaciones con cualquier país democrático”, añadió.
Feinzaig defendió que su planteamiento no es nuevo, sino coherente con la visión histórica del PLP. Según dijo, la política exterior costarricense “debería contemplar principios y el respaldo a las democracias y la condena a las autocracias y a los totalitarismos, y la idea de restablecer relaciones con Taiwán obedece precisamente a eso”.
La línea roja de China
La propuesta del candidato liberal choca con uno de los principios más sensibles de la política exterior de China: cualquier vínculo oficial con Taipéi constituye una línea roja que no debe ser cruzada.
Un hecho reciente muestra cuán estricta es esa posición. En julio pasado, el canciller Arnoldo André reconoció que la visita de cinco funcionarios de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) a Taiwán —para una capacitación— provocó la molestia expresa de China, la cual fue comunicada directamente a través de su embajada en San José.
André incluso admitió que la gira contradijo los términos del memorando firmado en 2007, cuando Costa Rica rompió oficialmente con Taipéi para alinearse con el principio de “una sola China”. Ese acuerdo, que abrió las puertas a la relación bilateral con Pekín, exige que el país se abstenga de cualquier gesto que implique el reconocimiento diplomático de la isla.
Feinzaig minimiza riesgos

En ese contexto, la oferta de Feinzaig supone un giro que Pekín podría considerar inaceptable. No obstante, el candidato del PLP insistió en que su plan no implica riesgos: afirmó que Costa Rica puede reconocer a Taiwán sin afectar la relación con China, y que el gigante asiático “tampoco tendría por qué sentirse ofendido”. “China no puede imponernos a nosotros cuál debe ser nuestra política exterior”, declaró.
Feinzaig señaló que China mantiene intercambios comerciales con Estados Unidos, “a pesar de las diferencias políticas enormes” entre ambos países, así como con África, Latinoamérica y Europa. Bajo ese argumento, sostuvo que no existe razón para que Pekín deje de comerciar con Costa Rica, aun si el país decidiera restablecer relaciones diplomáticas con Taiwán.
Agravio costarricense
No obstante, la posición del propio Gobierno costarricense contradice esa lectura. El canciller André explicó en una comparecencia ante la Comisión de Relaciones Internacionales del Congreso, el pasado 9 de julio, que Costa Rica mantiene su reconocimiento al principio de una sola China, que considera a Pekín como el único gobierno legítimo y rechaza cualquier intento de independencia taiwanesa.
Este principio está reflejado, si bien no de manera expresa, en los alcances del memorando firmado en el año 2007, mediante el cual ambos países iniciaron relaciones diplomáticas. El acuerdo también representó la ruptura de los vínculos oficiales que el país mantenía con Taiwán.
Feinzaig argumenta que restablecer relaciones diplomáticas con Taiwán permitiría a Costa Rica “restaurar la autoridad moral” que, según él, el país perdió por decisiones en política exterior tomadas en los últimos cuatro o cinco gobiernos.
Además, declaró que la economía taiwanesa resulta más complementaria a la costarricense, a diferencia de la china, que califica como “sustitutiva”, porque “se produce allá mucho de lo que se produce acá”. Según Feinzaig, esa complementariedad podría traducirse en nuevos flujos de inversión y comercio más favorables para el país.
“Taiwán es una sociedad muy próspera, muy exitosa, es el centro mundial de producción de microprocesadores y es una relación que a Costa Rica definitivamente le conviene”, alegó.
Tensiones por tecnología 5G
Aunque reconoce el avance tecnológico de China, dijo que existen riesgos asociados a la ciberseguridad, debido a que Pekín no es firmante del Convenio de Budapest, lo que —a su juicio— obliga a Costa Rica a ser cautelosa con la adopción de tecnología china.
La fracción del PLP respalda la decisión del gobierno de Rodrigo Chaves de exigir que los proveedores interesados en participar en el despliegue de la tecnología 5G provengan de países que hayan ratificado el Convenio de Budapest sobre ciberdelincuencia, un requisito que ha generado tensiones diplomáticas con China. Dado que Pekín no ha suscrito ese acuerdo internacional, la condición excluiría de facto a empresas chinas como Huawei.
El memorando de entendimiento firmado entre los gobiernos de China y Costa Rica permite al país mantener ciertos vínculos con Taiwán, siempre que estos no tengan carácter oficial. Estas interacciones pueden abarcar las relaciones económicas, comerciales, científicas, tecnológicas, educativas y culturales.
Consultado sobre los eventuales costos de su iniciativa, Feinzaig insistió en que no prevé efectos negativos y que, en cualquier caso, si la política no funciona “hay que echarla para atrás sin lugar a dudas”.
