La campaña electoral de 2026 apunta a ser menos sobre los partidos políticos y más sobre quienes los encabecen. En un escenario donde los nombres de las agrupaciones ya no generan la misma conexión con la población, el peso de la contienda recaerá en la personalidad, visibilidad y liderazgo de los candidatos.
Los últimos datos del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) muestran que la mayoría de la población no se identifica con ningún partido, y quienes sí lo hacen representan porcentajes mínimos.

El 81% de las personas no tiene simpatía por ningún partido político, mientras que solo el 19% restante se identifica con alguna agrupación.
Ronald Alfaro, coordinador de la Unidad de Opinión Pública del CIEP, explicó que esta tendencia representa “un cambio muy importante, sobre todo comparado hacia atrás en el tiempo. Los partidos le resolvían a la gente muchas cosas, ordenaban la vida política”.
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Entre quienes sí expresan afinidad partidaria, los porcentajes son mínimos. Los partidos Progreso Social Democrático (PPSD), Liberación Nacional (PLN) y Pueblo Soberano (PPSO), aparecen con apenas 4% cada uno, y la Unidad Social Cristiana (PUSC) con 1%.
Estas cifras, que en su mayoría entran dentro del margen de error, son “un buen indicio de que la campaña no girará alrededor de partidos políticos, sino de personas”, señala el CIEP.
Partidos tradicionales en desventaja
Alfaro indicó que partidos tradicionales como Liberación Nacional enfrentan una desventaja porque “tienen más que perder” frente a agrupaciones nuevas o emergentes que recurren a figuras de alto perfil para posicionarse electoralmente.
El investigador declaró que “los partidos han perdido el control sobre muchas de las cosas sobre las cuales gira una campaña”, lo que deja al sistema político más “expuesto y vulnerable” ante liderazgos personalistas.
El estudio señala que el país ha pasado a decisiones más ligadas a las campañas y personalismos políticos, desde que se le comenzó a dar seguimiento al cambio en las motivaciones del voto de las personas, a partir de 1998.
Motivaciones del voto
De cara a las elecciones de 2026, la encuesta del CIEP revela que el 87,6% de las personas consultadas está de acuerdo o muy de acuerdo con votar para “quitar el poder a los de siempre”, mientras que el 85,1% afirma que lo hará para “devolver el poder al pueblo”.
“Estas dos afirmaciones se enmarcan en un estilo de afirmaciones populistas contra la élite tradicional y responden a un clima de polarización social que respalda un cambio en las élites gobernantes”, explica el CIEP.
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En esa misma línea, el 86,6% de los encuestados expresa su intención de votar para “cambiar la Asamblea Legislativa”, y un 76% señala que lo hará para “cambiar la Constitución Política”.
De acuerdo con el estudio, “el apoyo que se da a estas dos afirmaciones responde más a un cambio específico que se espera del próximo proceso electoral. Mientras que el primero es totalmente certero, pues la Asamblea Legislativa se renovará producto de las elecciones, el segundo es más complejo y responde a diversos aspectos del sistema político, es decir, no es posible que se concrete en el proceso electoral”.
“No obstante, ambas afirmaciones responden a posturas políticas que se han ido posicionando en el imaginario colectivo con intereses políticos”, añade.
Sobre el peso de las candidaturas, el 77,1% de las personas afirma que tomará su decisión de voto específicamente según la persona candidata. Asimismo, ocho de cada diez encuestados respalda la afirmación de que votará para “apoyar a nuevos liderazgos o partidos”. El 74,8% dice estar de acuerdo o muy de acuerdo con que su voto se definirá según “las propuestas de las candidaturas”.
Para el CIEP, este último dato resulta “interesante, pues esta afirmación responde precisamente a las temáticas de campaña electoral y pareciera tener un apoyo menor que otras con posturas más polarizantes”.
Alfaro explicó que el distanciamiento entre partidos y ciudadanía también es evidente en las motivaciones del voto. “Están viviendo la realidad por separado, no juntos. Los partidos están muy distantes de lo que la gente espera”, destacó.
En el caso de las elecciones legislativas, en las cuales la persona no emite el voto directamente por los candidatos a diputados, sino por los partidos y listas cerradas, Alfaro explicó que el contexto actual provoca que estos procesos “se vuelvan una competencia voraz, de todos contra todos”.
