
El canciller Arnoldo André sostiene que el escenario internacional ya no puede entenderse bajo la lógica de una sola fuerza dominante. “Estados Unidos ya no es la única potencia hegemónica del mundo”, afirmó en entrevista con La Nación.
Este abanico de posibilidades adquirió un peso especial para Costa Rica desde el 20 de enero, cuando Donald Trump asumió nuevamente la presidencia de Estados Unidos. Su segundo gobierno inició con un viraje abrupto en política exterior y comercial, que ya impacta el acceso a fondos de cooperación, genera incertidumbre sobre proyectos de inversión —como la industria de semiconductores— y suma presión con la aplicación de aranceles del 15% a las exportaciones costarricenses.
El retorno de Trump al mapa político global, ha llevado a un reacomodo de prioridades y diferencias entre los distintos actores internacionales. No obstante, André asegura que se mantienen los espacios para el disenso y que no hay temor a sufrir represalias, por no seguir la misma línea de Washington. “Uno a los amigos debe decirles en lo que está de acuerdo, pero también en lo que no está de acuerdo”, declaró.
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Las nuevas oportunidades
El jefe de la diplomacia costarricense considera que, aunque el liderazgo estadounidense continúa siendo determinante, hoy convive con el avance de países y bloques regionales que reclaman un papel más activo en la toma de decisiones internacionales. Esa reconfiguración, añadió, presenta oportunidades para que naciones pequeñas, como Costa Rica, no tengan que depender exclusivamente del aliado norteamericano.
“Por ejemplo, si uno observa Arabia Saudita y su interés en ser un actor mundial —con su inversión en Latinoamérica, la apertura de embajadas, las visitas de inversión y los intercambios culturales y económicos—, ahí hay un nuevo polo. Pero también India, Turquía y el propio Brasil emergen como parte de un sistema que ya no es hegemónico de una sola potencia, sino multipolar“, destacó.
No obstante, con el 60% del turismo proveniente de ese país, el 70% de la inversión extranjera directa en Costa Rica originaria del gigante del norte y casi el 50% de las exportaciones costarricenses destinadas a su mercado, Estados Unidos sigue siendo un socio del que no se puede prescindir.
“De ahí que haya un interés de todas las administraciones de este país de mantener una buena o excelente relación estratégica con los Estados Unidos. Lo que no significa, y lo demuestra la nueva política arancelaria norteamericana, que no deba continuar buscando e incrementando sus relaciones con los otros pueblos del mundo”, destacó.
El ministro de Relaciones Exteriores subrayó la importancia de “hacer crecer” la presencia de Costa Rica en Asia, pero también de explorar Medio Oriente. Además, señaló que el país puede intensificar sus relaciones comerciales, científicas y tecnológicas con naciones como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Baréin e Israel.
“Algunos de los países que he mencionado, sobre todo en el Medio Oriente, tienen exceso de ahorro. Ellos tienen exceso de divisas por su exportación de petróleo y tienen que buscar dónde invertirlo. Están en búsqueda de proyectos que den una rentabilidad razonable y nosotros tenemos deficiencias financieras.
“Entonces, perfectamente hay una sinergia de lograr proyectos de desarrollo en el país nuestro, sobre todo en alianzas público-privadas de proyectos con capital de estos países”, argumentó.
Igualar la cancha
Sobre la relación con el gobierno estadounidense, André afirmó que es “excelente”, aunque subrayó la importancia de defender los intereses de Costa Rica en el terreno comercial. En el caso de los aranceles, indicó que “Costa Rica va a insistir en la necesidad de, por lo menos, igualar la cancha frente a países que producen lo mismo”, en referencia a que mientras que los productos de los países deben pagar una tarifa del 10%, las exportaciones costarricenses fueron golpeadas con un 15%.
“No puede ser que una piña costarricense o un saco de café costarricense pague un 5% más de impuesto que uno salvadoreño, nicaragüense, hondureño o guatemalteco”, alegó.
Respecto a una eventual reunión entre Trump y el presidente Rodrigo Chaves, el ministro reconoció que se tienen “gestiones presentadas para ver si se puede dar, en algún momento, una reunión bilateral del más alto nivel”.
Diferencias con la administración Trump
Consultado sobre si Costa Rica puede diferir en criterios y visiones con el gobierno de Donald Trump, especialmente en temas de derechos humanos y medio ambiente, el canciller Arnoldo André afirmó que “sí”.
Subrayó que “Costa Rica apoya a nivel nacional e internacional toda la gestión contra el cambio climático” y que le preocupa tanto el aumento de la temperatura global como los efectos directos sobre el país". Señaló que, en contraste, la política de la administración Trump tiende a “minimizar” estos temas, pero eso no es un obstáculo para que ambas naciones conversen.
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Trump es un férreo opositor del Acuerdo de París, retirando a su país del convenio en sus dos administraciones, decisión que contrasta con la política de descarbonización que Costa Rica mantiene y el impulso de soluciones globales contra el cambio climático.
El canciller explicó que el país sigue siendo soberano y que su política exterior se guía por cinco ejes de Estado: la defensa de la democracia y la soberanía nacional; la promoción y protección de los derechos humanos; la promoción de la paz, el desarme y la seguridad; el fortalecimiento del derecho internacional y del multilateralismo; y la promoción del desarrollo sostenible y la coordinación en negociaciones ambientales internacionales.
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Apoyo a la ONU y la OEA
El canciller también puso como ejemplo el caso de la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas (ONU). Manifestó que Costa Rica continúa defendiendo la importancia de estos foros para la gobernanza regional y global. En contraste, el presidente Trump ha amenazado con sacar a Estados Unidos de estos espacios o cortar su financiamiento.
“Costa Rica necesita de las Naciones Unidas y de la OEA, incluso como mecanismo de defensa. Ahí estamos apoyando absolutamente la reforma de la OEA, pero no nos interesa un debilitamiento”, precisó.
André explicó que, a pesar de las discrepancias, los canales de comunicación con Estados Unidos se mantienen abiertos y activos.
