La solución es la huelga, decía Georges Sorel, teórico materialista y activista revolucionario francés de los siglos XIX y XX, recordado por su devoción a Carlos Marx y la lucha de clases. En su obra, Reflexiones sobre la violencia (1908), escribió: “La violencia podría salvar al mundo del barbarismo capitalista”. Abogaba por imponer el sindicalismo a la fuerza para reivindicar las causas, justas o no, de los trabajadores, y boicotear el poder parlamentario. Creíamos que en Costa Rica ya estaba superado, pero no.
Los sindicatos adscritos al Poder Judicial revivieron el mórbido espectro de Georges Sorel. Su comunicado incorpora un lenguaje materialista, de lucha de clases: “La nueva burla de los diputados nos lleva a un posible recrudecimiento del movimiento”. ¡Demoledor!
Pretender avasallar a los congresistas para evitar el libre ejercicio de sus potestades constitucionales de legislar en beneficio de todos, causó gran decepción. Esos hombres y mujeres de toga eran, a nuestro parecer, baluarte de las causas justas. Ya no. ¡Cómo duele verlos caer del pedestal!
Su huelga no era justa. Ninguna que reivindique derechos mal habidos, aunque fueren adquiridos, puede serlo.
Justo es recibir una pensión acorde con las cotizaciones, pero no las que representan un bajo porcentaje del valor actuarial; justo es que los viejos dejen algo de capital y reservas para los más jóvenes, aún por madurar, pero injusto es que otros contribuyentes ajenos al Poder Judicial subsidien un régimen privilegiado; justo es, en suma, que los montos recibidos satisfagan el principio filosófico inserto en la pensión como institución social: monto razonable para subsistir decoro-samente en la vejez, cuando ya las fuerzas para seguir luchando van mermando.
El proyecto de ley multipartidista aprobado por la Comisión Especial de Pensiones, que mereció el repudio sindical, no es perfecto.
Mantiene disparidades con el de la CCSS y probablemente es insuficiente, pero es un buen paso en la dirección correcta. Aumenta las cotizaciones de un 11% hasta un 15%, la edad de retiro a 65 años, promedia los últimos 240 sueldos y no 24, como ahora, otorga un porcentaje del 85% en vez del 100%, un mínimo de 35 años de servicio y adecenta las pensiones de lujo.
Veríamos con buen agrado que el plenario lo aprobara y que los funcionarios judiciales archivaran a Georges Sorel y subieran de nuevo al pedestal de donde nunca debieron haber bajado.