Son unos 2.900 hidrantes –el 25% del total requerido– los que hacen falta para dar seguridad a los ciudadanos y facilitar la tarea del Cuerpo de Bomberos, en caso de incendios.
El mínimo de aparatos que se requieren en el país es 12.000, según una estimación hecha por Bomberos en el 2008, cuando se creó la Ley de Hidrantes (N.° 8.641). Sin embargo, hasta ahora hay instalados cerca de 9.100.
Esa normativa establece que el desarrollo de la red, instalación, operación y mantenimiento de las unidades son responsabilidad de los operadores de los sistemas de distribución del servicio de agua potable.
Es decir, todo eso queda en manos del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), los 1.500 acueductos rurales (Asadas) y 29 municipios –con su propio acueducto–.
A la fecha, están en la lista negra seis municipalidades, porque no cobran a sus abonados el tributo por hidrantes ni han formalizado su instalación.
Los cantones en deuda son Dota, Nandayure, León Cortés, Jiménez, Alvarado y Abangares.
El que no cobren el tributo no necesariamente significa que no hayan instalado hidrantes en sus áreas de cobertura; no obstante, esa es la única opción de registro formal y de control para Bomberos, y es obligatoria según la ley.
Los alcaldes Leonardo Chacón, de Dota, y Leonardo Quesada, de León Cortés, aseguraron que tienen varias unidades instaladas y que cuentan con los financiamientos para adquirir ocho y seis más, respectivamente.
Empero, admitieron que, por diversos motivos, como falta de consenso y retrasos administrativos, aún carecen de tarifas.
“No cobramos el tributo, pero tenemos instalados 10 hidrantes dentro del cantón y el plan es tener 18 al final del año. Lo de la tarifa es decisión del concejo municipal; ya se lo planteé y aún no ha querido tomar la decisión. Sí, estamos incumpliendo con la ley”, dijo Chacón.
De los 29 municipios con acueducto, 13 cobran el tributo por hidrantes, y de los 1.500 acueductos rurales –administrados por las Asadas– 251 cumplen con ello.
Alex Solís, jefe de Ingeniería, de Bomberos, recordó que cuando ocurre un incendio, la entidad requiere que los aparatos estén ubicados lo más cerca posible y que haya un buen acceso al agua.
“Este es un tema de protección para la ciudadanía, el usuario del hidrante es cada comunidad. Hacemos un llamado a municipios y Asadas para que hagan las instalaciones, lo que mejorará nuestra capacidad de respuesta”, dijo.
“En los municipios está nuestro mayor problema de seguimiento, pues cada uno es autónoma y a veces con muy bajos presupuestos”, agregó Solís.
Rezagados. La Ley N.° 8.641 se creó en el 2008 y estableció que el país debía tener, al menos, 12.000 hidrantes. Para entonces ya se habían instalado cerca de 6.000.
Según el más reciente registro de Bomberos, desde el 2008 se han colocado 3.124 unidades: el AyA instaló 1.681; la ESPH, 235; los gobiernos locales , 402, y las Asadas, han colocado 806.
“Nos falta un 25% de lo que requeríamos al momento de la ley, hace siete años, pero ya iniciamos un plan piloto para actualizar esa cifra porque las necesidades han cambiado. Nos tomará hasta ocho meses actualizar cuántos hay y cuántos faltan”, dijo Solís.
El AyA adquirió el compromiso anual de instalar 500 hidrantes nuevos y de reparar 1.000, mientras que la ESPH realizó la promesa de colocar 100 aparatos nuevos y arreglar otros 40, cada año.
Francisco Angulo, vocero de la ESPH, manifestó que su entidad es la única que ha cumplido al 100% con la normativa vigente.
“Durante el 2014 se instalaron 102 nuevas unidades, se dio mantenimiento preventivo a 400 y se sustituyeron 41, para sumarse a la red de más de 1.000”, declaró.
En esos planes de instalación y mantenimiento se basa la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) para fijar tarifas por el servicio de hidrantes.
Según Carolina Mora, vocera de la Aresep, el AyA y las Asadas cobran ¢15 por metro cúbico (m³) de agua consumida, mientras que la ESPH cobra ¢20. Ella aseguró que las empresas solo reciben los ajustes tarifarios si están al día con sus promesas.