80 comerciantes de los 88 que hasta el viernes se ubicaban sobre la calle 13 bis, al costado oeste de la Plaza de la Democracia, estrenaron este lunes el Nuevo Mercado Municipal de Artesanías de San José.
Las viejas instalaciones fueron demolidas el sábado en la madrugada por el ayuntamiento josefino, una vez que se completó el desalojo de los vendedores.
Largo proceso
Durante la inauguración del nuevo edificio, el alcalde de San José, Johnny Araya, aseguró que solo ocho comerciantes aún no habían aceptado uno de los locales que conforman el centro de comercio que se ubica al sur de la plaza de las Garantías Sociales, detrás de la Caja Costarricense de Seguro Social.
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"Hay 80, solamente faltan ocho y tenemos la esperanza de que al final la totalidad se integren, no hay razón para que no lo hagan; realmente me parece que la Municipalidad ha remodelado estas instalaciones y estamos abiertos a que en estas horas hagamos los ajustes necesarios para que todos tengan los locales que les corresponden", dijo Araya.
Hasta el viernes, más de 20 comerciantes se oponían a ser reubicados en el nuevo establecimiento, incluso el sábado muchos dijeron que fueron trasladados a la fuerza porque, si no lo hacían, perdían sus mercaderías, ante la inminente demolición del viejo galerón.
En el nuevo edificio inaugurado este lunes, los artesanos cuentan con locales más espaciosos, así como servicios sanitarios, y en los próximos meses se construirá una zona de comidas y servicios bancarios.
"Hoy hemos logrado muchas cosas, en primer lugar darle a los artesanos un lugar digno como ellos se merecen y en segundo lugar devolverle a la ciudad la calle 13 bis, pero también darle a San José un mercado como la ciudad necesitaba", agregó el alcalde de San José.
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Araya dijo que la inauguración del nuevo mercado ”marca el final de un conflicto y el inicio de un sueño que hemos venido trabajando desde hace tiempo, en medio de un ambiente tenso. Esto que ocurrió con este mercado que sirva de ejemplo de cómo un conflicto se puede transformar en una solución”.
El funcionario también celebró que los artesanos ya conformaron una cooperativa, la cual les permitirá trabajar por el desarrollo del proyecto y aseguró que en los próximos días continuarán con la decoración y acondicionamiento del nuevo centro de comercio.
Juan Rodríguez, representante de los trabajadores, aseguró que a pesar de que fue un camino complicado, se logró tener un mercado “de primer mundo”.
El comerciante elogió las instalaciones y afirmó que las mismas les permitirán desarrollar su actividad de una mejor manera.
Durante las primeras horas, tras la apertura, en los pasillos del nuevo mercado ya se podían observar varios grupos de turistas.
Darío Muñoz, quien visita el país con su esposa Leticia Cantarini (ambos argentinos), aseguraron que llegaron al lugar porque escucharon en la calle que este lunes se estaba inaugurando, al tiempo que calificaron las nuevas instalaciones como "ordenadas".
Por su parte, Edgardo Washington, uno de los vendedores dijo sentirse satisfecho con el nuevo local.
"Tenemos bastante comodidad, estamos apenas acomodándonos y gracias a Dios hemos recibido una buena afluencia de clientes, unos a conocer y otros a comprar, esperamos que así siga", dijo el artesano.
Araya dijo que escogieron inaugurar el mercado este lunes como parte de la celebración del día de San José.
Precisamente, en la actividad de apertura estuvieron presentes el obispo de San José, José Rafael Quirós y el obispo auxiliar, Daniel Blanco.
Tras el acto oficial y la respectiva bendición de los locales, autoridades municipales y de la Iglesia realizaron una procesión con la imagen de San José que viajó del mercado a la Catedral Metropolitana.
El traslado de los artesanos estaba pendiente desde el 2014, cuando la Sala Constitucional anuló el levantamiento del veto realizado por el presidente Luis Guillermo Solís, con el cual otorgaba dicha calle a los comerciantes.
Tras ese fallo, el ayuntamiento de San José inició la construcción del nuevo establecimiento, cuyo costo rondó los ¢1.000 millones, a los que se sumaron otros ¢150 millones por remodelaciones solicitadas por los artesanos.
Aún está pendiente la construcción de restaurante que se ubicará en el mezanine y la instalación de cajeros automáticos.