En una de sus tantas citas de seguimiento, el corazón trasplantado de Blanca Vega Brenes dio señales de agotamiento.
Sucedió hace unos dos meses, cuando le hicieron un ecocardiograma (un ultrasonido del corazón) y los resultados reflejaron que el indicador conocido como fracción de eyección estaba en un 25%.
En un corazón con función normal, ese indicador debería estar entre un 60% y el 65%, explicó Édgar Méndez, jefe de Cirugía del Hospital México.
“Es un dato que evidencia una deficiencia o insuficiencia cardíaca, una afectación total y absolutamente relacionada con que no era el corazón nativo de ella”, explicó Méndez.
Este cirujano conoció a Blanca Vega Brenes desde que hizo el internado (práctica médica del último año de carrera) en el Hospital San Juan de Dios, por allá de 1984.
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Blanquita, como llegó a ser conocida, estaba internada en ese hospital capitalino por un problema cardíaco que solo pudo ser corregido cuando se le trasplantó el corazón de un joven de 17 años, el 4 de julio de 1991.
Fue la primera mujer en Centroamérica en recibir un trasplante coronario, y la segunda costarricense después de Juan Rueda Espinoza.
La operación se realizó en el Hospital México, y estuvo a cargo del equipo liderado por Longino Soto Pacheco, cirujano ya fallecido, y del cual formó parte Méndez.
Esta mujer logró sobrevivir sin mayores complicaciones poco más de 27 años con ese órgano, convirtiéndose en uno de los pacientes trasplantados que más años ha sobrevivido después de una operación de este tipo.
Falleció el 9 de noviembre, a los 66 años, aunque la noticia de su deceso tomó a todos por sorpresa -médicos incluidos- hasta el jueves 22 de noviembre.
Caso emblemático
El hallazgo tras la ecografía le fue comunicado a Blanca Vega, confirmó Édgar Méndez.
Su caso no calificaba para hacer un retrasplante. Entre otras causas, por la edad y por la dificultad que encierra encontrar un donador compatible. Se tomó la decisión de ajustar los medicamentos.
Vega Brenes regresó a su casa, en Pocora, en Guácimo, con esa indicación.
Méndez lamentó que la noticia tardía del deceso impidiera realizar una autopsia.
“Para nosotros, era de sumo interés hacerle estudios inmunológicos, de Patología y pruebas al corazón. Conocer su estado hepático, cerebral y de las arterias en general para tener una idea del grado de tolerancia que el organismo tuvo a este injerto de 27 años”, dijo.
Este cirujano destaca de toda esta historia lo que él llama la “compatibilidad extraordinaria del receptor hacia el corazón del donador, que tuvo como producto una sobrevida impresionantemente larga”.
“Las manifestaciones de rechazo que hizo simple y sencillamente se fueron manifestando muy distantes en el tiempo”, agregó.
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Manuel Alvarado Arce, jefe de Cirugía Cardiovascular y Torácica del Hospital México, confirmó que la reserva cardíaca de Vega “aún aguantaba”.
“Es una muestra de la calidad del procedimiento que se le realizó. No tuvo internamientos por insuficiencia cardíaca. Mantuvo un equilibrio de la función porque estaba bien de su trasplante”, explicó Alvarado, quien formó parte del equipo que asistió a Longino Soto durante el trasplante.
Uno de los últimos internamientos, este año, no fue por causa cardíaca, aunque sí se hizo para proteger su corazón. Vega llegó por una diarrea que puso en riesgo el funcionamiento de sus riñones.
Según dijo, es frecuente que estos pacientes comiencen a registrar dificultades ocho o diez años después del trasplante. Pero esto no sucedió en Blanca.
“El trasplante fue hecho en casa. Todos los que participamos, éramos alumnos de la UCR (Universidad de Costa Rica). Fue todo el equipo entrenado aquí en casa”, recordó Alvarado, quien también participó cuando se realizó el trasplante de corazón a Juan Rueda.
Juan José Pucci, fue el cirujano asistente principal de Longino Soto en la implantación del corazón. Lamentó la muerte de Blanca Vega.
"A Blanquita le tomamos mucho cariño durante todos estos años. Ella fue la persona en este país y en muchos otros que ha vivido más tiempo con un trasplante.
“Llevó consulta por años de años, todos la quisimos mucho y hasta la visitamos en la casa. Era una mujer muy joven cuando se operó y pudo vivir todos estos años una vida muy cercana a lo normal”, destacó Pucci.
El gerente médico de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Roberto Cervantes Barrantes, considera la historia de Blanca Vega como una de éxito para la institución.
“Para la Gerencia Médica es muy triste escuchar sobre la muerte doña Blanca Vega; sin embargo, su fallecimiento debe también hacernos sentir satisfechos de que un costarricense haya vivido tantos años tras una cirugía tan compleja, lo cual refleja un sistema de salud en evolución, que se va superando y va por el camino correcto”, dijo Cervantes.
Más trasplantes en camino
En los últimos 11 años, se han realizado 37 trasplantes cardíacos, seis de ellos en bloque; es decir, corazón-riñón o corazón-pulmón, informó la oficina de prensa de la Caja.
En todo ese tiempo, este tipo de procedimientos solo se han efectuado en el Hospital Calderón Guardia, en San José.
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Sin embargo, tanto Méndez como Alvarado confirmaron por aparte que pronto se reactivarán los trasplantes cardíacos en el México.
“En el México estamos metidos de lleno con la comisión del nivel central de trasplante de corazón-pulmón. Salimos de la lista de espera convencional y ahora arrancamos nuevamente el proceso de preparación de un equipo de trasplante en nuestro hospital para dar el apoyo al grupo que está ahorita en el Calderón”, dijo Méndez.
Para él es importante activar la donación mediante campañas de sensibilización a las personas.
“Se está trabajando en esto. Es un servicio que tiene que darse a todo el país. El país está en capacidad y la institución tiene que hacer más esfuerzos para que existan mucha Blancas”, manifestó Alvarado.
Sí, la historia de Blanca Vega se pudo escribir porque hubo una familia que, en medio del dolor por la pérdida, decidió donar el corazón a una joven madre. Ella, finalmente, pudo ver crecer a sus hijos y conoció a sus nietos.