Detrás del descenso en las tasas de desempleo, se esconden dos realidades no precisamente alentadoras.
La primera es que, después del impacto económico de la pandemia, el desempleo bajó, pero no solo porque el país haya generado nuevos puestos de trabajo en la misma proporción, sino porque muchas personas desistieron de buscar empleo.
La segunda realidad es la de aquellos casos donde sí se crearon empleos, pero en condiciones precarias, sin salario mínimo y sin acceso a la seguridad social o garantías laborales.
Ambos fenómenos fueron expuestos en el más reciente informe del Programa Estado de la Nación.
La investigación tomó como base los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), comprendidos entre el primer trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2022.
Para ese último periodo, a principios de este año, el desempleo se ubicó en 13,6%. En el momento más álgido de la pandemia, a mediados de 2020, la tasa superó el 24%. Antes del impacto, en el 2019, las cifras oscilaron entre un 11,3% y un 12,5%.
Miles dejaron de buscar empleo
La tasa de desempleo es un indicador que muestra la proporción de personas sin trabajo en relación con el total de personas dispuestas a laborar, es decir, la fuerza trabajo. Este último grupo está compuesto por trabajadores actuales y por personas que buscan activamente una vacante.
El Estado de la Nación desarrolló un indicador para saber qué tan cerca o que tan lejos se encuentran los datos de empleo en comparación con el último trimestre del año 2019, antes de que llegara la pandemia.
Si el indicador es 100, el nivel es el mismo.
En relación con la cantidad de personas ocupadas, el índice arrojó un 97 en el primer trimestre de este año. Esto significa que hay menos personas empleadas que en el 2019.
En tanto, el indicador de las personas que están fuera de la fuerza laboral es de 112. Aumentó la cantidad de gente que ya no busca empleo.
De acuerdo con el Estado de la Nación, las cifras sugieren que “después del golpe de la pandemia, algunas personas entraron nuevamente al mercado laboral, pero no encontraron trabajo, se desalentaron y volvieron a salir. Solo una parte de ellas siguen intentando conseguir empleo”.
Visto de otra manera, si ese excedente de personas fuera de la fuerza laboral decidiera reincorporarse a la búsqueda de empleo, presionará el mercado de trabajo y elevaría nuevamente la tasa de desempleo.
En tanto, el indicador de personas desempleadas es de 120.
Para efectos de las cifras oficiales, las personas desalentadas no cuentan como desempleadas. Al haber menos participantes en la fuerza de trabajo, la tasa de desempleo decrece, sin que necesariamente signifique que haya más trabajo.
Para principios de este año, todavía no se recuperaban los niveles de empleo previos a la pandemia.
Más personas debajo del salario mínimo
De acuerdo con Natalia Morales, otro de los problemas detectados por la investigación es que mucha de la recuperación del empleo se da en puestos de mala calidad. Igualmente, se elaboró un índice en donde la base es 100.
Hay una mayor proporción de trabajadores que ganan menos de un salario mínimo, es decir, menos de ¢326.000 mensuales. En el indicador, es el movimiento más alto de todos, pues llegó a 128.
Por el contrario, se reporta un leve descenso de empleados que ganan entre uno o dos salarios base (de ¢326.000 a ¢652.000). Y al mismo tiempo, una fuerte contracción de empleos con salarios de más de ¢660.000 mensuales.
En relación con el crecimiento del empleo que gana menos de un salario mínimo, el estudio estima que son personas no calificadas, en su mayoría. Algunos recurrieron a actividades como trabajadores independientes luego de quedar desempleadas o ante la necesidad de generar ingresos en sus hogares.
La investigación llegó a esta conclusión al revisar otras variables de la Encuesta Continua de Empleo. Por ejemplo, revisó los datos disponibles sobre los ingresos por trabajo de los costarricenses y los comparó con los niveles reportados en la prepandemia.
“Trabajar de manera independiente fue la alternativa para generar ingresos en todos los perfiles: hombres, mujeres, personas calificadas, no calificadas y jóvenes. Sin embargo, este tipo de creación de empleo se da mayormente en condiciones no deseadas: sin seguro por trabajo o ganando menos de un salario mínimo”, apunta el estudio.
La publicación agrega que “a esto se suma que la población ocupada en promedio gana menos que antes de la pandemia, lo cual no sorprende, pues una de las acciones para evitar mayores despidos en 2020 fue la aplicación de medidas de flexibilización laboral que afectaron los ingresos”.
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Personas que se salieron desalentadas de la fuerza laboral por falta de oportunidades y generación de empleo pero con bajo salario, están ocultos detrás de la reducción en la tasa de desempleo en Costa Rica. (Jeffrey Zamora)