El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) hizo eco de las preocupaciones expresadas por la Iglesia católica de Costa Rica respecto a la subasta de frecuencias de radio y televisión impulsada por la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL) y el Gobierno.
El Celam agrupa a los obispos católicos de Latinoamérica y las Antillas.
La organización católica regional expuso que, según los obispos costarricenses, reducir un bien público como el espectro radioeléctrico a un criterio “meramente económico” puede comprometer la pluralidad democrática y el acceso a voces diversas.
La posición costarricense, firmada por Monseñor Javier Román Arias, obispo de Limón y presidente de la Conferencia Episcopal, recuerda que las frecuencias no son solo activos comerciales, sino “pilares de la vida democrática”.
Por ello, los obispos católicos llamaron al Estado a no entregar el espectro “al mejor postor”, sino a construir un modelo que reconozca su dimensión humana y social.
Varias emisoras católicas quedaron fuera de la subasta por la incapacidad para pagar el dinero exigido por la Sutel. Tal es el caso de Radio Santa Clara (550 AM) y Radio Sinaí (103.9 FM).
La Sutel puso un precio base de $386.000 para concursar por frecuencias de radio FM de cobertura nacional; $1.6 millones para televisión de cobertura nacional y entre $157.629 y $325.044 para frecuencias televisivas regionales.
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño explicó que “el episcopado costarricense observa que, según la doctrina social de la Iglesia, los bienes comunes deben beneficiar al conjunto de la sociedad, especialmente cuando su función sostiene la dimensión cultural, social y espiritual del país".
Además, subrayó la necesidad de “repensar el criterio de subasta y considerar elementos que no se miden en una planilla contable”.
Aporte social
El Celam destacó que excluir los medios comunitarios, educativos y culturales por incapacidad de participar en una subasta sería “una victoria económica, pero una derrota moral para el país”.
Agregó que la Conferencia Episcopal costarricense reconoce el valor de los medios no confesionales que cumplen funciones sociales esenciales: fortalecer identidades locales, abrir espacios de diálogo y dar voz a quienes históricamente no la han tenido.
“La Iglesia insiste en que la libertad de expresión no solo se protege evitando censura, sino garantizando condiciones para que existan voces múltiples. Si solo sobreviven los medios con mayores recursos financieros, el país corre el riesgo de escuchar menos y dialogar menos", concluyen.
