
Carlos Hernández Moraga tenía 18 años en 2009, cuando el gobierno de Óscar Arias firmó el contrato con la empresa holandesa APM Terminals para concesionar el megapuerto de Moín, en Limón.
En ese año, este vecino de barrio Bella Vista, también en Limón, recién salía del colegio y no estaba muy enterado de que se construiría un nuevo puerto, pues ni siquiera tenía claro qué iba a estudiar.
La vida, sin embargo, se encargó de poner a Hernández no solo en el proyecto, sino en los más alto de él.
Hernández, ahora con 27 años es uno de los responsables de formar a los futuros operadores de las megagrúas, mujeres y hombres sin vértigo, que trabajarán a 55 metros de altura, desde donde le darán vida al puerto con la carga y descarga de contenedores.
Para llegar a ese puesto, el limonense recibió meses de capacitación en puertos de Brasil y Egipto, superó una larga lista de pruebas y evaluaciones para comprobar que no le teme a las alturas, que tiene buena ubicación espacial y excelente coordinación física.
A partir de 2019, cuando comiencen a llegar los buques, Hernández ocupará una de las seis grúas pórticas. En los primeros meses deberá alcanzar una productividad de 28 movimientos (cargas o descargas) por hora y aumentar poco a poco.
El equipo a su cargo está valorado en $10 millones, tiene capacidad para atender barcos de hasta 14.000 contenedores y puede alcanzar una altura máxima de 134 metros, es decir, muy por encima de las torres de Paseo Colón, que con sus 97 metros, eran el edificio más alto del país.
En total, la terminal portuaria tendrá 28 personas para operar sus seis grúas.
Otro grupo de unos 75 empleados manejarán las 29 grúas de patio, las cuales apilarán y distribuirán contenedores por las 40 hectáreas de muelle. Todo el personal debe estar listo en diciembre.
LEA MÁS: Japdeva estrenó millonarias grúas chinas seis meses después de su llegada
"Jamás me imaginaba acá, tenía en mente otros proyecto, quizá de acuerdo a lo que había estudiado (criminología), pero estar acá en las alturas con una grúa no estaba en mi mente (...) Hace cuatro años apliqué para ser chofer y luego de tres años se me habló de varios puestos disponibles, uno de ellos como operador de grúa", relató Hernández.

Lilita McKenzie, vecina de barrio Corales, es otra de las limonenses que realiza el entrenamiento para esos puestos.
Para McKenzie, madre de dos hijos, ese trabajo representa la estabilidad económica. Antes cubría incapacidades, de forma esporádica en la Junta de Administración Porturaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).
Cuando no estaba en Japdeva, la mujer, de 35 años, hacía portones o algún otro trabajo en soldadura.
"Yo veo un futuro, no para mí solamente, sino para muchas familias de Limón", afirmó Juan Carlos Romero, oriundo de Liverpool.

Junto con otras 22 personas, Romero también cursa la capacitación para ser operario de grúa. Antes de entrar a APM Terminals trabajaba en un predio que almacenaba mercancías hasta que llegara la hora de llevarlas al muelle.
De los 206 empleados directos de APM Terminals, el 53% es de Limón. También hay otros 1.000 obreros que se encargan de la construcción de la terminal portuaria.
Trabajo delicado
Valter Soares, gerente de Entrenamiento de APM Terminals, explicó que los operadores de grúas son los obreros con mayor responsabilidad dentro de los puertos.
En el caso de los que descargarán los buques portacontenedores, los trabajadores controlarán la grúa desde una cabina ubicada a 55 metros de altura. Mientras que las grúas de patio tienen 25 metros de alto.
Los aparatos incluyen medidores de la velocidad del viento para garantizar la seguridad durante las cargas o descargas, cámaras en diferentes puntos y decenas de sensores que le ayudan al trabajador. La exigencia es que realicen, al menos, 28 movimientos por hora.

"Es el de mayor de responsabilidad no solo por el manejo de la carga, sino por la economía de la empresa, pues, es por medio de ellos que entra el dinero", comentó Soares.
Fabián Chacón, coordinador de entrenamiento de APM Terminals, declaró que para solucionar la falta de experiencia privilegiaron el talento de los aspirantes.
Chacón, originario de Siquirres, explicó que es natural que los nacionales no tengan experiencia manejando ese tipo de grúas porque esos equipos no existían en el país.
Entre 2016 y 2017 cientos de personas acudieron a las pruebas hechas por la firma holandesa para hacerse cargo de esa maquinaria, pero no todos pasaron las evaluaciones.
LEA MÁS: Japdeva carece de plan para romper con 900 trabajadores
La compañía instaló un simulador en Limón para hacer esas evaluaciones, en él los usuarios enfrentan la experiencia de bajar contenedores de un barco.
Las grúas tienen capacidad para atender barcos de hasta 13.000 TEUs (contenedores de 20 pies) y puede ejecutar hasta 38 movimientos por hora.
Javier Frauca, gerente de Equipos de APM Terminals, informó de que el reclutamiento de electricistas, mecánicos y electromecánicos para el mantenimiento de toda la maquinaria de la terminal también está en desarrollo.
En los próximos meses llegarán a Limón otras tres grúas pórticas y más grúas de patio.
Retrasos
De acuerdo con el contrato de concesión, el megapuerto debía comenzar a operar a principios de este año. Sin embargo, un problema con los pilotes de la plataforma portuaria obligó a hacer estudios y tomar medidas correctivas.
Meses atrás, APM Terminals anunció que febrero de 2019 es la fecha para la apertura.
Otro inconveniente se dio con la construcción de la carretera de acceso al muelle, obra que es responsabilidad del Estado y tuvo un costo de $77 millones, aproximadamente.
La inauguración del megapuerto de Moín significa la modernización de los puertos del Caribe y representa la esperanza de hacer más eficiente las exportaciones e importaciones.
También es sinónimo de despidos, pues, Japdeva deberá reducir su planilla al perder la carga en contenedores.
El año anterior, Ann McKinley, presidenta ejecutiva de Junta de Administraci´n Portuaria y de Desarrollo de la Vertiente Atlátnica (Japdeva), calculó que la apertura del megapuerto obligaría a despedir a 900 personas, según consta en una acta de Consejo de Gobierno.

