Corcovado. “Estamos parados sobre una montaña de oro”. Esta frase de Eliécer Villalta, funcionario del Área de Conservación Osa (Acosa), no era literal, pero sí es una manera de explicar en pocas palabras por qué el pequeño macizo en el que hicimos una pausa tras horas de caminata, se había convertido en un imán para los que buscan oro en la zona sur del país.
“Incluso, cuando tapamos el túnel El Churchy –uno de los más apetecidos por los oreros–, alguna gente nos pedía que por favor los dejáramos extraer material, aunque fuera durante 45 minutos, pues era lo único que necesitaban para ganarse el sustento de unos días”, explicó el guardaparques.
Esa breve conversación deja clara una de las causas que explican la invasión que sufre el Parque Nacional Corcovado, en la península de Osa. Allí, unas 250 personas sacan oro de manera ilegal.
Índice. “No hay trabajo y la vida está dura; entonces, no queda más que jugarse el chance y orear para poder comer”, explicó un golfiteño de unos 45 años de edad, quien prefirió reservarse su identidad.
Junto a él, otros más jóvenes asentían cada palabra que el mayor pronunciaba.
Ese encuentro de un equipo de este diario con los oreros ocurrió en playa Carate, cerca de los límites de Corcovado. En ese sector hay gran cantidad de personas que buscan el metal pues, al no ser área protegida, los guardaparques no pueden evitar la actividad de extracción.
Lo cierto es que aquel orero es el ejemplo de lo que detalla el Atlas de desarrollo humano cantonal de Costa Rica 2012 . Golfito –donde se ubica Corcovado– es uno de los tres cantones más vulnerables del país.
Allí, como en su vecino Corredores y otros cinco cantones más, los habitantes experimentan más privaciones sociales que en cualquier otro lugar del país, según el índice de pobreza cantonal.
Sin embargo, quienes conocen lo que allí sucede admiten que el “oro fácil” también atrae con otros propósitos que van más allá de tener algo de dinero para comer.
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