
Washington, Estados Unidos. El presidente estadounidense, Donald Trump, lanzó un nuevo ataque contra los programas de comedia nocturnas, blanco predilecto de sus críticas, y contra las cadenas de televisión en general, amenazando una vez más con revocar sus licencias.
Trump empleó un lenguaje particularmente hostil para exigir la cancelación del programa del actor Stephen Colbert en CBS, en un mensaje publicado la noche del martes en su plataforma Truth Social.
La cadena “debería sacarlo YA, es lo único humano que se puede hacer (sic.)”, exigió el presidente, calificando al popular comediante de “desastre patético”.
Utilizó el verbo inglés “put to sleep”, generalmente usado para describir el acto de sacrificar animales.
CBS ya había anunciado que el programa nocturno presentado por Colbert finalizaría en mayo.
“Si los noticieros y programas nocturnos de las cadenas son casi 100% negativos respecto al presidente Donald J. Trump, MAGA (el movimiento trumpista “Hagamos a Estados Unidos grande otra vez”) y el Partido Republicano, ¿no deberían revocarse sus valiosas licencias de transmisión? Yo digo que sí”, escribió el republicano, de 79 años, en otro mensaje, reiterando una amenaza que ya había hecho.
La decisión de poner fin al programa de Colbert provocó que los opositores de Trump denunciaran la censura.
El presidente republicano logró meses atrás que Paramount -empresa matriz de CBS- aceptara pagar $16 millones para poner fin a una demanda en la que alegaba que el programa “60 Minutes” de la cadena había editado una entrevista con su rival demócrata en las elecciones, Kamala Harris, para favorecerla.
El fin de semana pasada, la nueva editora jefe de la cadena, Bari Weiss, canceló a último minuto la emisión de un reportaje sobre la cuestionada megacárcel salvadoreña a la que Trump ha enviado migrantes indocumentados.
Otra cadena, ABC, suspendió brevemente a su estrella del programa nocturno de entrevistas, Jimmy Kimmel, antes de reincorporarlo y extender su contrato por un año más, hasta mediados del 2027.
El presidente de Estados Unidos quiere transformar el panorama mediático que, según él, se caracteriza por un sesgo anticonservador. Colocó a uno de sus aliados, Brendan Carr, al frente del regulador audiovisual estadounidense, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC).
Carr causó revuelo recientemente durante una audiencia en el Congreso al afirmar que “la FCC no es formalmente una agencia independiente”, lo que implica que sus acciones podrían, por lo tanto, estar alineadas con las prioridades políticas de la Casa Blanca.

