
Gaza, Territorios Palestinos. La ofensiva terrestre y aérea de Israel en Ciudad de Gaza intensificó este sábado la crisis humanitaria, dejando a cientos de miles de palestinos sin posibilidades de escapar.
En medio de los bombardeos, Mohamed Abu Salmiya, director del hospital Al Shifa, recibió en la sala de urgencias los cuerpos de su hermano y su cuñada.
“Me quedé impactado y devastado al ver los cadáveres de mis seres queridos”, dijo el médico, quien trabaja en la unidad de emergencias del principal centro hospitalario de Gaza.
Según la Defensa Civil del territorio, al menos 87 personas murieron en las últimas horas, 70 de ellas en la capital.
Testigos describen ambulancias llegando sin cesar a los hospitales, mientras familias enteras abandonan la ciudad con lo poco que pueden cargar en camiones, automóviles, carretas tiradas por animales o a pie.
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“No tenemos fuerza ni dinero para evacuar”, relató Mohamed Nasar, de 38 años, quien teme por su esposa y sus tres hijas. “Esperaremos hasta el último momento”.
La guerra, iniciada el 7 de octubre de 2023 tras el ataque de Hamás en Israel que dejó 1.219 muertos, suma ya más de 65.100 palestinos fallecidos en la Franja de Gaza, en su mayoría civiles, según cifras del Ministerio de Salud local, validadas por la ONU.

El ejército israelí, que lanzó su asalto terrestre el martes, insiste en que busca tomar lo que considera bastiones de Hamás en Ciudad de Gaza.
Ha instado a la población a trasladarse al sur y a una “zona humanitaria” en Al Mawasi, donde asegura que hay atención médica y ayuda disponible. Sin embargo, residentes denuncian que incluso en esa zona segura se han registrado ataques.
Los costos para evacuar se dispararon: el trayecto de unos 30 kilómetros hacia el sur puede costar entre $1.500 y $2.000, una suma inalcanzable para miles de familias que sobreviven con dificultad.
La ONU y varias potencias internacionales han pedido a Israel detener la operación, ante el riesgo de agravar la hambruna y el colapso de los servicios básicos en Gaza.
“Ni siquiera tenemos para comprar pan. ¿Qué se supone que debemos hacer? Nos quedaremos aquí, ya sea hasta que muramos o hasta que alguien encuentre una solución para nosotros”, lamentó Raeda al Amarin, una residente que aún no logra salir de la ciudad.
