
El gobierno de Estados Unidos informó este lunes que Kilmar Ábrego García, un salvadoreño acusado de tráfico de personas, fue detenido por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en Baltimore y se encuentra en proceso de deportación.
Ábrego, de 30 años, acudió este lunes a una cita con ICE como parte de las condiciones de su liberación bajo palabra el pasado viernes, cuando un juez le permitió esperar en libertad el juicio que enfrenta en Tennessee. Sin embargo, apenas llegó a las oficinas de inmigración, fue arrestado, indicaron diversos medios de prensa estadounidenses.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, escribió este mismo día en la red social X que “agentes de ICE arrestaron a Kilmar Ábrego García y lo están procesando para deportarlo”, aunque no detalló el país de destino.
Según sus abogados, las autoridades planean enviarlo a Uganda, nación con graves denuncias de abusos a los derechos humanos y donde el detenido no habla el idioma.
El viernes pasado, el gobierno de Trump le ofreció declararse culpable a cambio de cumplir condena y luego ser deportado a Costa Rica, pero el salvadoreño rechazó el acuerdo al considerar que se trataba de una acusación “vengativa”. Esa negativa abrió la puerta a su captura y la posible deportación a Uganda.
La administración de Donald Trump lo señala de ser miembro de la pandilla MS-13, clasificada como terrorista por ese gobierno, además de acusarlo de tráfico de personas. Ábrego niega tales vínculos y se declaró inocente en el proceso judicial abierto en Tennessee.
“Lo detienen para castigarlo”
Su abogado, Simon Sandoval-Moshenberg, indicó a medios de prensa en Estados Unidos que el arresto constituía un castigo por ejercer sus derechos.
“No había necesidad de detenerlo. La única razón fue castigarlo por hablar y defenderse”, aseguró.
Antes de ingresar a la cita con ICE, Ábrego se dirigió a sus seguidores, acompañado por su familia, líderes religiosos y periodistas:
“Mi nombre es Kilmar Ábrego García, quiero que lo recuerden. Estoy libre y pude reunirme con mi familia. Esto fue un milagro. Gracias a Dios y a la comunidad”, expresó en español.
Ábrego se había convertido en símbolo de las disputas sobre inmigración en Estados Unidos después de que, en marzo, fuera deportado por error a El Salvador, a pesar de que existía una orden judicial que lo protegía.
Tras 160 días detenido en ese país, regresó en junio a territorio estadounidense, donde fue acusado formalmente de contrabando de personas.
El futuro del proceso judicial y su situación migratoria permanece incierto, mientras el gobierno de Trump insiste en deportarlo antes de que inicie el juicio en Tennessee.
