
El impuesto a las transacciones financieras, incluido en la propuesta inicial del Gobierno al Fondo Monetario Internacional (FMI), pasaría a ser el tercer impuesto más importante en recaudación.
Según la estimación de las autoridades, el tributo, cuya tasa propuesta es de 0,3% (¢3 por cada ¢1.000) generaría un monto equivalente al 3% de la producción interna en un año.
Eso representa cerca de la cuarta parte de la recaudación total de impuestos que estimó la Contraloría General de la República para el 2021, de 12,7% de la producción.
Solo hay dos tributos que recaudan más que eso: el impuesto al valor agregado (IVA) cuya recaudación, estimó la Contraloría, representará un 4,7% de la producción en el 2021 y el de renta con una estimación esperada para ese mismo año equivalente al 4,5% de la producción.
Solo este impuesto generaría más recursos que los ingresos esperados de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, vigente desde el 2018 y la cual hizo importantes modificaciones a los impuestos del IVA y renta. Para el 2023, por ejemplo, se esperaba que dicha Ley, generara ingresos tributarios equivalentes al 1,61% de la producción, más ahorros en gasto equivalentes al 2,30% de la producción, eso era en un escenario sin pandemia.
¿Por qué este impuesto es tan poderoso en recaudación?
“Porque el número de transacciones es muy alto, ¿cuántas transacciones genera uno todos los días o las personas en general?, son millones de transacciones, esa es la gran ventaja, a pesar de que la tasa sea muy baja, el número de transacciones es muy alto”, respondió el ministro de Hacienda, Elian Villegas.
Este es un impuesto tipo cascada que puede terminar gravando varias veces una misma base. Por ejemplo, si una persona le transfiere a otra y esa a otra y así sucesivamente el mismo dinero se grava varias veces.
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El Banco Central, entidad que realizó la estimación de la recaudación del impuesto, consideró una base imponible promedio del 2015 al 2019 (el monto de transferencias estimadas) de ¢413 millones de millones, lo cual es una cifra mucho más alta que el producto interno bruto promedio para esos mismos años, cerca de ¢32 millones de millones.
Eso obedece a que se considera el valor bruto de todas las transacciones y no el neto como lo incluye la medición del PIB (producto interno bruto).
Con esa base imponible se espera una recaudación de ¢413.000 millones por cada 0,1% de impuesto, lo cual representa un 1,25% del PIB; no obstante, la estimación conservadora es de 1% del PIB. Como el tributo propuesto es de 0,3 entonces se estimó una recaudación total anual del 3% del PIB para los primeros dos años. Luego la tasa bajaría a 0,2% los siguientes dos años y después se eliminaría.
Esa recaudación es más alta que la obtenida por otros países que han aplicado el impuesto.
Según el documento: Hechos Estilizados de los Impuestos a las Transacciones Financieras en América Latina: 1990 al 2012 del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias, Argentina con una tasa de 0,6% para débitos y créditos (paga el que manda y el que recibe) alcanzó una recaudación promedio de 2% del PIB y Colombia con una tasa de 0,4% llegó a 0,83% del PIB.
Una característica del impuesto en esos países es que tienen excepciones. En Costa Rica, Villegas, informó que analizan algunas.
¿Qué tipo de exenciones? “Es lo que habría que ver, algunas de las cosas que la gente ha dicho es exonerar las planillas cuando se depositan, dejar un monto libre de transacciones, dejar libres las transacciones en cajeros automáticos, etc”, respondió el ministro.
Germán Morales, socio director de la empresa Grant Thornton, comentó que todavía no hay claridad completa sobre la aplicación del impuesto por lo que resulta difícil evaluar la base imponible.
Por ejemplo, es claro que el retiro de dinero del cajero automático tiene el tributo, pero no es claro si el retiro del dinero de la ventanilla de un banco tiene o no el tributo, el texto solo menciona que están incluidas en la base imponible las “operaciones cambiarias en ventanilla”; es decir, cambiar dólares en la ventanilla de un banco, pero no dice qué sucede si una persona va y saca el dinero de la ventanilla de un banco, en lugar de usar un cajero.
Tampoco parece considerar la estimación de recaudación los cambios que pueden hacer las personas para evitar el tributo.
En el Banco Central se intentó obtener más detalle sobre la estructura de la base imponible; es decir, qué tipo de transferencias la conforman, pero no fue posible obtener la información al cierre de esta información.
¿Es viable?
Para la exministra de Hacienda, Rocío Aguilar, matemáticamente es posible que la recaudación sea de tal magnitud, pero la pregunta es si es viable.
“Matemáticamente es creíble, porque me imagino que tomaron el 100% de todas las transacciones, y sobre todo si en las transacciones se incorpora todo el mercado de dinero, ahí es el mismo dinero moviéndose todas las veces”, opinó Aguilar.
“Lo segundo es acerca de la viabilidad, que es otro tema, porque cuando se estudia en detalle cómo incide este impuesto, todo lo que es el mercado de dinero, el mercado bursátil, etc, sobre todo operaciones de muy corto posiblemente no vaya a ser viable su aplicación”, añadió.
Por ejemplo, en el Mercado Integrado de Liquidez las entidades financieras negocian diariamente grandes montos según sus necesidades y pagar 0,3% diariamente sobre cada transacción se transforma en un monto muy alto al año. Solo este año se han negociado en ese mercado ¢143 millones de millones en operaciones en colones y $4.136 millones (¢2,4 millones de millones) en transacciones en dólares.
En el mercado bursátil, José Rafael Brenes, director general de la Bolsa Nacional de Valores, comentó que para las operaciones bursátiles representa un doble o triple impuesto, por una parte, está el impuesto a la operación base y por otra, los impuestos producto de las transferencias iniciales de inversión y las transferencias finales de liquidación.
“Dado que es un impuesto flat (tasa constante), genera un mayor impacto en las operaciones entre menor sea el plazo, esto resta atractivo a las operaciones de compras ventas con títulos que tengan plazos de vencimiento menor a un año y reduce totalmente las posibilidades para las operaciones del mercado de liquidez MEDI e incrementaría el costo del apalancamiento en recompras entre 4 y 5 veces”, indicó Brenes.
Las recompras son préstamos que se hacen sobre los bonos o acciones, por ejemplo, alguien tiene un título entonces lo vende por un periodo, obtiene el dinero para un negocio y en el futuro lo vuelve a comprar. El apalancamiento es endeudamiento para financiar operaciones.
“Este impuesto destruye los mercados de liquidez y de recompras, generando una reducción del tamaño del mercado y un faltante de liquidez que en definitiva se trasladaría a los costos, como un aumento generalizado de las tasas de interés”, dijo Brenes.
Consultado sobre el tema, el ministro de Hacienda dijo que se han contemplado esquemas para el mercado de valores.
“Ahí habrá que tener algunas salvedades, algunas regulaciones particulares, las cuales se estarán negociando y conversando con el sector bursátil oportunamente, sí es un tema debidamente contemplado todo lo que tiene que ver con estos mercados”, dijo Villegas.
El Ministerio de Hacienda deberá presentar un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa para implementar este tributo.
Colaboró el periodista Óscar Rodríguez.