Hace solo tres semanas, Miguel Rodríguez disfrutaba de una vida agradable. Camarero en un restaurante de Maryland durante 20 años, no tenía preocupaciones sobre el futuro próximo. La economía estadounidense estaba bien, los clientes seguían llegando y sus ingresos le permitían una relativa comodidad.
Pero todo cambió cuando su empleador cerró por orden de las autoridades "La Ferme" para detener el coronavirus. Su esposa, camarera de otro restaurante, también perdió su trabajo.
En Estados Unidos, la pandemia arrojó en un instante a millones a la pobreza, y profundizará las desigualdades sociales al golpear primero a los hogares de bajos ingresos y a las clases medias.
"Este es un golpe extraordinario para los millones de estadounidenses que apenas se recuperaron de la crisis financiera de 2008", dijo Edward Alden, experto del Consejo de Relaciones Exteriores.
Los salarios demoraron ocho años en recuperarse de la recesión anterior. “Y para los trabajadores con salarios más bajos, los ingresos sólo han aumentado considerablemente en los últimos dos años”, añadió.
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A finales de 2019, los salarios bajos incluso habían aumentado a un ritmo sin precedentes en 20 años, gracias en particular al establecimiento en ciertos estados de una tarifa mínima por hora.
El mes de marzo, con 701.000 empleos destruidos, puso fin brutalmente a la creación continua de puestos durante más de ocho años. El desempleo aumentó a 4,4% tras tocar un mínimo histórico en febrero.
Donald Trump, que busca la reelección, no perdió oportunidad para señalar que el desempleo entre hispanos y negros también estaba en su punto más bajo.
Sin embargo, detrás de esas cifras, las desigualdades han seguido aumentando entre los muy ricos, que han acumulado ganancias sustanciales en Wall Street, y el 90% en la parte inferior de la escala.
Y la recesión que sigue a la pandemia de COVID-19 “exacerbará la desigualdad”, dijo Gregory Daco, economista jefe de Oxford Economics, porque “las pérdidas repentinas de empleos se concentran en los sectores de servicios de bajos ingresos” en un país con pocas redes de seguridad social y una tasa de ahorro extremadamente baja.
Ahorros escasos
Miguel Rodríguez, de 55 años, se enfrenta a una situación de desempleo por primera vez desde su llegada a Estados Unidos en 1983.
Originario de El Salvador, se pregunta si el seguro de desempleo -que no tiene en cuenta las propinas que representan la mayor parte de su salario- serán suficientes para satisfacer las necesidades de sus tres hijos, de 10, 13 años y 16 años.
Con sus ahorros, estima que puede “sobrevivir sólo unos pocos meses”.
Daco destaca la desigualdad en ese punto: el 78% de las personas con los ingresos más bajos no tienen ahorros de emergencia para afrontar dificultades financieras imprevistas. Entre los de ingresos más altos, el porcentaje se reduce al 25%, detalla.
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"Entonces, las personas que más lo necesitan son las que menos tienen", dijo. Y así, resistir una recesión duradera es imposible.
"Tenemos que prepararnos para los impactos en el empleo y los salarios que durarán al menos hasta principios de 2021", advierte Bradley Hardy, profesor de la American University.
Vulnerables
"Incluso con ayuda generosa" del Estado, el repunte podría llevar tiempo. "Los trabajadores y las empresas tendrán que volver a conectarse", dijo Hardy.
También deberá recomponerse la confianza de los consumidores, una condición sine qua non "para que participen plenamente en la economía estadounidense", agregó.
"Al igual que la crisis financiera de 2008, esto puso en evidencia la enorme vulnerabilidad de muchos estadounidenses", dijo Edward Alden.
Y una vez más, las personas más vulnerables no pudieron prepararse para el retiro. El número de septuagenarios y octogenarios obligados a trabajar no disminuirá pronto.
Según la oficina regional de Saint-Louis de la Reserva Federal, entre la población sin estudios secundarios, solo el 22% tiene un plan de ahorro para la jubilación.
"Estoy convencido de que esta recesión tendrá efectos negativos en todos los ingresos, incluso en algunos hogares aparentemente acomodados", opina Bradley Hardy.
“Muchos hogares de clase media –y sobre todo los hogares negros– enfrentarán deudas en un contexto de bajo ahorro”, dijo.
Rodríguez mantiene la esperanza, pese a los créditos pendientes de pago: “Tan pronto como estemos afuera de esta crisis, la economía volverá a funcionar porque la gente querrá salir”.