En Costa Rica hay cerca de 30 diferentes tributos, pero solo cuatro de ellos generan el 86% de la recaudación, que son: el impuesto sobre los ingresos y las utilidades, sobre las ventas, el único a los combustibles y el selectivo de consumo.

El resto son tributos muy pequeños, generalmente con un destino específico y sobre los cuales no se ha evaluado si el costo de recolectarlos es mayor que los ingresos que generan.

Sobre este tema llamó la atención la Contraloría General de la República en su Memoria Anual del 2017, entidad que apoya una revisión del sistema de impuestos del país.

“La Contraloría General ha señalado la necesidad de simplificar el sistema tributario, dada la amplia cantidad de impuestos que aportan poco al Gobierno a pesar del costo operativo y de gestión que conllevan. Dicha complejidad puede también estar contribuyendo a los fenómenos de elusión y evasión”, señaló el órgano contralor.

“Podríamos simplificar el sistema tributario y dejarnos los que realmente generan recaudación, porque hay muchos y el costo operativo, el costo de administrarlos, es quizás más alto que el beneficio que genera”, manifestó la contralora general, Martha Acosta.

La simplificación no implica dejar sin recursos los proyectos que se financian con esos tributos, sino que estos se podrían incluir directamente en el presupuesto. El objetivo es lograr ahorros y concentrar los esfuerzos en los tributos que generan montos importantes.

Consultado sobre la observación de la Contraloría el director general de Tributación, Carlos Vargas, respondió que es un tema de política fiscal y por lo tanto deben ser los funcionarios de esa área los que hagan el estudio.

“No me arriesgaría a señalar alguno en específico (algún impuesto), pero sí estamos conscientes que sí hay tributos cuyo costo de recaudación es mayor que lo que se recauda, entonces podría ameritar alguna revisión”, añadió Vargas.

En el 2017 entraron por vía de impuestos ¢4,3 billones, de acuerdo con datos del Ministerio de Hacienda.

¿Cuáles y por qué existen?

La lista de impuestos pequeños surgen de leyes que se han aprobado en varias décadas y generalmente tienen un destino específico.

Algunos ejemplos de impuestos pequeños con destino específico son el ¢1,5 por caja de banano exportada para financiar al Departamento de Registro y Control de Sustancias Tóxicas y Medicina del Trabajo del Ministerio de Salud; timbres como el de Educación y Cultura para la Universidad de Costa Rica y la Universidad Estatal a Distancia, y el de Fauna Silvestre (un timbre) para el Fondo de Vida Silvestre.

También hay tributos que se han creado sobre una actividad específica pero que generan muy poco como el impuesto especial sobre bancos y entidades financieras no domiciliadas, y el impuesto sobre empresas de enlace de llamadas de apuestas electrónicas. En el 2017, el primer tributo generó apenas ¢18 millones y el segundo ¢65 millones, los cuales representan juntos un 0,0019% del total de ingresos tributarios de ese año.

Todos estos tributos requieren de la creación de sistemas para su recaudación, personal que los administre y mecanismos de control.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su análisis sobre la política fiscal en Costa Rica, publicado en el 2017, señala que en nuestro país el rubro de “otros impuestos” representa 0,6% de la producción, superior al 0,2% de la producción de los países de esa agrupación.

En dicho estudio la Organización recomienda eliminar estos pequeños tributos.

No obstante, para el economista Jorge Cornick, autor del libro El Sistema Tributario Costarricense, tampoco es fácil eliminarlos.

“El problema es que cada uno de esos impuestos tiene un beneficiario específico, y para ese beneficiario el impuesto es cosa de vida o muerte. Dada la situación fiscal, ninguno de esos grupos le creería al Gobierno si este le prometiera mantener los ingresos después de la eliminación del impuesto”, comentó Cornick.

Este economista también considera que se deben eliminar, pero no lo considera viable en este momento, en el cual el país vive una tensa situación fiscal.

El exdirector general de Tributación, Adrián Torrealba, explicó que con la Ley número 8114, Ley de Simplificación y Eficiencias Tributarias, se redujo el número de tributos; no obstante, todavía se mantiene una cantidad importante de ellos.

“Ahora son 30, antes eran más que eso, es una buena práctica no mantener figuras que tienen poco poder recaudatorio, algunos polémicos, mal regulados, yo creo que hay que ver caso por caso”, comentó Torrealba.