El gasto en consumo de los hogares costarricenses suma siete trimestres consecutivos en desaceleración y experimentó su crecimiento más bajo desde el cuarto trimestre de 2022.
Según datos publicados por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), este indicador creció un 2,92% durante el segundo trimestre de 2025, en comparación con el mismo periodo del año pasado.
El gasto total de los hogares aumentó ¢190.559 millones, pasando de ¢6.513.025 millones en el segundo trimestre de 2024 a ¢6.703.584 millones en el mismo lapso de 2025.
El incremento trimestral fue impulsado por los servicios, mientras que las tres categorías de bienes mostraron una caída en su crecimiento interanual, algo que no ocurría desde los últimos tres meses del año pandémico.
El economista Alberto Franco afirmó que esto significa que el grueso de la economía crece a un ritmo más lento, relacionado con la desaceleración del crecimiento de la actividad económica en el régimen definitivo.
Ese segmento, fuera de las zonas francas, representa cerca del 85% de la economía total. “Eso, sin duda, habría incidido no solo en la ocupación y los ingresos de los hogares y, sino también en su poder de compra y consumo”, comentó Franco.
Daniel Ortiz, director ejecutivo de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), añadió que el consumo también refleja los efectos de una inflación cercana al cero o negativa, como la que experimenta Costa Rica.
“Que la inflación esté cerca de cero o negativa no significa mayor poder de compra. Más bien, genera un efecto nocivo en el ajuste a los salarios y genera dificultades para ajustes en los márgenes de precios en las empresas (...) Algunos de los componentes de la parte doméstica se están contrayendo”, comentó Ortiz.
LEA MÁS: Consumidores costarricenses son más cautelosos ante incertidumbre por aranceles de Trump
Para este economista, la dinámica en el consumo es un elemento de preocupación para la economía, pues uno de los componentes de mayor peso en la demanda interna crece a un ritmo más lento.
“Esto refuerza la tesis de que posiblemente el próximo año nuestra economía va a crecer incluso más despacio de lo que está creciendo en el 2025″, comentó el director ejecutivo de Cefsa. Añadió que, para las empresas, la desaceleración también representa menores ingresos, lo que repercute en las finanzas públicas.
Por su parte, Pablo González, gestor de portafolios de Mercado de Valores, manifestó que no observan que las condiciones monetarias y de inflación estén afectando el consumo en términos generales.
“Quitando el efecto estacional, el consumo ha registrado un comportamiento cercano a los valores promedio, enfocado en servicios y bienes no duraderos”, comentó González.
Durante casi todo 2023, el consumo de los hogares mostró una tendencia al alza. Sin embargo, desde el último trimestre de ese año, el indicador comenzó a desacelerarse de manera constante y ya acumula siete periodos con ese comportamiento.
Por categoría
En el caso de los bienes duraderos, que son aquellos que se utilizan por un periodo igual o superior a un año, como los vehículos, lavadoras o televisores, se registró una caída de 1,14%.
El gasto de los hogares en este rubro fue de ¢429.322 millones entre abril y junio de 2025, inferior en ¢4.957 millones a los ¢434.279 millones del mismo lapso de 2024, según los datos del BCCR.
Según González, durante buena parte del 2023 y 2024, los bienes duraderos tuvieron un repunte importante; sin embargo, han perdido participación en los últimos trimestres. El especialista de Mercado de Valores atribuyó esto a que las condiciones financieras de acceso al crédito no son tan asequibles para el consumo de estos bienes.
En los artículos semiduraderos, que se diferencian de los bienes duraderos por su menor vida útil, como prendas de vestir o calzado, la contracción en el crecimiento fue de un 0,94%.
Este segmento aportó ¢442.207 millones a la producción en el segundo trimestre de 2025, un monto inferior en ¢4.178 millones a los ¢446.385 millones registrados en el mismo periodo del año pasado.
Por su parte, los bienes no duraderos, cuyo uso o consumo ocurre en el corto plazo y de manera inmediata, como alimentos, bebidas o gasolina, mostraron la caída menos drástica, con -0,46%.
La reducción fue de ¢8.928 millones, pasando de ¢1.954.816 millones a ¢1.945.888 millones. Dentro del apartado de bienes, los no duraderos son los más relevantes en términos absolutos.
En tanto, los servicios, que incluyen alquileres, electricidad, teléfono, salud y educación, es decir, se adquieren para satisfacer sus necesidades, fueron el único rubro que experimentó crecimiento, del 5,7%.
El monto aportado por los servicios, la categoría más significativa del consumo, aumentó ¢210.443 millones, pasando de ¢3.690.782 millones en el segundo trimestre de 2024 a ¢3.901.225 millones en el mismo lapso de 2025.
Según Ortiz, esta dinámica indica que, para el segundo semestre, la economía podría no mantener el mismo dinamismo que en 2023 y 2024. Señaló que, aunque no existe una crisis, el entorno es más complejo y se proyecta un crecimiento más lento.
