
Cinco países de América Latina tendrán, durante este año, un crecimiento por encima del de Costa Rica, según el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2025, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Para Costa Rica, la Cepal proyectó un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 3,5% en 2025, superior al promedio regional.
Sin embargo, Argentina, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Guatemala superarán al país con una variación interanual de entre 5% y 3,6%, según la Cepal.
El organismo estimó que la región crecerá 2,2% en 2025 y 2,3% en 2026, manteniendo un bajo dinamismo económico.
El informe atribuye el crecimiento de Costa Rica como resultado a un buen desempeño del sector exportador, a la expansión de los servicios vinculados al turismo y a la inversión privada, impulsada por proyectos de infraestructura y energía.
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El consumo privado también aportaría al crecimiento, aunque la economía del país continuaría expuesta a choques externos por su alta vinculación comercial y financiera con Estados Unidos. La Cepal prevé que la inflación se mantendría estable y que la tasa de desempleo tendería a disminuir levemente, aunque con niveles de informalidad todavía altos.
En el análisis por subregiones indicó que Centroamérica y México registrarían una expansión de 1% en 2025, inferior al 1,8% de 2024, debido a la debilidad de la demanda externa. No obstante, países como Guatemala, Panamá, República Dominicana y Costa Rica superarían el 3%.
En América del Sur, el crecimiento estimado para 2025 es de 2,7%, sostenido por la recuperación de Argentina y Ecuador, el repunte de Colombia y la expansión de Paraguay. Para 2026, la subregión crecería 2,4%.
En el Caribe, excluyendo a Guyana, se prevé un avance de 1,8% en 2025 y 1,7% en 2026, afectado por la menor demanda turística desde Estados Unidos y el aumento de los costos de importación de energía y transporte.
Además, advirtió que el escenario macroeconómico de 2025 y 2026 estará marcado por una débil demanda interna y un contexto internacional desfavorable, con riesgos como tensiones geopolíticas, condiciones financieras restrictivas, volatilidad en precios de materias primas y desaceleración de las principales economías del mundo.
El organismo prevé que el crecimiento del empleo en la región será bajo, con una tasa de desocupación estable en torno al 5,6% y leves reducciones en la informalidad y en las brechas laborales por género.
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