
Un volcán submarino ubicado a más de un kilómetro bajo el océano Pacífico, frente a la costa oeste de Estados Unidos, ha mostrado una inusual actividad sísmica que podría indicar una erupción inminente. El volcán, llamado Axial Seamount, es considerado el más activo de su región.
Expertos en geofísica han monitoreado constantemente esta formación, que ha mostrado un aumento significativo en la frecuencia de sismos. En junio se registró un pico de más de 2.000 temblores en un solo día, mientras que en días recientes el promedio diario ha sido de alrededor de 100 eventos sísmicos.
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Aunque esta fluctuación no confirma una erupción inmediata, los científicos consideran que la acumulación de presión magmática en el interior del volcán podría desencadenar un evento mayor. Esta situación ha generado preocupación entre las autoridades y la comunidad científica, debido al impacto que podría tener sobre la vida marina.
Los especialistas William Chadwick, de la Universidad Estatal de Oregón, y Scott Nooner, de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington, han seguido de cerca esta actividad. Ambos destacaron que el comportamiento sísmico del Axial Seamount es una señal clara de los movimientos internos del magma, aunque no se puede precisar con exactitud cuándo ocurrirá la próxima erupción.
Este volcán ha tenido erupciones en 1998, 2011 y 2015. La intensidad actual sugiere que un nuevo evento podría superar a los anteriores en magnitud. Sin embargo, al encontrarse a gran profundidad y lejos de zonas habitadas, el impacto sobre las poblaciones humanas sería limitado. El riesgo mayor recaería sobre los ecosistemas marinos cercanos.
En una de las erupciones pasadas, ocurrida en 2011, una de las áreas de ventilación quedó totalmente cubierta por flujos de lava, arrasando el entorno. A pesar de ello, los científicos observaron que la fauna marina comenzó a recolonizar el área solo tres meses después, lo que demostró su capacidad de recuperación.
El Axial Seamount se caracteriza por su constante actividad. Según Chadwick, a diferencia de otros volcanes que permanecen inactivos por años, este mantiene un comportamiento activo constante, al menos desde que comenzó a ser observado por la comunidad científica.
Este nivel de vigilancia ha permitido entender mejor su comportamiento y anticipar posibles eventos. Gracias a la tecnología de monitoreo instalada en el fondo marino, se espera que cuando ocurra la erupción, el sistema proporcione alertas rápidas para mitigar los posibles daños en el entorno marino.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
