
Acosador, no se esconda ni cambie, que en De boca en boca le ponen cámara, micrófono y le ríen “la gracia”. O bueno, al menos eso es lo que parece estar gritando el que es uno de los programas estelares de Teletica.
En tan solo una semana, y eso que no soy un televidente activo, he topado con dos notas del espacio de farándula en las que no solo se normaliza el acoso, sino que se propicia y se presenta al público como el vacilón del que todos deberíamos reírnos.
La más reciente salió al aire este lunes 10 de noviembre, con motivo del cumpleaños de la modelo Marcela Negrini. Al periodista se le ocurrió que un regalo adecuado para Negrini sería “salir en busca de piropos”.
Con esa tarea, más que cuestionable, el comunicador fue mostrando fotografías de la cumpleañera a quienes se encontró por las calles de San José.
Así, en plena franja horaria post almuerzo, se escuchó a señores decir, acompañado de las risas del periodista, cosas tales como: “Dichoso el marido... hasta que se me hace agua la boca”, “Es como cuando usted ve ‘un tres leches’” y “Tengo una carpeta de fotos de ella”.
Y ojo, no se trata de ponerse hábito de mojigato. Si querían elogiar la belleza de la modelo, bien pudieron hacerlo de forma respetuosa los presentadores, que tienen una relación de confianza con ella, sin necesidad de plantear una escena de jauría babeando por un filete.

Cabe destacar que no tengo la mínima pretensión de hablar por Negrini, quien según mostró la nota estaba agradecida, ni tampoco busco siquiera insinuar qué debería o no debería incomodarle a la modelo.
En este caso, el nombre de la modelo es, si se quiere, un elemento circunstancial. Lo grave es la forma en que se perpetúan acciones tan nefastas de las que, lamentablemente, todavía adolecemos y que resultan chocantes sin que haga falta ser un prodigio moral o el merecedor del premio al hombre más empático del mundo.
Es que ni siquiera se trata de una frontera delgada. Con solo una pizca de decencia y sentido de común, se sabe que hay un océano de por medio entre elogiar y hacer un espectáculo de acoso.
Claro está que el acoso no se inventó en Canal 7 ni dejará de existir por este. Sin embargo, es una problemática donde cada grupo de poder tiene parte, o después, ¿cómo hacemos en un hipotético mundo donde las cosas cambian para que los entrevistados logren reconocer lo inapropiado de sus comentarios?
¿Cómo se hace entonces para que el resto de la población tenga por inaceptable el acoso sexual si este se gana risas y minutos en el canal más importante de Costa Rica?

Además, esta vez fue Marcela Negrini —que puede estar más o menos contenta con el reportaje—, pero da para pensar cuántas no habrán sido víctimas de este tipo de dinámicas de la televisión costarricense (que ingenuamente creía ya muertas) y no pudieron hacerse a un lado porque significaría un riesgo que su carrera no podía tomar.
Ahora, como mencioné al principio de este artículo, no se trata de un caso aislado y, de hecho, hace una semana tuvo lugar otro segmento similar. En detalle, el pasado 6 de noviembre, De boca en boca proyectó una nota en la que Berny Madrigal, exfigura de Combate, fue invitado a la grabación de Sábado Feliz.
Con encabezados como “el público femenino no perdió tiempo” y “se dieron gusto”, el programa dio lugar a casi dos minutos de video donde se incitó a las señoras del público a “toquetear” a Madrigal, con la excusa de que comprobaran si su musculatura era producto del ejercicio o los esteroides.
“¿Qué quiere que le toque, papito?”, “riquísimo” y “delicioso” fueron los comentarios de un círculo de señoras desaforadas mientras toqueteaban al empresario.
Para remate del desvarío colectivo, en el que nadie hace un alto, Montserrat del Castillo se raja con una intervención difícil de creer, acotando: “De eso se trata. ¿Para qué vamos a llevar a Berny? Para que también se luzca; él está guapo y se tiene que lucir”.

Nuevamente, Berny, en apariencia, estaba a gusto con lo sucedido; pero lo problemático va más allá de eso y está en el poder de los medios masivos para reforzar conceptos y prácticas sociales.
Mientras que la nota de Negrini posiciona a las mujeres como ese blanco que debe recibir cuanta cochinada se pase por la mente de cualquiera; la de Madrigal refuerza ese arquetipo de masculinidad que debe sentir valía por ser toqueteado.
En fin, ambas son dos ejemplos más del acoso televisado y convertido en un circo que nunca debió existir y que, como signo de estancamiento social, en pleno 2025 hacen preguntarse con desagrado: ¿cuál será la próxima “sorpresa” del programa?
Si por la víspera se saca el día -y espero no dar ideas a nadie- tristemente imagino que pronto llegaremos a ver algo así como el “rally Julieta Ta”, en el que hagan desfilar a una modelo por la Avenida Central para que, tal como dice la popular canción, el “Polaco Jeremías”, “los muchachos de la radio” y hasta los “policías y choferes” peleen por ver quién es capaz de proferir la peor vulgaridad, lanzarle la mirada más lasciva o el chiflido más degradante.
¿Verdad que suena absurdo y hasta repugna el mero hecho de imaginar que algo así sucediera? Pues así debió sonarle a los periodistas que elaboraron la nota, a los miembros del equipo que la autorizaron y a los presentadores que continuaron el juego.
Yo hubiese pensado que si el acoso sexual iba a tener lugar en la pantalla de Canal 7, sería desde una mirada crítica. No obstante, ocurrió todo lo contrario, y ambas notas retrataron de la peor forma ese espíritu “viejo verde” tan intrínseco en la sociedad tica.
