Dime con quién andas y te diré quién eres. El viejo refrán ha sido pronunciado por cientos de madres, abuelas y tías para dar consejo a sus seres queridos.
En su álbum Comunidad, el rapero Pranz parece seguir este consejo y se rodea de artistas que, si bien son de distintos géneros musicales, tienen en común un sello de calidad.
No importa si se trata de canciones acústicas, rap, charanga o reggae, los versos de Pranz fluyen y encantan.
“No soy cerrado eso me da mucha pereza / si me gusta, me gusta lo que piensen no me interesa”, canta Pranz en la primer canción del disco, Nos estamos conociendo.
No es que no le interesan las opiniones externas, sino que sabe escoger cuáles son aquellas que lo pueden nutrir.
Con sus colegas del sello Vibras the Music Company ha forjado una comunidad de músicos emergentes que quieren hacer las cosas diferente, tener un sonido diferente y utilizar sus canciones para hablar de temas diferentes.
El rap, la herramienta
Sebastián Gámez Marenco lanzó en el 2015 su primer disco, Cinco, una colección de canciones de que quizá no representaban a Pranz musicalmente por ser un hip-hop muy tradicional.
“Creo que antes de grabar Cinco, yo tenía unas 100 canciones y todas hablaban de lo que era vivir en un barrio complicado y tener una vida difícil; luego me di cuenta de que si me quería alejar de eso, mis palabras tenían que ser dirigidas a otras ideas”, explicó.
Ahora, Pranz se ha permitido experimentar con más ritmos, pero mantiene el contenido que lo diferenció de otros raperos: temas de inclusión, de superación y de amor.
“Siempre había querido hacer algo más cercano al pop urbano. Me gusta el rap, pero, más que mi género favorito, es mi herramienta para acercarme a la música”, contó.
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Uno podría decir que un disco tan variado musicalmente y tan largo (tiene 20 canciones) como Comunidad no tendría sentido. Sin embargo, los temas de los que cantan Pranz son el hilo conductor del disco.
Disco en comunidad
Pranz no tenía planeado hacer un álbum para el 2018, sino que se dedicó a hacer colaboraciones en cuantos géneros musicales se pudiera.
¿Hacer una canción bailable y con un mensaje empoderador para las mujeres con el grupo La Kuarta? Claro. ¿Rapear sobre una balada acústica de Molinna o Estradda? Por supuesto. Y así con otras propuestas.
“Fue uno de los artistas del disco el que me sugirió que reuniera todas las colaboraciones que había hecho en un solo disco y me gustó la idea”, comentó Pranz.
Quien se lo propuso fue el venezolano King Pride, rapero con el que Pranz comparte en La falsa, canción de trap. Las 20 canciones formaron accidentalmente un disco largo con unos 31 de invitados, aunque, en realidad, fue Pranz el que se invitó en la mayoría de ellas (Bailar de Tato Quesada, por ejemplo, ya había sido lanzada en un disco de Tato).
En todas se notan los esfuerzos de Pranz por variar su flow (fraseo). ¿Que clase de rap podía usar en una balada como Bailar? ¿Cómo complementar las voces de Toledo y Tosko en No le hace falta na'?
“Me gusta escuchar canciones de otros raperos y decir ‘ok, yo quiero ese flow’ y ver cómo puedo usarlo”, dijo el rapero, quien tiene playlists para inspirarse si necesita estudiar el trap o el reggae, por ejemplo.
Además de su variedad musical, Pranz conecta con el público por saber lo que la gente quiere. La presencia en redes sociales y la creación constante de contenido son los estándares que él y los otros miembros del Vibras the Music Company tratan de mantener.
“A veces estoy tan metido con trabajos de publicidad o asesorando a los artistas de Vibras para que sigan su plan de medios, que no sigo el mío; quizá he estado descuidado con eso”, admitió Pranz entre risas.
No obstante, siempre hay tiempo para la introspección y para soltar rimas personales. Además de Nos estamos conociendo, la canción Ella aprendió es la única en la que Pranz canta solo. Esta se la dedica a su sobrina adolescente.
“Es una historia que pasa por el pasado, presente y futuro. Empieza hablando de lo que pasó, lo que está pasando y termina hablando de eso que viene.
”Es mi forma de decir que siempre voy a estar ahí para ella y una canción que ojalá inspire a muchas más personas”, afirma.
Vibras
Pranz se ha ganado el cariño del público con sus canciones, pero él tiene claro que nada sería posible sin el equipo que le ha ayudado a construir este sueño: Vibras the Music Company.
Hace 4 años, la empresa la fundaron Pranz, los productores Maul y Workaholix y el productor audiovisual Bryan Monterrosa años. Vibras es un sello, pero también una academia de música, un estudio de grabación que trabaja música para publicidad o para que suene en la radio; en resumen: es un equipo creativo integral.
“No solo es importante hacer la canción sino que llegue a alguien y, muchas veces, los artistas salen del estudio sin saber qué hacer con eso.
”Nosotros nos enfocamos en que su música llegue a la gente en los escenarios, que expandan su cantidad de fanáticos”, explica Pranz.
Esto lo han logrado dando los servicios de estudio, pero también haciendo videoclips, colaborando en la imagen gráfica de los sencillos y el contenido para redes sociales de estos artistas.
“La gente que venga al estudio se entera de que va a trabajar con todo un equipo, no solo con un productor o un ingeniero; tratamos de darles algo más integral”, explicó Maul.
Vibras ha trabajado con artistas como Yaco, Fátima Pinto, e, incluso, Alexx Badilla, Valeria Sibaja y Natt Rodríguez.
Tal vez usted reconoció el nombre de algunas de estas personas por ser figuras públicas que se dedican a hacer videos en YouTube, modelar o maquillar.
“Nos dimos cuenta de que hay varios influencers que querían explorar otro lado de ellos y que podemos producir contenido para marcas que estén trabajando con influencers. Nosotros podemos ayudar a hacer esa triangulación”, aseguró Pranz.
El promedio de edad entre el equipo de Vibras está en los 25 años, algo que ofrece una mirada fresca en la creación del contenido.
Los miembros del equipo se mantienen pendientes de las nuevas tendencias con naturalidad y buscando nuevos talentos que –al igual que ellos– son jóvenes que quieren lograr un sonido fresco.
“Cuando empezamos sabíamos que éramos buenos grabando y haciendo canciones, pero no teníamos idea de qué podía pasar”, dice Maul, sentado al borde de una piscina que colinda con el estudio.
En setiembre, Vibras inauguró sus terceras instalaciones en barrio Dent, en una casa que sirve como estudio de grabación, de edición y producción de video y como punto de encuentro para compositores jóvenes.
El nuevo espacio de grabación les permite finalmente grabar a bandas más grandes –como Buena Calle– o arreglos de percusión –con Chillax– y poder recibir a artistas internacionales. Será también lugar para hacer lo que mejor hacen como equipo: promocionar el contenido.
“Antes teníamos que recurrir a otros estudios y espacios para sesiones de fotos o grabar videos acústicos, ahora tenemos todo lo que queremos hacer en un mismo lugar y eso le da un valor agregado a las personas que se acerquen”, explicó Pranz.
Quizá lo más importante para Pranz es que Vibras sea una plataforma para seguir teniendo incidencia en los jóvenes.
“Si mi música hace que una, dos o diez personas se enfoquen en sus sueños y en tener una mejor vida, pues todo el trabajo vale la pena”, dijo.