
Cada año, con la llegada de diciembre, las calles, los hogares y los centros comerciales se llenan del espíritu navideño. Entre luces brillantes y decoraciones festivas, un elemento musical caracteriza esta temporada: los villancicos. Estas melodías, reconocidas por sus pegadizos estribillos, no siempre estuvieron asociadas con la Navidad.
Según informa National Geographic, su origen se remonta a la Edad Media y tiene una historia tan rica como sus melodías.
Origen humilde y significado de los villancicos
La palabra “villancico” proviene del término latino villanus, que significa “habitante de las villas”. En un inicio, estas canciones no estaban relacionadas con festividades religiosas, sino que trataban temas cotidianos y rurales, interpretados por personas de clase humilde en España y Portugal.
Durante el Renacimiento, poetas y compositores como Juan del Encina, Gaspar Fernandes y Mateo Flecha dieron un impulso a este género, adaptando estas composiciones a partituras más elaboradas y recopilándolas en antologías conocidas como Cancioneros.
“Prácticamente cualquier cosa podía ocupar un estribillo: la noticia de la toma de Granada, la nostalgia de la patria...”, señala Silvia Iriso en El gran libro de los villancicos, citado por National Geographic.

La iglesia y los villancicos
Con el tiempo, la Iglesia reconoció el potencial de los villancicos para difundir mensajes religiosos. Según el medio El Comercio, así la religión reemplazó las letras profanas por temas relacionados con Jesucristo y la Virgen María. Esta estrategia resultó tan exitosa que los villancicos pasaron a formar parte de la liturgia en las festividades navideñas.
Ya en los siglos XVII y XVIII, los villancicos alcanzaron un alto grado de sofisticación, con coros, solistas e incluso dramatizaciones. Sin embargo, este carácter teatral generó críticas por “distraían a los oyentes de la devoción”, como mencionó el sacerdote y teórico Pietro Cerone.
Villancicos por el mundo
La universalidad de los villancicos es otro aspecto fascinante. En España, existen versiones regionales como Bo Nadal en Galicia, Gabonak Gabon en Euskadi y Dime Niño en Murcia. Otros países adaptaron este género musical a sus tradiciones. En Ucrania, se llaman Koliadki; en Alemania, Weihnachtslieder; y en Venezuela, Aguinaldos.
El villancico más famoso del mundo, Stille Nacht, heilige Nacht (Noche de paz), nació en Austria en 1818. Según El Comercio, esta obra fue compuesta por un sacerdote austriaco ante la necesidad de crear una canción sin órgano para la misa de gallo. Traducida en varios idiomas, se convirtió en un himno universal de la Navidad.
