El documental costarricense Ella se detiene a mirar se proyectará en uno de los festivales de cine más prestigiosos de Estados Unidos. El filme, dirigido por Álvaro Torres Crespo, ha captado la atención internacional al narrar la historia de una mujer indígena y su lucha en una comunidad de pescadores.
El largometraje fue seleccionado por el American Film Institute (AFI), un instituto de cine estadounidense con más de 60 años de trayectoria, dedicado a la promoción y la preservación del sétimo arte. Para esto desarrolla numerosos programas, otorga premios y organiza diversas actividades. El AFI tiene dos sedes, una en Los Ángeles y otra en Washington D. C.
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“En su sede de Washington D. C., la organización celebra anualmente el Festival de Cine Latinoamericano del American Film Institute, un evento que exhibe lo que el instituto considera lo mejor del cine de la región y mi película ha sido seleccionada para participar en este festival anual”, explicó Torres en entrevista con La Nación.

Esta será la edición número 36 del festival y Costa Rica tendrá representación junto a otras 41 películas seleccionadas, que este año incluyen títulos de producciones de países latinoamericanos, españoles y portugueses. El festival se llevará a cabo del 18 de setiembre al 9 de octubre, y la producción costarricense de 88 minutos se proyectará el domingo 28.
En Costa Rica, el filme fue estrenado en el Festival Nacional de Cine, en el mes de agosto.
¿De qué trata Ella se detiene a mirar?
Este es el tercer largometraje de Torres y se llevó a cabo durante cuatro años de filmación junto a una familia de pescadores artesanales en Playa Azul, en Tárcoles. La idea principal de este documental era conocer la realidad de los pescadores artesanales y la gente de la zona. Al final se convirtió en la historia de Yesenia, la madre de siete hijos.
“Es la historia de ella, una mujer indígena del Caribe. Durante la película vamos descubriendo quién es ella. A pesar de sus condiciones especiales y ser madre de siete hijos, tiene que vivir en un mundo de hombres, combatir la pobreza y lidiar con la condición de ser mujer”, dijo el director.
Torres afirma que su objetivo no es dejar mensajes, sino más bien preguntas, para que el público también se genere interrogantes.
“Que nos preguntemos en qué tipo de mundo, país, sociedad y comunidades estamos construyendo. No busco dar mensajes, moralejas ni enseñanzas; ese no es el tipo de cine que me interesa. Es una película de una mujer y una comunidad olvidada al ‘final del mundo’”, comentó el cineasta.
“Lo que quiero plantear es por qué la gente termina así, por qué quedan desterrados, qué significa vivir abandonado y qué significa para una mujer estar al final del mundo”, agregó.
Como tiene por costumbre, Torres prefiere trabajar con un equipo reducido, por lo que él y su amigo Caleb Kurtz fueron los encargados principales de construir la película y compartir con la familia durante los cuatro años de filmación.
“Fuimos los únicos que visitamos a esta familia durante cuatro años. Esto nos permite intimar más con la gente. No es lo mismo llegar con un equipo de diez personas a grabar que llegar solo dos. Fue igual cuando estuvimos en Corcovado con los obreros, y será igual para nuestra próxima película”, afirmó.
El reto de hacer cine costarricense
A lo largo de su trayectoria, Torres ha destacado por documentales como Nosotros las piedras, que narra la vida de los obreros en la Península de Osa. Este filme ganó el premio a Mejor Documental en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias y fue nominado a los Premios Fénix.
Además, Torres es el autor de No solo es hermoso el pájaro, reconocido como Mejor Largometraje Costarricense en el Festival Internacional de Cine de Costa Rica.
A pesar de haber finalizado esas producciones, el cineasta no deja de señalar una realidad evidente: hacer cine en el país es difícil.
“Para esta película (Ella se detiene a mirar) me gané varios fondos, como el Fauno, que es el Fondo Nacional, y otro fondo en Panamá. Tuve esa dicha, pero cada vez es más difícil encontrar fondos aquí. La competencia es cada vez mayor, lo cual es bueno, pero hay menos fondos, lo cual no es nada bueno”, mencionó.
Adicionalmente, Torres añadió que la competencia por los fondos se abrió a nuevos nichos, lo cual hace más difícil acceder a premios que ayuden a la producción de películas.
“Por ejemplo, el Fondo Nacional más reciente se dividió también con gente de videojuegos, y no se le consultó a la comunidad. Cuesta muchísimo. No hay andamiaje u oportunidades para que nosotros hagamos nuestras películas tranquilamente. Cada vez cuesta más, y los gobiernos y los ministerios de Cultura creen menos en esto. Yo lo he logrado, pero puedo decir que cada vez cuesta más”, añadió.

Torres, como muchos otros cineastas, continúa buscando esas oportunidades para hacer cine costarricense. Incluso, aunque está presentando su última película, simultáneamente trabaja en nuevos proyectos.
“Estoy en Copey (Dota) escribiendo un guion para mi nueva película de ficción. La haré con un grupo de actores amigos muy pequeño, y estoy muy emocionado con ella”, afirmó. También analiza realizar un documental en la Zona de Los Santos, el cual se centra en la migración que se dedica a la cosecha de café.
