El creador de contenido costarricense Julián Valverde compartió en su cuenta de Instagram un video en el que narró una experiencia personal que vivió cuando se encontraba de viaje en Puerto Rico.
En el corto, Valverde contó que todo comenzó cuando encontró un papel que, en algún momento, había significado una señal para su vida.
“Yo siempre había sido muy tibio con Dios, tal cual. Cuando le digo tibio, es tibio. Sabía que existía, o tenía en mi mente que existía, pero no oraba, no rezaba ni hablaba con él”, expresó.

Después de esta reflexión, el joven contó que, el año pasado, mientras se encontraba de viaje en Puerto Rico, atravesó una etapa complicada (aunque no detalló qué sucedió). En uno de sus momentos más bajos, decidió hablar con Dios.
“Por favor, demuéstreme nada más que no estoy solo. Yo no necesito que me haga un milagro. Demuéstreme que usted está conmigo. Demuéstreme que no estoy solo. Y ya. Me limpié las lágrimas frente al espejo. Me sentí como un imbécil, dije: ‘¿Qué estoy hablando yo? A mí nadie me está escuchando’”, compartió.
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Poco después, mientras caminaba por la calle, se encontró con un hombre de avanzada edad que vendía artículos. Eran cerca de las 12 de la noche. Su reacción inmediata fue de sorpresa: “Este maecillo está aquí vendiendo y yo me estoy quejando como un imbécil”, pensó.
Decidió acercarse y darle un billete. Entonces, el vendedor reaccionó de forma inesperada: se rio. Esa respuesta, según dijo, le generó desconfianza, pues pensó que el hombre usaría el dinero con otros fines.
Pero la situación dio un giro. “Mete la mano en la bolsa, pone una cara seria, saca un papel y me lo entrega”, relató. El mensaje en el papel decía:“¿Qué deseas para tu vida? Esa es una buena pregunta. Muchas veces andamos sin saber a dónde. Decimos algo y no sabemos qué. Pero hay alguien que nos ama y desea lo mejor para nosotros. ¿Sabes quién? Es Dios”.
“En ese momento, mae, se me puso la piel chinita”, dijo Valverde.
Afirmó que su parte más racional le hizo pensar que tal vez estaba sugestionado. Sin embargo, la cercanía entre los hechos lo sorprendió, pues aseguró que no habían pasado ni dos horas desde su súplica.
“Quería contarles esto porque yo estuve desesperado en algún momento. Me sentí solo muchas veces. Desde ese día, hubo días de mierda, días buenos, días malos. Pero nunca volví a pensar que estaba solo. Nunca más”, concluyó.
