
Franco Listorti es un influencer argentino que recientemente visitó Costa Rica, y cuyo paso por suelo tico estuvo lleno de controversia. Luego del revuelo mediático que causó al tildar de “asquerosa” la Fanta Kolita, también criticó los altos precios que encontró en un supermercado.
Esto dio pie a que brindara una entrevista al programa Calle 7, de Teletica. Listorti conversó vía Zoom desde España, con el periodista Pablo Campos. Durante la charla, el influencer comentó que él y sus amigos quedaron sorprendidos de que “llenar el carrito” les saliera en $450.
“No entiendo cómo sobreviven, cómo hacen para sobrevivir, porque no solo la comida, sino que todo es caro ahí: la casa, el coche. Nos sorprende muchísimo como vive la gente”, comentó Pinchito Pancho, nombre que utiliza en redes sociales.
Según el argentino, los precios costarricenses exceden por mucho a los de Argentina, España y Estados Unidos.“De los viajes que hice, Costa Rica es el más caro, con diferencia”, sentenció.
De compras en Costa Rica
Hace unas semanas, el sudamericano llevó a dos amigos españoles a hacer compras en un supermercado y ambos no podían creer los precios de productos como papas tostadas y queso mozzarella en bolsa.
“Vamos a hacer nuestra primera compra y no sabe la sorpresa de los precios de Costa Rica”, dijo el argentino, acompañado por uno de los europeos.

Más adelante, en el mismo video, solo participan los españoles en una dinámica para adivinar los precios de algunos productos. Primero, uno le pregunta al otro cuánto cree que cuesta una bolsa de queso mozzarella.
Su amigo responde que entre $3 y $4 (¢1.515 a ¢2.020). Sin embargo, el precio registrado en el supermercado es de ¢7.220 ($14).
Después, el joven intenta adivinar el precio de una bolsa de papas tostadas y estima que cuesta $2 (¢1.100), pero la respuesta correcta es ¢2.950 ($5,36).
Al final compran varios artículos, entre ellos café, leche, atún, agua, tomates, granola y papas tostadas. La cuenta final asciende a ¢48.692 ($96,41).
“Definitivamente, me vuelvo a España”, concluye diciendo uno de los turistas al salir del supermercado.