Ser uno de los hermanos menores tiene sus ventajas. Cuando Pablo Vargas tenía unos 5 años, sus hermanos ya estaban más grandes, eran estudiantes y dejaban cuadernos con muchas hojas en blanco.
Entonces sus papás se los regalaban para que pudiera dibujar y, sin imaginarlo, estaban preparándolo para que se convirtiera en un gran artista.
Pablo recuerda que el hecho de que fueran cuadernos con renglones le permitían medir en proporciones figuras humanas y fue precisamente por eso que aprendió dibujar personas.
“Por ejemplo, yo decía: ‘la cabeza va a medir tres renglones, el tórax cinco renglones y las piernas siete renglones’ , uno cree que los renglones son como una limitante y para mí fue al contrario, yo fui trabajando la matemática y la proporción de las cosas y llenaba cuadernos entero así”, afirma el también fotógrafo y diseñador gráfico.
Este pintor es hermano menor de Tapado Vargas, el reconocido músico costarricense, quien forma parte de Editus y Malpaís. Y fue él uno de los que más impulsó su carrera como artista, regalándole libros.
Desde esa época, han pasado aproximadamente 30 años y el crecimiento del artista siempre ha sido constante y hoy sus obras están ante la vista de miles de costarricenses que transitan por las diferentes calles del país.
En los murales comenzó cuando tenía 16 años y era estudiante del Conservatorio de Castella. De hecho, recuerda que su primer mural lo hizo en el 2002, un homenaje a Arnoldo Herrera, fundador de ese centro educativo.
“Yo en realidad empecé con pintura en gran formato sobre lienzo, y mi primera exposición colectiva fue como a los 18 años con Mario Maffioli e Isidro Con Wong. Hacía pinturas de 4.5 metros de ancho por 1.90 metros de alto, eran lienzos grandes, entonces era dificilísimo ocultar mi trabajo a los espectadores, siempre estaban preguntándome y eso ayudó a que se me quitara la pena rápido y me motivó a trabajar en murales. Me fascina intervenir el espacio público”, cuenta.
Juanito
Aunque ha hecho muchísimos murales y todos son especiales porque tienen un significado importante, hay uno que tiene un valor añadido.
En Barrio Luján, en el centro de San José, sobre calle 7, está Juanito un imponente mural pintado en una casa esquinera. Este fue por muchos años el hogar de sus abuelos y siempre estaba rayada o llena de grafitis.
“Esta casa fue construida hace unos 50 años y la pared siempre había sido intervenida por todo mundo, menos por alguien de la familia y hace como seis años yo dije: ‘Tengo ganas de pintarla’ y no sabía qué pintar y me pareció que Juanito Mora Porras era una opción. Hablé con mis padres y les dije que iba a ser la prueba para ver cómo se comportaba la ciudadanía.
“En la noche cuando había acabado, se acercó un travesti y me dijo: ‘Le quedó muy bonita la esquina’ y a partir de allí me di cuenta que hace falta muchísimo color dentro de la arquitectura costarricense”, afirma.
Desde entonces, nadie ha vuelto a rayar la pared ni ha hecho grafitis encima de la pintura y, por el contrario, muchas personas se acercan para apreciar la pared y ahora la está restaurando no porque esté dañada, sino porque este amante de la luz le está añadiendo nuevos colores para que se vea aún más vivo.
“Ahora le estoy poniendo demasiado color, porque al principio queríamos ver si lo iban a rayar, pero nunca más lo volvieron a rayar; es decir, el cambio fue inmediato. Y es que ir caminando por la calle y ver esa pintura de frente, sin que nada se interponga, sin que nadie le diga ‘no pase de esa baranda’, y que usted la pueda tocar, de saber que esa pared es suya, que está en un edificio público, es como magia”, asegura.
También ha hecho obras para Coca Cola Company y ONG’s internacionales y una de sus más recientes obras y que ha sido muy importante se encuentra en la Biblioteca Pública de Tibás, lugar del que es oriundo y que logró intervenir a partir de donativos. Esta es una obra dedicada a los niños.
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“Cuando estaba pequeño, para mí era asombroso ver una pintura en gran formato, era como magia ver una pintura gigante y para la niñez esta es una pintura que está de tú a tú y de hecho estoy desarrollando un canal para que los niños aprendan dibujo y a pintar de forma muy interactiva y el primer piloto será con la Biblioteca Pública de Tibás”, explica el artista de 35 años.
Pero sus murales no solo están en Costa Rica. El artista también ha tenido la oportunidad de intervenir paredes en México.
Su obra se encuentra en el teatro Ángela Peralta, en Mazatlán, y la realizó como parte de la celebración del Día de Muertos y trató de plasmar su esencia criolla.
“En diferentes lugares del mundo la voz de un costarricense es muy bien escuchada, tenemos mucho que decir y en México reconocieron el paisaje, con colores del Caribe costarricense, y me decían: ‘Pero estos son colores muy diferentes a los mexicanos’, y yo les decía: ‘Es que yo soy costarricense y no mexicano'”, afirma entre risas.
Multicolor
El pintor siempre ha buscado que sus obras estén llenas de colores vivos y diferentes, porque dan vida y él es amante de la luz.
Por ello, asegura que a los edificios costarricenses les hace falta mucho color.
“A los ticos no nos hacen falta paredes, lo que pasa es que tenemos una arquitectura abandonada con una falta de carácter, somos muy nómadas en ese sentido, construimos paredes grises porque así son y las pintamos de colores que hay. A los ticos no nos hace falta querer algo, nos hace falta apropiarnos de nuestros espacios”, dice.
Y es que, según el artista, todas las obras más que un mensaje dejan una sensación. Y afirma que esto va más allá del apoyo al arte.
“El arte no necesita apoyo, es decir, yo no hago arte para que las personas me apoyen, yo lo hago porque me fascina, lo que pasa es que lo hemos enviado a donde no es tan bien escuchado, o donde hay demasiada burocracia para poder enviar el mensaje”, detalla.
Haciendo un recorrido por su trabajo, Vargas asegura que a lo largo de su vida ha ido quemando etapas y todas le han ayudado a convertirse en el artista que es hoy. Por ello afirma estar en la etapa de la satisfacción, de disfrutar lo que hace sin parecerse a nadie, de ser solo él y eso lo impulsa aún más para continuar realizando grandes obras, siempre alegres y llenas de mucho color.
Ahora trabaja en un nuevo proyecto que será muy grande, y aunque no puede revelar mayores detalles aún, afirma que los ticos se sorprenderán.