Conocido y reconocido por ser uno de los integrantes de la agrupación Ragga by Roots, junto a Huba, Roba y Mr. G, el cantante y locutor costarricense Paco Jiménez trascendió la música, a Costa Rica y también a sus fronteras personales.
El artista nacional se convirtió en voz y rostro infaltables en grandes producciones estadounidenses. Por ejemplo, para el filme Happy Feet (2006), le enseñó a rapear al premiado y fallecido actor Robin Williams.
Además, Paco colocó su música en producciones televisivas de la talla de Desperate Housewives, CSI: Miami y Sex and the City. Y, por si fuera poco, en sus más recientes trabajos destacan series como El Chapo, de Netflix -como la voz del Chapo joven en los primeros capítulos de la primera temporada-, en The Mandalorian, de Disney+, es un extra recurrente, y también ha prestado su voz para las direcciones en la aplicación Waze.
Todo eso y mucho más. Paco, como se diría popularmente en Costa Rica, la ‘ha pegado’ en Estados Unidos.
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Fue a finales de la década de los años 90 que Paco, con sus otros tres colegas, dieron de qué hablar en la música nacional con una propuesta cargada de fusiones de ritmos y géneros. Ragga by Roots fue idea de Paco, pero al crear mancuerna con sus compañeros, la agrupación logró posicionarse en puestos importantes de la radio y en el gusto del público. Pero al acabarse el éxito musical en suelo tico; Paco quería más y por eso decidió ir a buscar el famoso “sueño americano” a Estados Unidos.
Había dos líneas en el camino: la de la música y la de la locución. Paco, antes de lanzarse como cantante con Ragga, ya había dado grandes pasos en la locución comercial y también en la radial. Sus inicios en la industria de las artes y el entretenimiento datan de cuando apenas era un joven de 18 años, cuando grabó las voces para su primer comercial nacional: uno de pollo Kimby.
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“Yo trabajaba en Embotelladora Tica, era montacarguista y también estudiaba de noche en el Liceo de Costa Rica para sacar mi bachillerato. Óscar Jiménez y Gustavo Arrieta, dos amigos de Ciudad Neily, trabajaban en la agencia McCann Erickson y me llamaron para que probara en las voces de la gallina, del chancho y la vaca para ese comercial”, recordó entre risas.
La cuestión es que sus amigos conocían de la facilidad para hacer imitaciones de Jiménez, pero también del buen humor del que siempre ha gozado. “Las payasadas de chiquillos han servido para algo”, agregó.
Tras esa experiencia llegó a la vida de Paco otra buena oportunidad. Trabajó en una empresa llamada Producción Creativa, allí, al principio, laboraba “jalando” cables y montando equipo para las producciones, luego fue ascendiendo hasta llegar al cuarto de edición, haciendo la mezcla de videos y audios para los comerciales. Paco recuerda a quienes lo ayudaron a dar sus primeros pasos con mucho respeto y agradecimiento: sus amigos y el empresario Dennis Castro (de Producción Creativa) son parte de la historia.
En el camino apareció el chance de ser la voz para la marca Bancrédito y, posteriormente, siguieron llegando contratos de otras empresas. “Empecé a hacer muchos anuncios para todo tipo de marcas del país, llegué a hacer un promedio de ocho a diez comerciales por semana”, recordó.
Ragga, el éxito y el impulso
Conforme fue tomando experiencia en la producción musical y de publicidad, Paco llegó a trabajar como locutor freelance en Radio Uno, allí aprendió de compañeros experimentados como Luigi Villalobos, Tony Bertarioni y hasta de Juan Manuel Vargas.
Para esos años, la espinita de la música ya picaba fuerte en Paco. Estaba muy interesado en el rap, así que ideó un formato de grupo para llevar su intención a la realidad.
“Con Ragga by Roots rompimos el esquema que se venía dando en el país, musicalmente hablando. Número uno: éramos un grupo nacional con dos negros y dos blancos, eso era muy raro. Número dos: cantábamos en spanglish y número tres: éramos muy chiquillos. Estábamos muy frescos, todos pollitos cantando rap en inglés y español y éramos ticos. Había mucha frescura en el grupo y la gente joven se volvió loca. Hasta la fecha creo que no ha habido un grupo como Ragga by Roots en el país”, dijo Paco.
“Los cuatro nos unimos y armamos mejor la idea inicial, fue un trabajo en conjunto, una buena combinación de cuatro cabezas pensando en un proyecto”, agregó.
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Cuando se lanzó el sencillo Jump to the Sound, la presentación del grupo en sociedad, llegó rápidamente el éxito. El tema sonó en Radio Uno y luego llegó a 103, lo que pronto colocó al grupo en el ojo público convirtiéndolo en uno de los artistas favoritos de la juventud costarricense del momento.
“Puedo asegurar que Ragga by Roots fue como mi universidad, me ayudó a entender un poco lo que era la fama -porque aunque seamos un país pequeño, tuvimos fama-. Eso me quedó grabado de por vida, me marcó y me impulsó a buscar más opciones, nuevos horizontes”, explicó el artista.
El Chapo, The Mandalorian y todo lo demás...
Después de Ragga by Roots, Paco empacó sus sueños y se fue a probar suerte a Los Ángeles. Se aventuró con quien en ese momento era su novia, que a la postre se convirtió en su mánager y su esposa.
“Ella era muy buena en todo lo administrativo, en los números. Me dijo que yo era buen locutor y bueno en la música, que tenía dos carreras para probar en cuál de las dos pegábamos”, contó.
Así fue como Paco y su pareja se fueron a Estados Unidos. El artista llevaba como carta de presentación el disco Education Fa Ya Ear, de Ragga by Roots y La zafra amarga, una grabación en solitario.
“Fuimos a tocar puertas y para mi sorpresa lo que gustó en Estados Unidos fue mi disco como solista. Así fue como empecé. Mi primer concierto fue un showcase en el bar The Viper Room, de Johhny Depp. Debi Nova fue mi corista, ella era una chiquilla, estaba recién egresada de la universidad”, narró el artista.
Para esa ocasión, Paco ya contaba con el apoyo de la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Publicistas (ASCAP, por sus siglas en inglés). La organización le proporcionó músicos de primera línea para esa presentación y así fue como su nombre comenzó a sonar con más fuerza en Los Ángeles.
“Ese día llegó el empresario Miles Copeland (The Police, Sting). Después de conocerlo, una empresa pagó por los derechos de mis canciones y las empezaron a colocar en shows de televisión como CSI: Miami, Desperate Housewives, Six Feet Under y The Oprah Winfrey Show. Me pagaban regalías por mis canciones, todo se dio muy rápido”, expresó.
Después llegaron más y más contratos. Paco fungió como la voz del canal Fox Kids durante más de seis años, también fue contratado como locutor oficial en la cadena de televisión Telemundo y, además, realizó trabajos comerciales para marcas como Toyota, McDonald’s y Carl’s Jr. “La música estaba generando, la locución también. Estaba viviendo el sueño americano en cuestión de seis años”, dijo.
Después de los ataques terroristas del 11 de setiembre, en 2001, el trabajo empezó a escasear por la crisis. Ese fue el momento en que Paco tomó la decisión de volver a casa, sentía que ya había llegado a lo más alto que podía aspirar, tomó sus cosas, a su familia y se devolvió a Costa Rica. Se instaló en “una jungla en Ciudad Colón” durante cinco años, desde allí hacía algunos trabajos para Telemundo y otros clientes. Se puso un bar y luego una pizzería, pero no le fue nada bien y, después de ese tiempo, sintió que era necesario regresar a Estados Unidos.
“Cuando volví a Costa Rica yo quería eso, estar tranquilo. Tenía la plata para estar cinco años disfrutando, tirándomela rico en mi país, disfrutando de lo que Estados Unidos me había dado”, aseveró.
Paco y su esposa se divorciaron, así que el retorno a tierras norteamericanas lo hizo él solo. Volvió a empezar de cero, a tocar puertas y a buscar oportunidades. Para gracia de él, los buenos contactos que había dejado estaban felices de verlo volver.
Mientras Jiménez estudiaba actuación y canto, la influencia de mánagers y representantes hicieron que nuevos contratos empezaran a llegar.
“Me llamaron de Facebook para hacer canciones y locución, también de Google para hacer la voz del buscador, así como de Waze. Mientras estudiaba actuación vino la oportunidad de entrar a una agencia, lo vacilón es que yo andaba como un hippie, con barba larga y todo. Eso fue lo que llamó la atención para que me buscaran para participar en The Mandalorian”, afirmó.
“The Mandalorian es lo más grande que hice desde Happy Feet. Cuando llegué al set de Star Wars me quedé impresionado. No es que me dieron un papel protagónico, ni mucho menos, pero era un extra con privilegios”, explicó. Paco trabajó como extra en la afamada producción de Disney+ durante cinco meses.
La actualidad
Hace pocas semanas Jiménez estaba en Costa Rica. Vino a grabar una serie de comerciales para una empresa y a realizar algunas escenas de la película Droga, que se está grabando en nuestro país.
Pronto volverá a Estados Unidos a seguir con sus contratos y trabajos para empresas como Honda. También, tiene entre manos una campaña nacional para evitar el consumo del cigarrillo, promovida por el gobierno estadounidense.
Pero, en particular, existe un proyecto que para él significa mucho. Se trata de un emprendimiento llamado Jungle Warriors Recicling.
“Es un programa de educación, limpieza y reciclaje en playas y ríos que vamos a implementar en Costa Rica. Hay una compañía norteamericana muy fuerte que nos está respaldando. La idea es montar un centro de reciclaje de plásticos que encontremos al limpiar ríos y playas”, explicó.
Jiménez quiere aprovechar sus contactos en el medio del entretenimiento para devolverle a la vida algo de lo mucho que ha recibido.
“No sé en qué momento han pasado tantas cosas. Me da risa porque yo sigo haciendo las mismas ‘payasadas’ del colegio, pero ahora me las pagan. Soy el mismo mae con el que todos mis amigos se reían cuando hacía imitaciones del director o la profesora del colegio.
”Veo a Paco como un personaje fuera de Édgar Francisco (su verdadero nombre), un personaje en el que yo he creído mucho. Es ese Paco al que la mamá trabajadora le pudo regalar una guitarra cuando chiquillo y que se grababa haciendo voces en una grabadora del tío”, comentó.
Para Jiménez, justamente, ese ha sido el secreto de su éxito, un éxito que no pregona, pero del que se siente orgulloso. “Tiene que existir apoyo de los padres para esos niños o jóvenes que toman una bolita de barro y hacen una casita, eso puede resultar en el mejor escultor del mundo, pero se necesita apoyo. Es importante saber que se puede vivir del arte, del baile, que uno puede vivir de ser DJ y no necesariamente de profesiones convencionales”, finalizó el artista.