El triunfo de Brenda Castro en el Miss Costa Rica 2015 y su posterior participación en el Miss Universo de ese año no consumieron la mecha que la guapileña encendió en el 2008, cuando debutó en los concursos de belleza.
Aunque tradicionalmente las chicas que conquistan el título del certamen nacional concluyen su paso por esas lides, no es el caso de Castro.
Cuatro años después de su singular reinado en el Miss Costa Rica, Brenda aceptó que las ansias por volver a participar en un concurso de belleza estaban intactas, dando pie para que, a mediados de marzo, los administradores en el país de la franquicia Miss Grand International la eligieran como la abanderada tica en esa competición internacional.
Con ello Brenda no solo se acreditaría una corona más de las varias que suma como reina de belleza, sino que representaría nuevamente a Costa Rica en un certamen élite de belleza.
El Miss Grand International nació en Tailandia en el 2013. Impulsado por su país de origen, donde la belleza de la mujer y su participación en esos procesos se celebran por todo lo alto, el concurso se instaló con rapidez entre los cinco principales certámenes de belleza del mundo.
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La relevancia de la plataforma también la impactó el concepto de belleza que premia, que va más allá de las características físicas: importantes sí; pero no determinantes para el título.
Según la página web del Miss Grand International, el certamen juzga la belleza integral de las participantes, entendida esta como las cualidades físicas, la elegancia, la personalidad, el porte, el pose, la comunicación y la seguridad que exhiban cada una de las candidatas durante la competición internacional, que este año reunió a 59 chicas de distintos países o territorios autónomos.
Además, el concurso destaca por promover la paz entre todos los países del mundo y a lo interno de cada nación, de ahí que para esta edición la organización internacional eligiera Venezuela como sede del certamen, cuya final está programada para el viernes 25 de octubre, a las 5 p. m., hora de Costa Rica.
A la capital del país suramericano –sumido en una crisis económica, política y social por el régimen Chavista-Madurista–, Castro viajó el miércoles 9 de octubre para ponerse a las órdenes de la organización internacional.
Desde su arribo a Caracas (Venezuela), la limonense comenzó a destacar entre el resto de sus contrincantes no solo por su belleza, sino también por la gran simpatía que ha exhibido –muy característico en ella–, la elegancia con la que ha deslumbrado en las diferentes actividades del concurso y el “pura vida” con el que ha salpicado su paso en esa competición.
Previo a ese periplo y a empezar a mostrar las cartas bajo la manga que lleva para hacerse con el prestigioso reinado, quien se coronara contra todo pronóstico en el 2015 como Miss Costa Rica, conversó con Viva de esta nueva etapa. Aquí parte de la conversación.
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No es usual que una chica participe en concursos de belleza luego de ganar un Miss Costa Rica. ¿Qué marcó su decisión de volver a vivir un proceso de ese tipo?
Cuando me invitaron a participar lo valoré y decidí que no me quería limitar a nada. Estoy en la edad de poder representar al país en un concurso de misses (tiene 27 años). Tengo disposición, ganas, experiencia y posibilidades; por eso tomé la oportunidad. Quise volver a sentir lo que significa estar en un escenario, esa ansiedad, esa pasión que siempre me ha llamado la atención de los certámenes de belleza. A mí me mueve y me emociona todo lo relacionado con este mundo y se me despertó ese sentimiento otra vez.
¿Cómo fueron los últimos días antes de viajar a Venezuela para iniciar la competición?
Aunque suene trillado, tengo sentimientos encontrados. Esta última semana (la de los primeros días de octubre) fue de mucho corre corre, pero de mucha ilusión. Me motiva e ilusiona volver a representar al país. No he estado asustada ni nerviosa, pero sí muy ansiosa de que quiero que todo salga bien.
Este proceso que está viviendo ahora, ¿en cuánto difiere respecto al que tuvo para el Miss Universo?
La diferencia es bastante porque para mi año del Miss Costa Rica se suponía que no iba a ir al Miss Universo. Fue el año del tema de Donald Trump, sus aspiraciones políticas y el ataque a los latinos. Fue faltando dos meses y medio para el Miss Universo que Trump se alejó de la organización y solo tuve ese tiempo para hacer absolutamente todo. Distinto a esta ocasión, en la que tuve un margen de seis meses para prepararme con un equipo muy atento y pendiente de mis necesidades y cuidados. También hoy soy una mujer más madura, que enfrenta las situaciones mucho mejor que antes. Estoy más preparada a nivel psicológico y emocional, a nivel físico y, además, me siento mucho más segura.
¿Aquel vaivén de que si iba o no a competir en el Miss Universo le dolió? ¿Sufrió?
Sí claro, porque desde mis 15 años me visualicé como Miss Costa Rica. Gané con 22 años y parte de esos planes era el Miss Universo y que el año en que tenía que competir ahí fuera el afectado me dolió un poco, pero en medio del proceso me resigné. Si tenía que ver el concurso por tele, así lo haría porque soy muy obediente. Pero sí, como ser humano me afectó y me dolió. Al final, gracias a Dios, pude competir allá.
¿En algo afectó su desempeño en el Miss Universo esa decisión tardía de viajar a la competencia?
Pudo haber incidido porque me atrasé mucho con respecto a las otras candidatas, pero tampoco es que haya considerado esa situación como la responsable de que no haya clasificado a ningún top. Yo estaba comprometida con una agenda de trabajo social que iba a desarrollar en mi año como Miss Costa Rica.
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¿Su preparación para participar en el Miss Grand International en qué se basó?
Acostumbro cuidarme de manera integral. Me enfoqué mucho en la parte de seguridad y estabilidad emocional porque con la experiencia que tengo sé que hay que mantenerse fuerte hasta la final. Esas chicas que no se dejan intimidar por nada, son las que se mantienen firmes en la final, y yo quiero estar ahí. También le puse mucho énfasis al inglés como segundo idioma. Es respetable en estos concurso de que como latina no tenga que hablar a la perfección ese idioma, pero uno de los requisitos de este concurso es que la ganadora, al menos, tenga conocimientos básicos en inglés. El proceso también implicó entrenamiento y una dieta muy estricta.
¿Cuál es el mensaje que usted como representante de Costa Rica quiere dejar en el concurso?
Desde que investigué este concurso me llamó la atención que su causa social es un alto a la guerra y a la violencia de cualquier tipo y mi mensaje irá en la dirección de promover la paz. He estado trabajando en discursos que, posiblemente, tendré la oportunidad de dar porque las candidatas que avancen en las etapas de clasificación tienen que emitir mensajes en esa dirección. Mis mensajes serán para promover la paz, el crecimiento espiritual, la educación a las nuevas generaciones… Siento que es una responsabilidad que tenemos nosotros los adultos con las nuevas generaciones.
¿Entonces se siente una firme aspirante al título?
Sí. Si no pensara de esa forma nada iría a hacer al concurso. Primero, hay que ser muy positivo; y segundo, hay que tener confianza de lo que uno es y representa. Mi perfil calza bien entre las finalistas, si juzgamos por las chicas que han disputado el concurso en las últimas ediciones. Perú, Paraguay, Cuba… son países que han ganado el concurso frente a potencias en esos certámenes como Filipinas o Tailandia, Venezuela o Estados Unidos. Han ganado países que uno no se imagina y entonces eso da la oportunidad para que muchas demostremos de lo que estamos hechas. Quiero que se perciba mi emoción y mis ganas por estar en esa competencia.
¿Qué le han dicho sus allegados sobre este regreso suyo a los concursos de belleza?
Todos están emocionados por mí, porque saben que esto me apasiona, que me hace sentir viva y que me gusta. Mami es como la que más anda conmigo, y papi, desde la casa, me dice que reza por mí. Papi me dijo que me iba a ir superbien. Mis tíos, primos, hermanas… ¡uy! cuento con mucho apoyo, de ese apoyo que uno necesita.
¿Alguien de la familia la va a acompañar?
Mami no se ha perdido ni uno solo de mis concursos y ella estará conmigo. Llega el 23 de octubre. Yo le dije que lo pensara bien porque hay que considerar el hecho de que no es un país que la esté pasando bien, pero he hablado con gente venezolana que me ha dicho que tampoco es tan así de peligroso. La organización también está comprometida con cuidarnos bastante en cuanto a seguridad por el clima política y social que tiene Venezuela en este momento.
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¿Qué le parece que ese país haya sido elegido como sede?
Me parece una buena decisión por ese mensaje de paz que busca dar el concurso a todo el mundo.
Recuerdo que cuando ganó Miss Costa Rica, usted dijo que quería ser recordada como “la reina del pueblo”, principalmente por su humildad y sencillez, y eso lo ha sostenido en el tiempo. ¿Cómo hace para que el reconocimiento popular y el éxito que parece tener no hayan impactado esa esencia?
Son valores inculcados, de mi personalidad y de la forma en que veo las cosas. Tengo mucha gente que me mantiene ubicada: mis papás, mi círculo de amistades, gente que me apoya y que cree en mí, todos ellos son personas a quienes cuido y no quiero defraudar. Esta esencia es parte de mi crecimiento personal y espiritual. Siempre me mantengo muy ubicada y trato de disfrutar las oportunidades que la vida me presenta guiada, eso sí, por lo que he sido toda mi vida.
Créditos:
Fotografías: Pablo Sancho (@photo_by_pablo). Vestuario: Kevin Rojas (@kevin.roojas). Maquillaje: Fabián Alvarado (@fabian.alvaradoc).