
Costa Rica y sus tierras esconden grandes secretos, los cuales son ricos en historia. En este caso, la riqueza es musical, luego de que los Museos del Banco Central de Costa Rica anunciaran que la exhibición Primero fuimos música ya está disponible.
La muestra presenta más de 60 instrumentos sonoros que datan entre el 500 a.C. y el 1500 d.C. Estas piezas revelan una tradición acústica compleja y diversa, fruto del conocimiento técnico de las comunidades que los elaboraron.
El proyecto surgió en 2015 con la primera entrega de La Metáfora de los sonidos, que acercó al público a la clasificación de los instrumentos arqueológicos de la colección del Banco Central.
En esta nueva edición, la investigación se amplía por el trabajo conjunto de las arqueólogas Priscilla Molina y Mónica Aguilar, junto con el músico e investigador Luis Porras, especialista en tradiciones orales indígenas y director del Proyecto Jirondai.
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El equipo utilizó técnicas de arqueomusicología. Para ello se basó en estudios arqueológicos previos, en el análisis morfológico y acústico de piezas pertenecientes al Banco Central, al Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Costa Rica y al Museo Nacional.
También se incorporaron datos etnográficos de comunidades indígenas y representaciones de intérpretes plasmadas en la cerámica. Con la arqueoacústica experimental se probaron los modos de ejecución de los instrumentos, se registraron sonidos de alta fidelidad y se analizaron sus espectros y timbres.
“Se grabaron sonidos con diferentes micrófonos y se aplicaron programas de análisis espectral. Así se estudiaron fenómenos como armónicos, subarmónicos, batimientos y multifonías”, detalló Porras en un comunicado.
El material sonoro se incorporó en un banco digital disponible para investigadores, músicos y creadores audiovisuales. Puede acceder dando click aquí.
Desde la arqueología, se concluyó que no hay registro de instrumentos antes del 500 a.C. Los más antiguos pudieron desaparecer al fabricarse con materiales perecederos. A partir de esa fecha, la evidencia se distribuye en distintas regiones, con mayor presencia en el Caribe Central y el Pacífico Norte.
Los aerófonos son los instrumentos predominantes. Incluyen flautas, silbatos y ocarinas, muchos con formas de aves como palomas y pavones. Esa recurrencia sugiere que existió un interés por imitar los sonidos del entorno natural, explicó el comunicado del Banco Central.
También se identificaron idiófonos como sonajeros y bastones de entrechoque, así como membranófonos, tambores de membrana y figuras que representan murciélagos, saínos y monos.
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La exhibición combina los instrumentos con recursos audiovisuales para explicar cómo funciona el oído, la clasificación de cada pieza y los fenómenos acústicos registrados. El recorrido se complementa con estaciones interactivas, un musicograma, cantos indígenas y material bibliográfico. Además, se ofrecerán talleres y conferencias.
La exhibición se mantendrá abierta hasta agosto de 2026.
