
James Bowen vivía en condición de calle en Reino Unido y enfrentaba una fuerte adicción a las drogas. Su vida tomó otro rumbo en 2007, cuando encontró a un gato abandonado con heridas visibles. Durante varios días pensó que era de algún vecino. Al no ver señales de que alguien lo reclamara, decidió llevarlo a una veterinaria y adoptarlo. Lo llamó Bob.
Esa decisión se convirtió en un punto de inflexión. Bob se volvió su compañero constante y motivación para dejar la heroína. Desde entonces, el felino lo acompañó en sus presentaciones callejeras en Covent Garden y en la venta de la revista The Big Issue, dirigida a personas sin hogar.
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Una vida marcada por la adversidad
Bowen nació en 1979 en Surrey, Inglaterra. Tras el divorcio de sus padres, se mudó a Australia, donde abandonó la secundaria por problemas de acoso escolar. En 1997 volvió a Londres, pero sin un entorno favorable. Terminó viviendo en las calles y cayó en el consumo de heroína. Además, recibió diagnósticos de TDAH, esquizofrenia y depresión.
En 2007, mientras asistía a un tratamiento de rehabilitación, conoció a Bob. Su presencia marcó el inicio de una nueva etapa. Con el tiempo, su historia se volvió popular en redes sociales gracias a las fotografías de Bob sobre sus hombros mientras trabajaba en la calle.
Del anonimato al éxito editorial
La atención que generaron las imágenes llegó a un periodista del Islington Tribune. Posteriormente, Bowen firmó un contrato editorial para contar su historia. En 2012 publicó su primer libro: A Street Cat Named Bob (Un gato callejero llamado Bob). Esta obra se tradujo a más de 30 idiomas y fue adaptada al cine.
La venta del libro y sus secuelas lo convirtieron en una figura reconocida y millonario. Gracias a sus ingresos, compró una casa y pudo dejar definitivamente las calles.
La muerte de Bob y su legado
En 2020, Bob murió atropellado por un automóvil. Bowen anunció su fallecimiento en redes sociales y expresó que ese gato había salvado su vida.
Con el paso del tiempo, continuó recordándolo con homenajes anuales en la estatua ubicada en Islington Green, lugar emblemático para ambos.
Bowen declaró que Bob no solo le brindó compañía, sino que le dio propósito. Su historia conmovió a millones de personas en todo el mundo y dejó una huella imborrable tanto en su vida como en la de muchos lectores.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
